• Integrantes del Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca cuestionaron al gobierno de la 4T porque posee claro-oscuros respecto a este tema, pues mientras promueve alternativas agroecológicas por otro genera políticas públicas endebles.

 

Redacción/CAMBIO 22

OAXACA, Oax. (apro).- Con la consigna “semillas libres de patentes, transgénicos y agrotóxicos”, el Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca denunció que por este “modelo de muerte” la gente ya no muere por vejez sino de enfermedades degenerativas.

En el marco del “Día mundial del no uso de agrotóxicos”, Claro Edith Morales Sánchez y Mercedes García Lara, integrantes del Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca, lamentaron que, en México, el modelo agroindustrial ha seguido afianzándose a través del uso desmedido de fertilizantes sintéticos y agrotóxicos debido a la presión internacional a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Al dar lectura a su pronunciamiento, cuestionaron al gobierno actual de la Cuarta Transformación porque “posee claro-oscuros respecto a este tema, pues mientras por un lado promueve alternativas agroecológicas por otro genera políticas públicas endebles que solo responden a la presión externa, como la última modificación del decreto de prohibición del uso y comercialización de glifosato.

Por otra parte, agregaron, “seguimos teniendo importaciones de maíz híbrido mejorado y genéticamente modificado de Argentina, Sudáfrica, Estados Unidos y ahora Brasil, que aunque sea en grano, no está exento de contaminación de residuos de agrotóxicos (contaminación indirecta) terminando como alimento de ganado o dentro de la agroindustria a través del jarabe de maíz en los aceites, refrescos, harinas y otros insumos de consumo humano.

Antes de dar a conocer el Pronunciamiento, se realizó el panel por el “Día mundial del no uso de agrotóxicos” en donde participaron el doctor Emmanuel González Ortega, integrante de la Red en Defensa del Maíz en la ciudad de México, con el tema La Salud de los territorios y los cuerpos: los alimentos como indicadores; el doctor Héctor Ulises Bernardino Hernández de la Facultad de Ciencias Químicas de la UABJO habló de los riesgos a la salud en la agricultura de Oaxaca y la abogada Evangelina Robles González abordó el tema de la vida campesina frente al gigante agroindustrial y agrotóxico.

Explicaron que el 3 de diciembre se conmemora el “Día mundial del no uso de plaguicidas” porque más de medio millón de personas resultaron intoxicadas y cerca de 16 mil personas fallecidas en Bhopal, India, en 1984 debido al escape de 27 toneladas de gas tóxico para la fabricación de estos venenos.

Este modelo agroindustrial se ha ido afianzando a través del uso desmedido de fertilizantes sintéticos y agrotóxicos y “esto ha generado que en México y en diversos lugares del mundo, ya la gente no muera por vejez, sino de enfermedades degenerativas que antes no eran comunes, “hay una geopolítica de la enfermedad”, señala Damián Verzeñassi médico de la Universidad Nacional de Rosario en Argentina.

Y agregó que “la Vía Campesina lo ha reiterado en varias ocasiones “el uso de agrotóxicos es uno de los principales pilares de mantenimiento del agronegocio en el mundo, juntamente con las semillas transgénicas.”

Mencionaron que una de las alternativas ante este modelo de muerte es la agroecología, sin embargo “sucede que hay varios mitos. La primera es que la agroecología no puede alimentar al mundo cosa que está demostrado que sí. Un consultor de Naciones Unidas para la Agricultura hizo un estudio mundial en el 2006 donde demuestra que la agricultura agroecológica puede alimentar al mundo”.

Por tal razón como Espacio Estatal busca profundizar en la lucha contra los intereses económicos y las transnacionales, proponiendo la agroecología como una forma alternativa y que sea de carácter prioritario.

Desde el Espacio estatal en defensa del maíz nativo de Oaxaca, se pronunciaron por el “no al uso de agrotóxicos en Oaxaca y en el resto de nuestro país por los graves daños que causan a la salud humana y a la naturaleza”.

Y exigieron una verdadera transformación a la matriz alimentaria transitando hacia un modelo agroecológico donde se fomente la reivindicación del papel del campesino (a).

Invitaron a los académicos y académicas conscientes en fomentar y reflexionar procesos agroecológicos desde las instituciones junto con profesionales de la salud para seguir investigando enfermedades asociadas al uso, exposición y manejo de agrotóxicos.

También rechazaron toda ley o convenio que atente contra el derecho histórico de los productores (as), campesinos (as) e indígenas a conservar, seleccionar, intercambiar, sembrar y guardar semillas como el UPOV 91, el Convenio de diversidad biológica y el Protocolo de Nagoya“.

Reiteraron que “las comunidades, tanto rurales como urbanas, tenemos el derecho a una vida digna, tomando en cuenta que durante miles de años han existido diversas formas de cultivar alimentos que no utilizaron los agrotóxicos y se basaron en el conocimiento y experiencia de los propios pueblos, el cual es necesario rescatar y fortalecer por medio de nuevas formas que busquen cuidar la vida y permitan estar en armonía con la naturaleza, mismas que van más allá de políticas públicas basadas en el capital”.

Finalmente reiteraron que “el alimento es un derecho y nuestro primer territorio es nuestro cuerpo, queremos tener tranquilidad en nuestros pueblos, fortaleciendo y construyendo nuestras propias formas de sembrar, de cultivar, de comer, de organizarnos, de relacionarnos, de vivir, de convivir, de aprender, de sanarnos y de comunicarnos para que las nuevas generaciones continúen cosechando esperanza y vida”.

 

Fuente: Proceso

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