• El Fondo Monetario Internacional pronosticó ayer que este año México crecerá 2.7 por ciento

 

Redacción / CAMBIO 22

El año pasado fue bastante inusual. Mientras la Secretaría de Hacienda de Rogelio Ramírez de la O pronosticó que la economía crecería hasta 3.5 por ciento, la mayoría de los analistas solía decir que no se alcanzaría ni 1 por ciento, sobre todo por las sombrías perspectivas de Estados Unidos, que supuestamente entraría en recesión. Todos se equivocaron, menos Hacienda.

Ayer supimos que el PIB creció solamente 0.1 por ciento en el último trimestre de 2023, lo que confirmó el optimismo de Hacienda para el año pasado, al ubicarlo anualmente arriba de 3 por ciento, pero reflejó la desaceleración que ha llegado y que muchos temen para el resto del año.

Lo anterior no son buenas noticias. Citibanamex aseguró que el dato revelado ayer estuvo “muy por debajo de nuestra estimación de 0.6 por ciento”, mientras que Banorte aseguró que “estas cifras implican que la economía cayó alrededor de 0.3 por ciento, mes con mes en diciembre, arrastrada por los servicios y la industria”.

A su vez, Banco Base dijo que el dato confirmaba“ una fuerte desaceleración de la actividad económica en los últimos tres meses de 2023”.

En 2024 habrá desaceleración económica. Esa no es buena noticia para el gobierno ni para Claudia Sheinbaum. ¿De qué tamaño será esta desaceleración? El Fondo Monetario Internacional pronosticó ayer que este año México crecerá 2.7 por ciento.

Pero hay instituciones más pesimistas, como Citibanamex, que estima un crecimiento de 2.2 por ciento “pero ahora con riesgos sesgados a la baja ante el lento desempeño del cierre de 2023”. Incluso si uno ve la encuesta que aplica ese banco a otras instituciones y que difundió 22 de enero se observa que ya desde hace semanas había quienes pronosticaban menos de 2 por ciento de crecimiento para México este año.

¿Será este un año de pesimismo? No lo creo. Más bien parece que se tratará otra vez más de un año mediocre, en el que la economía estará ligada al “aterrizaje suave” que experimentará Estados Unidos.

El problema, empero, podría ser que el crecimiento del PIB se saliera del rango de Hacienda hacia abajo; es decir, que rompa el piso de un crecimiento menor a 2.5 por ciento que se propuso el gobierno.

En ese caso tendría que haber un fuerte ajuste al gasto público si el presidente López Obrador no quiere dar motivos a las agencias calificadoras para cambiar la perspectiva de la calificación soberana.

Porque crecer menos significa recaudar menos impuestos, y no es ese precisamente el escenario que AMLO había imaginado.

 

Fuente: EL HERALDO

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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