• Omar García Harfuch habló con The New York Times sobre la agresiva ofensiva de los cárteles del país y de su relación con la Casa Blanca

 

Redacción/ CAMBIO 22

Cuando Claudia Sheinbaum fue elegida presidenta de México el año pasado, algunos cárteles podrían haberlo celebrado.

Es científica medioambiental, no policía. Y lo que es más importante, fue la sucesora que eligió Andrés Manuel López Obrador, el mandatario de izquierda cuya estrategia de seguridad —“abrazos, no balazos”— precedió a una de las peores oleadas de violencia de la historia de México.

Pero Sheinbaum tenía un as bajo la manga.

Cuando fue jefa de gobierno de Ciudad de México, eligió a un oficial de la policía federal llamado Omar García Harfuch para dirigir la secretaría de seguridad de la capital. Los homicidios disminuyeron aproximadamente un 40 por ciento durante su gestión.

Como presidenta, volvió a optar por García Harfuch, esta vez para combatir el crimen en todo el país.

Se trata de una tarea mucho más difícil. México alberga algunos de los grupos delictivos más poderosos del mundo, mismos que han superado todos los esfuerzos anteriores por derrotarlos.

Pero Sheinbaum y García Harfuch han liderado una de las campañas más agresivas contra los cárteles en más de una década, una campaña que ha mostrado los primeros signos de éxito. Según cifras del gobierno, los homicidios, los robos violentos han disminuido, aunque las desapariciones, los secuestros y las extorsiones han ido en aumento.

The New York Times habló con García Harfuch en su primera entrevista con la prensa internacional desde que, el año pasado, comenzó a liderar la estrategia de seguridad y protección ciudadana de México.

A continuación, presentamos extractos editados de nuestra conversación.

¿Qué está funcionando?

Que la presidenta de la República dirija el gabinete de seguridad todos los días es una diferencia tremenda. Por muchos años, vivimos una falta de coordinación entre las instituciones de seguridad, y eso afecta muchísimo.

Empieza en punto a las 6 a. m. Posteriormente, hay un tablero en el que se ven todos los homicidios. Si cambiaron, inmediatamente nos vamos a los municipios. Ahí mismo ella gira instrucciones. A nosotros nos facilita mucho la coordinación.

Pero a pesar del descenso de los delitos violentos, algunos mexicanos creen que el país es menos seguro. ¿Por qué?

Estoy convencido de que va a ser como en Ciudad de México. Primero empezamos a bajar los homicidios y robo de pasajeros. Una vez que empezó a bajar eso, tardó mucho en cambiar la percepción. Pero cambió.

Cuando nosotros decimos los 37.000 detenidos, las 300 toneladas de droga aseguradas y 1600 laboratorios destruidos, a veces nos cuesta que la ciudadanía sepa qué significa. Eso se traduce en miles de millones de pesos que dejan de ingresar a las organizaciones criminales. Y miles de millones de dosis de droga que se dejan de producir.

Ha dicho que para ello es necesario reforzar las fuerzas de seguridad. ¿Cómo sería?

Claudia Sheinbaum subió el sueldo a la policía de Ciudad de México en más del 60 por ciento. Y, al mismo tiempo, envió una iniciativa al Congreso para que le diera la facultad a la policía de la ciudad para investigar. Fue lo mismo que hizo ahora con nosotros a nivel federal.

Más capacidades legales. Más estado de fuerza. Mejores condiciones.

Es mejor tener 1000 policías bien equipados y capacitados que 4000 o 3000 mal pagados y mal capacitados.

¿Cómo es su relación con la Casa Blanca?

Cuando llega el presidente Trump, obviamente había una preocupación más clara de cómo íbamos a trabajar. Nosotros empezamos a explicarles el método de trabajo. Les enseñamos los resultados que se estaban haciendo.

Explicamos también que era muy importante alinear las prioridades, porque por muchos años México y Estados Unidos se ponían de objetivo solo un narcotraficante. Que era decir: “Ah, ya lo detuvimos”. ¿Y qué cambió? Nada.

Tener casos aislados, solo de personas aisladas, por más importantes que sean en una estructura criminal, no cambia nada. Nosotros lo que estamos haciendo es que pegamos en una estructura criminal abajo, en medio, arriba. Todo.

El presidente Trump ha dicho que le gustaría enfrentar a los cárteles mexicanos. Sheinbaum ha declarado que eso sería inaceptable. ¿Es algo que les preocupa?

No me preocupa porque tenemos una muy buena coordinación. Cada vez presentamos más detenidos, cada vez tenemos más objetivos detenidos, más droga asegurada, más laboratorios destruidos. Ellos mismos han dicho que entra menos fentanilo a su país. Nos preocuparía si fuera al revés.

¿Existe la posibilidad de que México y Estados Unidos puedan hacer operaciones conjuntas?

No veo para qué se requeriría. Lo que necesitamos es información. El intercambio es más que bienvenido, intercambio de inteligencia. Pero si yo voy a detener a un blanco…

(Suena un teléfono —dice que es Sheinbaum— y sale de la habitación).

¿Qué pasó?

Ahorita fue para decir: “Oye, necesitamos el delito de extorsión. Hay que disminuirlo”. Ella misma está recibiendo ahora a los empresarios medianos, los que sufren, los chicos. Eso para nosotros, no solo nos compromete, es una obligación dar resultados.

Han logrado debilitar al Cártel de Sinaloa. pero hay señales de que esto ha contribuido al fortalecimiento de sus rivales, el Cártel Jalisco Nueva Generación?

Esta lucha que han tenido entre los mismos integrantes del Cártel de Sinaloa no va a ser sostenible para ellos. En Culiacán, cuando nosotros llegamos, había convoys de camionetas. Hoy los homicidios se cometen de manera muy distinta. Es un carrito chiquito con dos, tres tipos arriba.

Porque estamos ahí, y esto obviamente debilita a este grupo. Pero los otros cárteles siempre van a querer tomar donde está el otro cártel débil.

 

 

 

 

Fuente: The New York Times

redaccion@diariocambio22.mx

AFC/RCM

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