Redacción/CAMBIO 22

Calatrava la Vieja, una ciudad de fundación islámica situada en el municipio español de Carrión de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real, fue la principal fortaleza de la Orden de Calatrava, una orden de monjes guerreros fundada a mediados del siglo XII a la cual se encomendó la defensa de los ataques musulmanes en el territorio al encontrarse en un importante cruce de caminos: entre Córdoba y Toledo, por un lado, y Mérida y Zaragoza, por otro.

Para llevar a cabo su cometido, los monjes guerreros de la Orden de Calatrava tuvieron que trasladarse a un castillo, situado sobre la cumbre de un cerro a orillas del Tajo, que era una de las mejores construcciones defensivas del centro peninsular: Zorita de los Canes, en la provincia de Guadalajara.

El Castillo de Calatrava la Nueva, y sus monjes guerreros

En el interior del recinto fortificado, la Orden mandó construir una necrópolis que se conoce como “corral de los condes”, donde los miembros de la Orden fueron enterrados hasta finales de la Edad Media. Algunas de estas tumbas han salido a la luz tras las excavaciones arqueológicas que allí se están llevando a cabo desde hace una década. Los cuerpos recuperados presentan claras evidencias de traumas, lo que confirmaría que algunos de estos hombres lucharon en las batallas que se libraron en Alarcos, en 1195, o las Navas de Tolosa, en 1212.

UNA DIETA PARA LA ÉLITE

Ahora, un estudio publicado en la revista Scientific Reports, liderado por Patxi Pérez-Ramallo, investigador del Instituto Max Planck de Geoantropología (Jena, Alemania) y la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología de Oslo, ha desvelado la dieta de 25 individuos, 23 hombres, una mujer y un bebé, que fueron inhumados en el castillo de Zorita entre los siglos XII y XV. Los análisis de isótopos estables de los huesos han revelado una pauta típica de la élite del período: una alimentación rica en aves (gallos, pollos, gansos, ocas) y en pescado marino a pesar de vivir en el interior de la península ibérica.

Los monjes guerreros de un castillo de Guadalajara revelan nuevos secretos  sobre la dieta medieval

“Ha sido un proyecto muy bonito ya que no existen muchas posibilidades de poder estudiar los restos de monjes guerreros que se hayan podido identificar, como estos. No solo por las evidencias de cortes o traumas, detectados por Carme Rissech (Universidad Rovira i Virgili), sino que nuestros análisis de la dieta han ido un paso más y han permitido ver la complejidad de la Orden. Hemos detectado a sus dirigentes, caballeros, además de otros individuos vinculados a la Orden y a la guerra. Todo esto a través de la dieta. Nuestro nuevo enfoque ha permitido identificar en mayor detalle qué tipo de alimentos consumían”, ha explicado Pérez-Ramallo.

Y es que, como se ha apuntado, los análisis muestran que la dieta principal de estas personas fueron las aves, en especial el gallo (Gallus gallus), aunque también se documenta un importante consumo de pescado, sobre todo marino, a pesar de que vivían al lado de un río. Los investigadores especulan que esto pudo deberse a que la Orden de Calatrava formaba parte de un grupo de las órdenes del Cister que promovía una restricción en el consumo de carne. Además de la carne y el pescado, la dieta de estas personas se basaba en la cebada y el trigo en lugar del mijo, que estaba destinado al consumo de las clases más desfavorecidas.

Los monjes guerreros de la Orden de Calatrava revelan los secretos de su  dieta

MARCAS DE GUERRA

En la necrópolis de Zorita de los Canes predominan los cadáveres de hombres adultos marcados por las heridas de arma blanca y por las lesiones recibidas por objetos contundentes. Los arqueólogos consideran que la presencia de miembros de la Orden de Calatrava es evidente y que la fortaleza se convirtió en uno de sus principales baluartes, además de ser el lugar escogido para enterrar a sus miembros más destacados.

Por lo que se refiere a los restos de la única mujer, de entre 25 y 30 años, localizada en el cementerio del Corral de los Condes, los investigadores sugieren que podría tratarse de una sirvienta del castillo y descartan, gracias a los análisis de isótopos, que se trate de la madre del bebé de unos ocho meses que también ha sido localizado en la necrópolis.

Los monjes guerreros de un castillo de Guadalajara revelan nuevos secretos  sobre la dieta medieval

“En general, nuestros resultados en los análisis de isótopos estables sugieren que el cementerio del ‘corral de los condes’ del castillo de Zorita de los Canes estaba destinado principalmente a caballeros y sargentos de la Orden, cargos ocupados por la alta nobleza, pero particularmente por la baja nobleza y la élite urbana. Sin embargo, los individuos con dietas más típicas de otros estatus sociales implican que el cementerio podría no haber estado reservado exclusivamente para la élite de la Orden, sino que también incluía a miembros de estatus inferiores. Considerando el papel de la Orden como mecanismo para el avance social, estos individuos masculinos pudieron haber sido miembros de la baja nobleza o de la élite urbana con menos medios materiales”, finalizan los autores del estudio.

 

Fuente: National Geographic

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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