Turismo Militarizado: Ganancias en el Paraíso
29 Ago. 2025
El sureste mexicano, donde la selva abraza el legado maya y los humedales de Sian Ka’an sostienen un equilibrio milenario, se está convirtiendo en un colosal negocio turístico bajo el control militar. El Grupo Mundo Maya, renombrado en mayo de 2025 tras operar como Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca-Maya-Mexica, consolida el poder de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sobre siete hoteles en Tulum, Tulum Aeropuerto, Chichén Itzá, Calakmul, Palenque, Edzná y Nuevo Uxmal, con 1,170 habitaciones. A esto se suma el Tren Maya, parques temáticos como el del Jaguar y museos. A este portafolio se suma Puerta al Mar, un megaproyecto en la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an que incluye una carretera de 54.6 km que atraviesa humedales vitales, un muelle, una playa artificial y locales comerciales, prometiendo accesibilidad turística a un costo ambiental y social que México no puede seguir ignorando.
Organismos internacionales han levantado la voz. La UNESCO, alarmada por el impacto del Hotel Mundo Maya en Calakmul, (construido con deforestación de 30 mil m² de selva virgen y un costo de más de 1,000 millones de pesos), expresó en abril de 2024 su preocupación por la falta de notificación y exigió claridad sobre los daños acumulativos del Tren Maya y sus proyectos asociados. En conversación con Rubén Arvizu, Director General para América Latina de Ocean Futures Society, organización de Jean-Michel Cousteau me compartió la “profunda preocupación por el proyecto ‘Puerta al Mar’, un sitio de patrimonio mundial. Jean-Michel Cousteau ha enfatizado que esta obra, iniciada sin permisos ni consulta pública, amenaza los humedales protegidos por la Convención de Ramsar, de la cual México es signatario.”
Su preocupación está sustentada. Mientras el Grupo Mundo Maya y la Sedena celebran un modelo de “turismo sustentable”, la realidad en el terreno cuenta otra historia. Puerta al Mar, al igual que el resto de los proyectos que se han puesto en manos del ejército, se mantiene en la opacidad. Como denunció hace tiempo el activista José “Pepe” Tiburón en redes sociales, el proyecto avanza “sin consulta pública y con un modelo de turismo militarizado que beneficia a la Sedena mientras destruye humedales de valor incalculable”. Las ganancias, aunque oficialmente públicas, parecen alimentar un sistema que fortalece el control del Ejército sobre el sureste mexicano.
Mientras el gobierno celebra la rentabilidad, las comunidades mayas y los pescadores de Vigía Chico, en Sian Ka’an, ven poco de esos beneficios y, en cambio, enfrentan la sombra de la destrucción ambiental, la expropiación y la especulación inmobiliaria.
El impacto es innegable. En Felipe Carrillo Puerto, la llegada del Tren Maya y Puerta al Mar ha desatado un frenesí inmobiliario. Lotes frente al mar en Sian Ka’an, aunque protegida, se venden por hasta 1.5 millones de dólares, un precio que refleja la fiebre especulativa alimentada por la promesa de accesibilidad turística. En el corredor Cancún-Riviera Maya, más de 600 proyectos inmobiliarios han surgido, muchos sin regulación, con lotificaciones irregulares como las 12 mil parcelas clausuradas en Huayacán por promesas fraudulentas de servicios. La expropiación de 1.9 hectáreas en 2025 para el Tren Maya ha disparado el valor del suelo, incentivando ventas forzadas que desplazan a comunidades mayas y precarizan su economía. Esta turistificación, facilitada por los hoteles Mundo Maya, el Tren Maya y la infraestructura de Puerta al Mar, no solo fragmenta ecosistemas, sino que reconfigura el tejido social, dejando a los locales al margen de las ganancias que la Sedena conserva.
“Instamos al gobierno mexicano, incluyendo a la presidenta Sheinbaum, a garantizar transparencia, realizar estudios de impacto ambiental y dialogar con comunidades como los pescadores de Vigía Chico para proteger este ecosistema vital”, concluye Arvizu.
Mientras la Sedena consolida un emporio turístico militarizado, la especulación inmobiliaria y el desplazamiento de comunidades locales dibujan un panorama donde los beneficios parecen alejarse de quienes más los necesitan.
Fuente: El Universal
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