🔊 Escuchar la nota

 

• Despacho 14

 

• El Violento Oficio de Escribir

 

• Crónica del país que aprendió a administrar el desorden

 

Alfredo Griz / CAMBIO 22

México y la fábrica nacional del desorden.

México no pierde dinero: lo desangra. Y lo hace con la disciplina meticulosa de una maquinaria aceitándose a sí misma. Cada año, la Auditoría Superior de la Federación registra miles de millones de pesos desviados, ocultos, desordenados o simplemente desaparecidos. No es una anomalía. Es la lógica de operación del país.

La corrupción no es la enfermedad: es el sistema operativo.

Las cifras sirven solo como un recordatorio del tamaño del abismo. Entre el 5% y el 10% del PIB nacional se evapora en prácticas que ya nadie intenta disimular. Solo en 2025, con un PIB estimado de 25 billones de pesos, más de 1.25 billones podrían estar directamente vinculados a corrupción. Un país entero—Costa Rica, Panamá, Uruguay—cabe dentro de ese monto perdido.

Aun así, México sigue como si nada.

Porque este país administra sin supervisar, gasta sin comprobar y asigna sin planear.

Desde 2020, las auditorías repiten exactamente el mismo guion. Años distintos. Gobiernos distintos. Programas distintos. La mecánica criminal idéntica.

Y en ese desorden cuidadosamente protegido por políticos, burócratas, proveedores y operadores financieros, hay un estado que funciona como microscopio: Tlaxcala. El más pequeño de la República. El que debería ser más fácil de vigilar. El que muestra, con brutal nitidez, que el problema no es de tamaño, sino de diseño.

La anatomía de la corrupción: cómo funciona la maquinaria nacional

La ASF no escribe reportes técnicos. Escribe diagnósticos forenses.

Cada Pliego de Observaciones es un probable daño económico.

Cada denuncia es un reconocimiento de delito.

Cada expediente incompleto es una línea más en la autopsia del erario.

Entre 2020 y 2024, México acumuló más de 24 mil acciones de auditoría.

Una cantidad sin precedentes.

Una tormenta de irregularidades que ningún gobierno intentó detener.

Los números de 2024 podrían pasar por ficción, si no fueran tan repetidos:

• 6,969 millones de pesos observados.

• 5,823.5 millones sin aclarar.

• 5,161 millones sin justificar en gasto federalizado.

• 546 auditorías realizadas.

Y mientras tanto, 2023 cerró con:

• 563 millones en irregularidades nacionales.

• 457 millones en gasto educativo federalizado.

Todo repite la misma coreografía: montos enormes, expedientes incompletos, supervisión mínima, errores idénticos año con año. Y debajo de todo, la palabra que sostiene al sistema: impunidad.

Tlaxcala como síntoma

En 2021 el estado tuvo que aclarar:

• 49.2 millones en pagos excedidos del Congreso y la Secretaría de Educación.

• 136.1 millones en adquisiciones irregulares en Salud.

• 270.3 millones en pagos no validados en la misma área.

• 981 mil pesos en diferencias de contratos de obra pública.

Es el retrato perfecto del país.

Un estado diminuto, con estructura mínima… replicando el caos nacional con fidelidad absoluta.

El país que gasta sin comprobar

El desorden alcanza niveles tan altos que el propio Gobierno Federal dejó de publicar cifras completas. Aun así, los cálculos coinciden:

• 5,020 millones no localizados del gasto federalizado 2024.

• 282.4 millones sin comprobar en dependencias federales.

• 263.1 millones en inconsistencias económicas.

• 256.9 millones en desarrollo social.

Los expertos coinciden: esto es solo el 2% del total real.

Los sectores clave del país son exactamente los más contaminados:

Educación

• 91% de las auditorías nacionales con observaciones.

• 457 millones sin sustento solo en 2023.

Salud

• Tlaxcala sola acumuló 270 millones sin validar.

• Veracruz supera los 2 mil millones.

• A nivel nacional, las irregularidades suman 50 mil millones entre 2021 y 2022.

Programas sociales

El reino del desorden:

• Más de 147 mil millones en inconsistencias.

• Muertos que cobran.

• Padrones clonados.

• Prestadores fantasma.

• Empresas de paso convertidas en distribuidoras multimillonarias.

Infraestructura

La cuna del engaño:

• Obras que existen en papel, no en tierra.

• Contratos modificados fuera de norma.

• Proveedores con historial fiscal negro.

• Conceptos pagados sin ejecutar.

Tlaxcala replicó el modelo al centavo:

35.2 millones en daño probable en el FAM 2023-2024.

La conclusión es brutal:

todo el ciclo administrativo está podrido: planeación, ejecución, supervisión y comprobación.

Por qué no cambia: la lectura política del caos

No se trata de incompetencia. No se trata de falta de capacitación. El sistema está hecho para que falle, y se protege a sí mismo.

A. Fragmentación del dinero

La Federación manda miles de millones a estados sin capacidad técnica.

Los estados los distribuyen a municipios sin estructura mínima.

Se pierden comprobaciones.

Se multiplican las contradicciones.

Se normaliza el desastre.

B. Protección política

Más de 2 mil funcionarios investigados en 2025.

Menos del 9% sancionados.

La impunidad es regla administrativa, no excepción.

C. Normalización del error

La ASF repite advertencias.

Los gobiernos repiten fallas.

Los proveedores repiten esquemas.

Tlaxcala repite todo con un nivel de precisión quirúrgica.

La “Secretaría Anticorrupción”, mientras tanto, cuida su silla. No el erario.

Los grandes agujeros negros del país

México tiene cuatro fosas financieras:

1. PEMEX

Daño probable: 25 mil millones de dólares.

Contratos sin licitación.

Sobreprecios gigantescos.

Manipulación de auditorías.

Sobornos documentados en EE.UU.

Subejercicios por 49 mil millones.

Un rescate financiero de 250 mil millones de pesos sin garantía de supervivencia.

2. Dos Bocas

El monumento al sobrecosto:

• De 8 mil millones a 21 mil millones de dólares.

• Sobrecostos por 13 mil millones.

• Irregularidades por casi 607 millones de pesos.

• Redes de extorsión y fraudes dentro de la cadena de contratos.

• Sobornos del 10% al 30% normalizados.

• Y una arquitecta del desastre: Rocío Nahle.

3. Tren Maya

El proyecto que terminó tragándose a sí mismo:

• Sobrecostos por 341 mil millones.

• Irregularidades por 785 millones.

• Sobrepagos por 900 millones.

• Pérdidas operativas de 1,223 millones en 2024.

• Denuncias por corrupción en prácticamente todos los tramos.

Un tren que terminó siendo un agujero negro fiscal y ambiental.

4. Huachicol fiscal

Evasión documentada: 600 mil millones.

Denuncias activas: 16 mil millones.

Un caso sin fondo.

5. Segalmex

El fraude alimentario más grande de la historia moderna:

• 25 mil millones de pesos en irregularidades.

• Triangulaciones.

• Empresas inexistentes.

• Contratos duplicados.

• Subsidios sin rastro alguno.

Sumando todos los montos de los últimos años, el país perdió entre 720 mil y 980 mil millones de pesos.

Un gasto equivalente al presupuesto con el que México podría tener un sistema de salud al nivel de Dinamarca.
Literalmente.

Tlaxcala: el laboratorio perfecto del desorden nacional

Si Pemex es el naufragio, Tlaxcala es la lupa.

El estado más pequeño.

El más controlable.

El que debería tener problemas mínimos.

El que tiene exactamente los mismos vicios que la federación.

Entre 2020 y 2024:

• Casi 2 mil millones en irregularidades acumuladas.

• Becas entregadas a beneficiarios inexistentes.

• Padrones duplicados.

• Proveedores observados por el SAT.

• Obras pagadas sin ejecución.

• Expedientes sin firmas.

• Contratos adjudicados a empresas recién creadas.

• Actas firmadas fuera de plazo.

FAM 2024 fue un catálogo del desastre:

• Pagos por más de mil millones en conceptos no ejecutados.

• 2 mil millones en inconsistencias de apoyos alimentarios.

• 1,085 registros imposibles de validar.

Tlaxcala no se salió del molde.

Lo confirmó.

El país fabrica su propio caos, y Tlaxcala lo evidencia

México no necesita conspiraciones.

Tiene algo más peligroso: estructura.

Expedientes incompletos.

Reintegros tardíos.

Obras fantasma.

Proveedores intocables.

Padrones inflados.

Contratos clonados.

Auditorías ignoradas.

Una cadena perfecta de piezas mal ensambladas que generan exactamente lo que deben generar: corrupción constante.

Y Tlaxcala, pequeño, visible, auscultable, muestra esa maquinaria sin los grandes presupuestos que la ocultan en otras partes. Un país podrido a escala 1:20.

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

GPC/RCM