• Julián Santiesteban/ Contracorriente

 

Redacción/ CAMBIO 22

En el escenario político de Quintana Roo, el Congreso parece haber encontrado su verdadera vocación: obedecer. En lugar de ser un contrapeso crítico al poder ejecutivo, los actuales legisladores parecen seguir el mismo guion que sus 17 predecesores.

Con el segundo informe de la gobernadora, Mara Lezama Espinosa, en el horizonte, el Congreso se prepara para una serie de comparecencias del gabinete. Sin embargo, esta actividad parece más una formalidad que un ejercicio de verdadero escrutinio. La aprobación de cuentas públicas, presupuestos para 2025 y la renovación de numerosos cargos públicos se manejan con una estrategia que da la apariencia de cambio, mientras en realidad todo sigue igual.

La tendencia es clara: fiscalías acomodadas y periodos de mandato ampliados según el capricho del poder. Los diputados y diputadas parecen tener una sola respuesta: “La que usted ordene”. Este sumiso comportamiento plantea una pregunta inquietante: ¿dónde está el verdadero poder legislativo? En lugar de desafiar, cuestionar y reformar, el Congreso de Quintana Roo se ha convertido en un mero ejecutor de órdenes, dejando a la ciudadanía con la amarga sensación de que nada realmente cambia, aunque el espectáculo oficial así lo sugiera.

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redaccionqroo@diariocambio22.mx

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