• La Casa Blanca busca clasificar cárteles como terroristas y ampliar sus acciones.

 

 

Redacción/CAMBIO 22

Las operaciones de vigilancia aérea de Estados Unidos contra los cárteles de la droga en México han experimentado un incremento notable desde la llegada de la nueva administración en Washington. De acuerdo con funcionarios estadounidenses y datos de rastreo de fuentes abiertas, al menos 18 vuelos de aviones espías tuvieron lugar en las últimas dos semanas sobre el suroeste de Estados Unidos y en el espacio aéreo internacional cercano a la península de Baja California.

Estos vuelos, llevados a cabo entre finales de enero y principios de febrero, ocurren en un contexto en el que el presidente Donald Trump ordenó reforzar la seguridad fronteriza y endurecer las operaciones contra el tráfico de drogas. Además, la Casa Blanca impulsa la clasificación de los cárteles mexicanos como Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés), lo que ampliaría la capacidad legal de Washington para tomar acciones militares directas en su contra.

Aviones espías estadounidenses buscan información sobre cárteles de drogas  mexicanos mientras aumentan vuelos de vigilancia | CNN

La medida equipararía a los cárteles con grupos como el Estado Islámico (ISIS) o Al-Qaeda, abriendo la puerta a herramientas jurídicas más agresivas y aumentando la presión sobre las organizaciones criminales. Sin embargo, expertos temen posibles repercusiones negativas, pues históricamente los cárteles han evitado atacar directamente a ciudadanos estadounidenses para no provocar represalias del Gobierno federal.

Para llevar a cabo la vigilancia, el Pentágono ha desplegado aeronaves de alta tecnología, entre ellas los aviones de patrulla marítima P-8 Poseidon, diseñados originalmente para rastrear submarinos, pero capaces de recolectar inteligencia de señales e imágenes; el legendario U-2, famoso por sus misiones de gran altitud durante la Guerra Fría; y el RC-135 Rivet Joint, especializado en interceptar comunicaciones en tierra. De acuerdo con fuentes militares, el uso del U-2 para monitorear a cárteles marca un precedente inusual, ya que este tipo de misiones generalmente se reservan para amenazas de mayor escala, como las que representan Rusia o China.

Hasta hace poco, el Pentágono sólo realizaba aproximadamente un vuelo de vigilancia al mes en la zona fronteriza con México, priorizando otros focos de conflicto o áreas estratégicas en el extranjero. Sin embargo, funcionarios en activo y retirados señalan que la nueva administración ha ordenado redirigir recursos de seguridad nacional para atender lo que considera una “crisis” en la frontera sur, donde el presidente Trump ha declarado emergencia nacional.

Aviones espía estadounidenses buscan información sobre cárteles de la droga  en la frontera con México

Por su parte, la Secretaría de la Defensa Nacional de México (Sedena) inicialmente negó cualquier actividad de espionaje de Estados Unidos, aunque luego reconoció la realización de dos misiones de reconocimiento: el 31 de enero y el 3 de febrero. No obstante, fuentes militares estadounidenses aseguran que se han llevado a cabo al menos 18 vuelos en el mismo período, lo que ha generado fricción entre ambos gobiernos.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha rechazado las acusaciones de la Casa Blanca sobre una supuesta connivencia de su administración con los cárteles y ha criticado la designación de estas organizaciones como terroristas, calificándola de “amenaza a la soberanía” mexicana. Pese a los roces diplomáticos, Sheinbaum anunció el despliegue de 10 mil soldados en la frontera norte para contener el tráfico de fentanilo y la migración irregular, como parte de un acuerdo con Washington, con el cual se evitó temporalmente la imposición de un arancel del 25 por ciento a productos mexicanos.

Algunos funcionarios estadounidenses comparan la situación de México con la de Colombia a inicios de la década de 2000, sugiriendo una estrategia similar al llamado “Plan Colombia”. Sin embargo, especialistas advierten que aquel programa, si bien debilitó a los cárteles y grupos insurgentes colombianos, no redujo significativamente la producción de drogas y tuvo un elevado costo humano y económico.

El Plan Colombia

Elisabeth Malkin, subdirectora del programa para América Latina en International Crisis Group, declaró a medios estadounidenses que la ley de FTO “básicamente aísla a estos grupos y dificulta que cualquier persona o entidad mantenga vínculos financieros con ellos”. Por su parte, el zar fronterizo de la Casa Blanca, Tom Homan, señaló que “es de esperar un aumento de la violencia, porque los cárteles están obteniendo ganancias récord”.

En una conferencia de prensa, la presidenta Sheinbaum insistió en que “no se permitirá injerencia o violaciones a la soberanía”, y afirmó que “lo que existe es coordinación y colaboración con el Gobierno de Estados Unidos, el Departamento de Estado y la propia Casa Blanca”.

Se espera que Trump y Sheinbaum se reúnan a principios de marzo para discutir la continuidad de la suspensión temporal de los aranceles, en medio de un clima de tensión creciente por el uso de aviones espías y la polémica propuesta de declarar terroristas a los cárteles mexicanos. Mientras tanto, la vigilancia aérea continúa y, según funcionarios del Pentágono, podría intensificarse aún más si las negociaciones diplomáticas no logran un acuerdo que satisfaga a ambas partes.

 

 

 

Fuente: El Diario

redaccion@diariocambio22.mx

AFM/MA

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