Unos seiscientos nostálgicos, la mayoría vestidos de negro, celebraron en Predappio el 102º aniversario de la Marcha sobre Roma del 28 de octubre de 1922.
La procesión atravesó la ciudad y llegó al cementerio de San Cassino, donde se encuentra la cripta de la familia Mussolini. Entre los presentes se encontraban Úrsula y Vittoria Mussolini, bisnietas del Duce.
El saludo romano en privado para evitar denuncias
Según los asistentes, Úrsula dio las gracias a los presentes y les pidió que guardaran un minuto de silencio y no hicieran el saludo romano en público. Durante la ceremonia, se leyeron las oraciones de la Auxiliar y del Legionario y, a continuación, la gente se puso en fila para entrar en la cripta.
Aquí tendría lugar el ritual del “presente”, que se evitaba en público para evitar problemas de orden público. El diario ‘Il Resto del Carlino’ informó de que algunos de los presentes expresaron su perplejidad y otros dijeron que el saludo romano se omitía’para evitar denuncias y tribunales, mejor hacerlo sólo en privado’.
La agencia Ansa escribió a continuación que los participantes abandonaron la ceremonia y se volcaron en las tiendas de recuerdos de la ciudad, situada en la provincia de Forlì-Cesena, en Emilia-Romaña.