Redacción/CAMBIO 22

Charles Étienne Brasseur de Bourbourg (1814-1874) fue un destacado abad flamenco del siglo XIX, cuya pasión por el estudio de las civilizaciones mesoamericanas lo llevó a realizar significativas contribuciones en el campo de la etnografía y arqueología. Su interés se centró en los pueblos mayas y aztecas, aportando valiosas teorías sobre sus orígenes.

Brasseur de Bourbourg sostenía que los mayas recordaban su tierra natal como un “continente ubicado en el Pacífico” que más tarde se hundió, al cual llamaban “Tierra de Mu”. Durante mucho tiempo, esta idea fue considerada una leyenda. Sin embargo, con el avance de la tecnología y la llegada de los satélites, se ha descubierto que esta teoría podría tener fundamentos científicos.

Investigaciones recientes han revelado que Indonesia y Australia son los remanentes de un continente mucho más grande, conocido como Sundaland. Este continente, que se encontraba en las aguas del Océano Pacífico, fue parcialmente sumergido hace unos 14,000 años debido a un aumento del nivel del mar en aproximadamente 140 metros.

Sundaland

La pregunta surge: ¿cómo supieron los mayas sobre este “continente hundido”? ¿Es posible que sus antepasados realmente provinieran de Sundaland?

El biólogo Kenneth M. Olsen, especializado en evolución vegetal en la Universidad de Washington en St. Louis, aporta pruebas que apoyan esta teoría. Olsen ha encontrado evidencia de que navegantes de las regiones de Sundaland y Sahuland viajaron a Panamá en América Central en tiempos precolombinos. Una prueba contundente de estos viajes es la presencia del cocotero en América.

Según Olsen, todos los cocoteros del mundo provienen de la India o de la antigua región de Sundaland. A diferencia de otras plantas, el cocotero no migra naturalmente a largas distancias y debe ser transportado por humanos para echar raíces en nuevos lugares. La presencia de cocoteros en Centroamérica en tiempos precolombinos sugiere que marineros de Sundaland llegaron a América antes que Cristóbal Colón y los plantaron allí.

Estas revelaciones nos invitan a reconsiderar la historia conocida y a aceptar que los mayas podrían tener razón sobre sus orígenes. Los estudios científicos continúan desentrañando el pasado, y cada nuevo hallazgo nos acerca más a comprender el verdadero origen de estas fascinantes civilizaciones mesoamericanas.

 

 

Fuente: Diario Cambio 22

redaccion@diariocambio22.mx

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