• Suspenden a dos equipos de la Copa Caribe tras zafarrancho entre ellos.

 

Ricardo Jesús Rivas/ CAMBIO 22

BACALAR, 29 de noviembre. – Lo que debía ser una fiesta deportiva terminó convertido en un episodio de violencia que dejó indignación entre familias, entrenadores y asistentes. El torneo infantil Copa Caribe Bacalar, en su tercera edición, fue suspendido luego de que un enfrentamiento entre los equipos “Titanes Playa” y “Santa Elena”, ambos de la categoría Sub-11, escalara hasta convertirse en un zafarrancho generalizado que involucró a entrenadores, porras y también a niños.

De acuerdo con testimonios, el caos inició cuando el entrenador del equipo identificado con el uniforme rosa —proveniente de Playa del Carmen— agredió físicamente al técnico rival y empujó a menores para participar en la confrontación.

“Los niños salieron empujados por sus mismos entrenadores para pegarle al entrenador contrario. Ya se suspendió esto, hubo golpes, sangre por todos lados y se canceló el torneo por lo mismo”, relató una madre visiblemente afectada. La situación desató la furia de padres de familia, quienes exigieron la intervención inmediata de los organizadores.

La empresa Ayuso Sports, responsable del evento —que reune a 98 equipos de distintas regiones—, emitió un comunicado oficial donde confirmó la baja inmediata de ambos equipos implicados debido a que los hechos contravinieron los principios del torneo de juego limpio, sana convivencia y competencia deportiva.

La organización reconoció que el altercado comenzó con los entrenadores y escaló rápidamente cuando las porras de ambos bandos ingresaron al campo, generando un ambiente incontrolable.

Padres criticaron la falta de logística y la deficiente capacidad de control por parte de los organizadores, lo que permitió que un conflicto menor se transformara en violencia física frente a decenas de menores.

Mientras tanto, Ayuso Sports llamó a la reflexión y pidió rechazar la violencia en cualquier modalidad. Sin embargo, para muchas familias el daño ya está hecho, un torneo que debía fomentar valores terminó convirtiéndose en una lección amarga sobre cómo los adultos pueden arruinar el deporte infantil cuando fallan el respeto y la responsabilidad.

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

RHM

 

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