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Redacción/CAMBIO 22

Donde antes se veían filas de migrantes en fondas, tiendas, farmacias, hoteles, terminales y aeropuerto, hoy hay sillas vacías, así como negocios sin gente, luego que las largas caravanas que durante los últimos años abarrotaron Tapachula ya no se observan y con ellas también se fue el dinero que alimentaba a la economía de la segunda ciudad más importante de Chiapas.

La baja estadía de migrantes ha dejado una estela de consecuencias económicas visibles en cada esquina: comercios con ventas por los suelos, taxistas que no reúnen las cuentas del día, hoteles que solo tienen una ocupación del 20 por ciento y sus dueños desesperados, así como una cadena de empleos en riesgo.

Así como llegaron de forma masiva, los migrantes se están yendo. Algunos cruzaron hacia Centroamérica, otros han sido deportados o simplemente ya no ven a Tapachula como un lugar donde valga la pena quedarse.

La ciudad, mientras tanto, lidia con el vacío y no solo con el silencio en las calles o la ausencia en los parques, sino con un hueco en el bolsillo de cientos de familias que sin percatarse del todo, tenían en cada migrante a un cliente, y en cada cliente, la esperanza de sostener sus negocios.

Tapachula se vacía y, con cada migrante que se va, se va también una parte de la economía que para bien o para mal, sostenía la vida en la frontera sur de México.

Se desploma economía de 36 mdp a 1.5 mdp al día

La ciudad llegó a albergar a unos 120 mil migrantes; el promedio de gasto individual diario era de 300 pesos solo en lo básico, lo cual representaba un flujo de 36 millones de pesos diarios que circulaban entre tienditas, fondas, farmacias, hoteles, taxis, lavanderías, mercados, copiadoras, recargas telefónicas, chips y más.

Hoy, con la salida de la mayoría de los migrantes y con la presencia de 5 mil, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Migración, ese gasto cayó a 1.5 millones de pesos diarios o menos, una cantidad que no alcanza ni el 10 por ciento de lo que generaban anteriormente.

“Eso es lo que duele. Antes no querían verlos, pero hoy que se han ido ya sienten el golpe. Tapachula depende en buena parte del dinero migrante y es lo que las autoridades no entendieron”, señaló Luis García Villagrán, del Centro de Dignificación Humana A.C.

Aseguró que los migrantes de Centro, Sudamérica, Asia y el Caribe gastaban al menos 300 pesos en cosas básicas del día a día como: pasaje, comidas, agua, un cigarro o un refresco que se tomaban en el parque Miguel Hidalgo o el Bicentenario.

Detalló que, aunque el fenómeno migratorio nunca fue uniforme, los patrones de consumo sí estaban claramente establecidos, pues cada migrante que llegaba a Tapachula, por más humilde que fuera su situación gastaba un promedio de 250 a 300 pesos diarios en sus necesidades básicas.

“Los veías comiendo en el mercado, comprando en las tiendas, buscando dónde dormir, cobrando envíos. Ahora ya no hay casi nadie. Y sin ellos, el circulante bajó mucho”, explicó el activista.

Puntualizó que la cadena de consumo era sencilla, pero efectiva: los migrantes compraban alimentos a comerciantes locales, quienes a su vez se surtían con proveedores regionales y el dinero circulaba. Hoy, esa cadena está rota.

Odalys, originaria de Cuba, contó a Diario del Sur que ella solo por salir a trabajar, pagar transporte, un desayuno, una comida, unas aguas, todo sencillo, se gasta 300 pesos, ya que un plato de desayuno o comida está entre los 80 a 90 pesos y el agua en 25 o 30 pesos.

“Llevo ocho meses en Tapachula y yo no conozco un restaurante. Nosotros estamos gastando lo básico y economizando en esta ciudad, pues lo que ganamos no alcanza para nada”, comentó.

Añadió que el gasto se incrementa si se tiene hijos o familia. En su caso, viene con su hijo y esposo, que también trabaja en la ciudad, para compartirse los gastos mientras esperan su trámite en Comar.

Baja ocupación hotelera de más de 80 % a 20 %

El sector hotelero, que vive de la movilidad está afectado, ya que la ocupación cayó hasta el 20 %. Con la presencia de los migrantes, se tenía una ocupación del 80 %, externó Miguel Reyes del Pino, gerente del hotel Fénix.

Comentó que cuando estaban los migrantes había mucha movilidad y de acuerdo con datos estadísticos, llegaron a tener más de 100 mil migrantes en la ciudad quienes necesitaban servicios de alojamiento, transporte, vestimenta, entre otros servicios.

“Todos los migrantes traen recursos económicos, y para buscar dónde dormir tenían que pagar, lo mismo para comer o movilizarse en la ciudad, lo cual provocaba que Tapachula tuviera ingresos extraordinarios con su presencia”, expresó el empresario.

Para tener un panorama de cómo se encuentran, puso como ejemplo que si alguien recibía 100 pesos con los migrantes, actualmente está recibiendo 30 pesos, lo cual significa una disminución del 70 % en los ingresos.

Precisó que con la llegada de los migrantes y la demanda de espacios donde dormir, se crearon nuevos hoteles, y solo en la zona Centro hay cuatro o cinco nuevos establecimientos que brindan alojamiento que ahora están prácticamente vacíos.

Destacó que hoy hay una cuestión de sobrevivencia para los hoteleros de la ciudad, pues antes había hoteles que daban las habitaciones en 2 mil pesos y hoy las están dando en 800 pesos.

“Hoy hay mucha oferta de habitaciones y poca demanda de personas que quieran alojarse en los hoteles de la ciudad”, abundó.

Puntualizó que las medidas del gobierno de los Estados Unidos han impactado mucho en los migrantes, que ya no están llegando a la ciudad, lo cual afecta la economía de la ciudad por la caída de dinero circulante que generaba esa movilidad humana.

Transporte público resiente la ausencia de migrantes

Otro de los sectores que sufre  la disminución de migrantes en las calles de Tapachula es el del transporte público, en particular el gremio de los taxistas, reportan una notable caída en sus ingresos diarios.

De acuerdo con choferes de diferentes sitios de taxi, durante los meses de mayor flujo migratorio, las ganancias diarias rondaban entre los 800 y los mil pesos. Esto gracias al movimiento constante de personas extranjeras que se trasladaban a puntos clave como el parque central Miguel Hidalgo, el parque Bicentenario, las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).

José Ledesma Ríos, presidente de la Cooperativa de Transporte “6 de Junio”, confirmó que la presencia de personas migrantes fue un factor que impulsó la economía local, beneficiando no solo a los taxistas, sino también a restauranteros y hoteleros que atendían a esta población flotante.

“Hoy ha bajado considerablemente el ingreso de los transportistas, máxime porque los migrantes ya no se ven por ningún lado en la ciudad, y los pocos que están no se están moviendo mucho o incluso se están regresando a su país”, declaró Ledesma Ríos.

El líder transportista comentó que hay operadores que actualmente no logran reunir ni siquiera la cuenta del día, una situación que los obliga a permanecer más horas en la calle con la esperanza de mejorar la jornada laboral, sin éxito garantizado.

Señaló que muchos taxistas han tenido que buscar ingresos alternos para poder cubrir sus gastos personales y familiares, ya que el pasaje local no es suficiente para sostener la operación diaria de sus unidades, lo cual se agravó con la entrada de más unidades.

Ledesma Ríos confió en que el anunciado Polo de Desarrollo para el Bienestar pueda representar una oportunidad real de reactivación económica, no solo para el sector transporte, sino para otros gremios que atraviesan por condiciones similares.

Pese a las dificultades, aseguró que los transportistas siguen prestando el servicio a la ciudadanía, buscando mantener la calidad y la disponibilidad para quienes requieren trasladarse dentro de Tapachula, aunque reconocen que la situación actual es “una de las más complicadas en los últimos años”.

Finalmente, hizo un llamado a las autoridades para que no dejen fuera al transporte público de los planes de reactivación económica e inversión, pues es un rubro clave para la movilidad y el desarrollo de la región.

 

 

 

Fuente: Diario del Sur

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