¡Ya Paren el Saqueo de la 4T!
10 Oct. 2025
Francisco Rodriguez/Redacción/CAMBIO 22
El latrocinio de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador –el de él mismo– ha alcanzado niveles alarmantes para la supervivencia misma del Estado.
Hay malversación de fondos, huachicol fiscal, nepotismo y sobornos, de los cuales nos enteramos un día sí y otro también, mientras la señora Claudia Sheinbaum malabarea retóricamente en vano intento de ocultarlos.
Pero ella, al igual que nosotros, sabe que estos actos corruptos no solo socavan la confianza del ciudadano en el gobiernito que aparentemente encabeza, sino que también perpetúan un ciclo de pobreza y desigualdad que es difícil de romper.


Un aspecto fundamental del saqueo gubernamental es la malversación de fondos, que implica el uso indebido de recursos públicos en perjuicio de la ciudadanía. Al desviar estos recursos hacia fines personales –los caprichos de AMLO, como son ahora los trenes de la señora–, los funcionarios no solo traicionan su deber, sino que también limitan gravemente la inversión en áreas críticas, como la salud y la educación. Y esto se ha traducido en una reducción de la calidad de vida de los ciudadanos y un aumento en la pobreza, ya que los programas sociales destinados a ayudar a los más desfavorecidos sufren recortes por la falta de recursos.

Además, la reciente investigación sobre el huachicol y el contrabando fiscal revela un vínculo preocupante entre funcionarios corruptos y redes criminales. Este tipo de comportamiento no solo es moralmente reprobable, sino que también plantea un grave riesgo para la seguridad nacional. La infiltración del crimen organizado en las estructuras gubernamentales deslegitima las instituciones y crea una atmósfera de impunidad que responde a un círculo vicioso: la corrupción alimenta el crimen, y el crimen, a su vez, perpetúa la corrupción.
Desconfianza, violencia e inestabilidad
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