Jorge González Durán/CAMBIO 22

Fue a finales de 2014.
Una reunión donde no se habla mal del gobierno resulta aburrida. Hace algunos años, fue en los primeros meses del 2015, me invitaron a una comida en un restaurante argentino en Cancún. Asistimos un grupo de amigos para intercambiar puntos de vista sobre temas de actualidad y del pasado.

Repasar algunas páginas de nuestra historia es una de mis obsesiones. Todo transcurrió en un ambiente de empatía y amenidad. En la mesa estábamos reunidos periodistas y políticos en receso forzado y otros con expectativas. Había priistas -mayoría-, simpatizantes del Morena, un partido entonces recién fundado por López Obrador, y también quienes creían que Carlos Joaquín sería el candidato del PRI al gobierno del estado.

Estaba a punto de concluir la comida cuando recibí un mensaje vía whatsapp. Lo leí y quedé casi paralizado. Era de Roberto Borge, el gobernador de entonces. Decía:

“Que digas que soy corrupto es lo de menos. Pero que afirmes que me gusta la coca cola hervida es inadmisible. Corrige el tema en esa reunión. Diles que es una broma tuya”.

-Yo no dije nada eso -respondí.
De inmediato me reenvío el mensaje que recibió:

“Jorge González dice que usted es corrupto y que ademas le gusta la coca cola hervida”.

-Aclara que esa aseveración tuya es una broma de mal gusto o ya me conocerás – insistió
Y claro que lo hice de inmediato.

-Antes de despedirnos quiero expresar mi opinión de que al gober no le gusta la coca cola hervida. O alguien tiene una duda ?

Las paradojas de la duda – Espacio 4

Afortunadamente tengo que decir que no hubo ninguna consecuencia de esa intriga de baja estofa.

Meses meses después nos encontramos en el planetario Kayok y se acercó para saludarme con una palmada en el hombro. Así acabó ese malentendido.

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

HTR

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