Marco Rubio y Claudia; Nada para Nadie, el Narco Sigue Mandando en México
4 Sep. 2025
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El eco de la extradición: Sheinbaum, Rubio y la sombra del Mayo
Alfredo Griz/CAMBIO 22
En Palacio Nacional se desarrolló una reunión que no pasó desapercibida, aunque la anécdota pareciera mínima: Claudia Sheinbaum sentó frente a frente al secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio. El tema que flotó en el aire, aunque con palabras medidas, fue la captura y eventual extradición de Ismael El Mayo Zambada, viejo fantasma del Cártel de Sinaloa.
La presidenta aseguró que México no actúa bajo presiones de Washington, sino bajo lo que llamó “decisiones soberanas”. Explicó que el envío de capos hacia tribunales estadounidenses no es automático, que pasa por un filtro de seguridad nacional y que, en algunos casos, también se ha planteado lo contrario: exigir que ciertos criminales sean devueltos a México.

“Se habló de El Mayo, del porqué se tocó el tema, del repunte de delitos en Sinaloa… Rubio escuchó, no más”, dijo Sheinbaum en tono seco. Después, el silencio. Nada más se profundizó.
Pero la narrativa va más allá de un capo. La mandataria advirtió que extradiciones mal calculadas podrían desatar guerras internas entre facciones del narco. Y ahí desfiló la lista de nombres pesados: Joaquín ElChapo Guzmán, Rafael Caro Quintero y otros que, si se mueve una ficha, reacomodan todo el tablero.
La presidenta insistió: el Consejo de Seguridad Nacional es el que decide. No se trata de caprichos ni de complacencias diplomáticas, sino de evaluar dónde está el mayor riesgo para el país. “Si no hay amparos, se ejecuta de inmediato”, subrayó.

Entre drogas y armas: la otra frontera
La reunión también dejó claro que la guerra no es sólo por capos, sino por mercancías malditas que cruzan en ambas direcciones. Fentanilo y cocaína hacia el norte, rifles de asalto y municiones hacia el sur.
Sheinbaum detalló que se ha formado un grupo binacional de alto nivel —secretarios de Defensa, Marina, Seguridad, Fiscalía y Relaciones Exteriores, junto con sus pares en Estados Unidos— para medir, cada cierto tiempo, la magnitud del tráfico. El indicador, dijo, serán las incautaciones: si hay menos decomisos de droga en Estados Unidos, significa que México está conteniendo el flujo. Y viceversa: si aquí se decomisan más armas, entonces será responsabilidad de Washington frenar a los vendedores que nutren a los cárteles.
No habrá, por ahora, más tropas en la frontera, pero sí un ajuste fino en el despliegue de federales donde se detecten focos rojos.
La estrategia suena técnica, pero la realidad es que detrás hay una carrera contra reloj. Los capos siguen moviendo mercancía y dinero a un ritmo que rebasa los informes oficiales. México presume soberanía, Estados Unidos presume cooperación. En medio, la violencia sigue contando cadáveres.
Fuente Sistema de Notícias CAMBIO 22
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