Miguel Ángel Fernández/CAMBIO 22

BACALAR, 29 de enero. La Laguna de los Siete Colores, joya natural del sur de Quintana Roo , enfrenta un deterioro importante debido a la acumulación de sedimentos y la obstrucción de sus flujos naturales.

De acuerdo con María Luisa Villarreal Sonora, investigadora especializada en sistemas lagunares, las zonas poco profundas a lo largo de los ocho kilómetros de franja urbana se están llenando de sedimentos, afectando la calidad del agua. Además, la proliferación de estromatolitos –formaciones calcáreas creadas por cianobacterias– está bloqueando los canales de salida, provocando un estancamiento similar al de una piscina sin drenaje. 

 

Mantenimiento, clave para la conservación

La falta de circulación y oxigenación del agua ha provocado un oscurecimiento en la orilla de la laguna, en contraste con las tonalidades turquesas del centro. Sin embargo, el balneario ejidal “Mundo Mágico” se mantiene como una excepción: allí, los habitantes han implementado por cuenta propia medidas de limpieza y oxigenación. “Esto demuestra que la comunidad sabe cómo cuidar su laguna”, subraya Villarreal Sonora.

Uno de los mayores obstáculos para la conservación, advierte la especialista, es la idea errónea de que la laguna debe permanecer intacta. Esta percepción ha llevado a la inacción de propietarios y prestadores de servicios, permitiendo que el ecosistema se degrade sin intervención.

“Es fundamental remover el sedimento acumulado, retirar el lirio acuático y oxigenar el agua. Mientras menos se mueva, más se deteriora”, enfatiza. 

Gestión ante la SEMARNAT

Ante esta situación, un grupo de especialistas ha sostenido reuniones con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para impulsar un programa de mantenimiento que involucre a todos los actores locales. Prestadores de servicios turísticos respaldan la iniciativa y piden una estrategia clara que garantice la conservación del ecosistema sin comprometer la actividad económica de la región.

María Luisa Villarreal Sonora, autora del libro “En Defensa de la Laguna de Bacalar”, ha documentado ampliamente los riesgos que enfrenta este cuerpo de agua y las controversias en torno a su manejo. Advierte que ciertos enfoques de conservación han sido utilizados para justificar el despojo de tierras, mientras que la falta de mantenimiento real sigue agravando el problema ambiental.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

JFCB

 

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