• El hallazgo de cuerpos víctimas de violencia marca el fin de una dolorosa búsqueda para familias que, en medio del duelo, encuentran consuelo en dar sepultura a sus seres queridos.

 

Redacción / CAMBIO 22

En Tamaulipas, casi una de cada diez personas desaparecidas a las que finalmente se logra encontrar, son halladas sin vida.

Son hombres y mujeres de todas las edades que murieron en forma violenta, pero su recuerdo vive en la memoria de sus seres queridos, cuyo único consuelo es que la incertidumbre termina y pueden darles cristiana sepultura.

Según el registro histórico de la Secretaría de Gobernación, en el estado han desaparecido 21 mil 791 personas desde el 31 de diciembre de 1952 hasta el 26 de octubre de 2024.

8 mil 724 de ellas fueron localizadas (40%) y de 13 mil 067 personas (60%) no se tuvo rastro. Pero no todas las historias de los desaparecidos encontrados tuvieron un final feliz, porque a 795 se les halló sin vida (el 9.11%).

 

De estos últimos, fueron 655 víctimas masculinas y 140 femeninas; en su mayoría ubicadas en Reynosa, con 132 casos de ambos géneros, seguida por Victoria con 120, Nuevo Laredo 97, Matamoros 90, San Fernando 57, Xicoténcatl 63, Tampico 40, Mante 28, Altamira 19, Madero 16, Güémez 13, Río Bravo 11 y Miguel Alemán 11.

Municipios como Padilla, Llera, Díaz Ordaz, Tula, Abasolo, Hidalgo, Valle Hermoso, González, Ocampo, Mier, Gómez Farías, Jiménez, Camargo, Mainero y San Carlos, tuvieron menos de diez registros, en tanto que Soto La Marina, Bustamante y Miquihuana solamente uno.

668 eran mexicanos, 14 guatemaltecos, seis estadunidenses, dos ecuatorianos, dos salvadoreños y en 103 casos no se precisó. Sus edades comprenden de los cero a más de 80 años; sus seres queridos se quedaron con la ilusión de volver a abrazarlos, pero ahora sienten la paz de conocer su paradero y tener un sitio donde honrar su recuerdo

Más de 400 en fosa común de Altamira

En el panteón del ejido Benito Juárez de Altamira yacen los restos de más de 400 personas que prácticamente desaparecieron dos veces.

Son los muertos sin nombre que permanecen en espera de ser identificados por sus familiares para tener una sepultura digna y salir del anonimato.

La Red de Desaparecidos de Tamaulipas se ha pronunciado por la dignidad y el respeto de las víctimas, procurando una identificación inmediata y permanente.

El colectivo estima que muchas de las personas en fosas comunes, fueron víctimas de la violencia y ahora también de las malas prácticas institucionales.

En el cementerio Benito Juárez, se mantiene el promedio de 400 cuerpos en la fosa común desde hace muchos años y el encargado reconoce que la identificación es muy lenta.

Juan González Puga señala que muchos de estos restos se encontraban anteriormente en el panteón de La Pedrera pero fueron trasladados ahí, sin que él logre recordar hace cuantos años de eso.

“Conforme al protocolo, llegan y se les sepulta con su bolsa térmica y se registran todos sus datos respecto al lugar, fecha y otras características en que fueron encontrados”, explica.

Afirma que durante los días de muertos, la administración del panteón les coloca flores y se ora por ellos, para que puedan ser pronto identificados por sus deudos.

El panteonero Marlon Rolando Hernández expresó que en ese camposanto hay muchas tumbas en el abandono.

Las familias de los difuntos son mayoritariamente de escasos recursos y al no estar al corriente en los pagos al municipio, terminan perdiendo los lotes donde reposan sus muertos.

Algo que, dijo, le parece injusto porque el lugar no tiene servicios básicos y ni siquiera un sanitario. “Las familias mejor se alejan porque no las dejan poner ni un jarrón en las tumbas, les cobran por todo y muy caro, sin embargo, el lugar está en condiciones deplorables, yo tuve que construir un pequeño baño con mis recursos y mire cómo está de enmontado el panteón”.

Apuntó que el sitio carece hasta de velador y no tiene ni un portón que lo proteja, por lo que, afirma, hay gente que entra libremente a cometer prácticas de brujería por las noches sin que nadie ponga un alto.

 

Fuente: Milenio

redaccion@diariocambio22.mx

AFM/MA

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