Tulum Atraviesa una de sus Temporadas más Bajas con Hoteles Semivacíos, Comercios sin Planta Laboral y un Turismo en Retroceso
7 Oct. 2025
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El paraíso del Caribe mexicano enfrenta una caída histórica del turismo con apenas 15 % de ocupación hotelera y miles de trabajadores regresando a sus lugares de origen.
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El encarecimiento del destino, la inseguridad, la falta de infraestructura y el recale masivo de sargazo evidencian el colapso de un modelo turístico agotado.
Gabriel Hernández/ CAMBIO 22
Lejos quedaron los días en que Tulum era la joya más codiciada del Caribe mexicano, hoy, el municipio vive una crisis que golpea todos los sectores, el turismo se desplomó, los hoteles permanecen semivacíos y cientos de trabajadores migran de regreso a sus lugares de origen.
Las playas, alguna vez símbolo de prosperidad, muestran una imagen desoladora, sin turistas, con restaurantes cerrados y un mar teñido de sargazo.
Durante 2025, la zona arqueológica registró más de 21 mil visitantes menos que el año anterior.
La ocupación hotelera ronda apenas el 15 % en el centro y no supera el 30 % en la zona costera.
La caída del flujo de turismo no solo afecta al hospedaje, sino también a los servicios, al comercio y a la construcción, sectores que hoy operan al mínimo.
En un recorrido por la zona arqueológica, el Parque Nacional del Jaguar y la franja hotelera, se constata el abandono.
Los touroperadores pasan horas sin clientes, los empleados se turnan para abrir locales y los artesanos esperan sin ventas, por primera vez desde la pandemia, Tulum enfrenta un silencio económico que asusta incluso a los más veteranos del sector.
Un trabajador del sector turístico relató que perdió su empleo hace unas semanas tras los recortes de personal en un hotel, debido a la falta de huéspedes y eventos, comentó que la temporada se mantiene “demasiado baja” y que muchos empleados están considerando regresar a sus lugares de origen, ya que “no hay trabajo ni dinero para sobrevivir”.
Coincidió en que el destino se ha vuelto inaccesible para muchos visitantes, señaló que, aunque Tulum conserva su belleza natural, “está sobrevalorado” y carece de la infraestructura necesaria para sostener los precios que se cobran.
“Todo es más caro, si un turista se enferma no hay servicios y hasta el mercado de bodas se ha desplomado; los novios ya no quieren venir por el sargazo y la inseguridad”, apuntó.
En la zona costera, otro trabajador de la construcción contó que lleva semanas sin empleo y que, ante la falta de ingresos, recurre a pescar para poder alimentarse.
“Camino varios kilómetros hasta la playa para ver si saco algo de comer, es lo único que ayuda a pasar el día”, compartió mientras observaba un mar revuelto y cubierto de algas.
Otros obreros coincidieron en que la situación es crítica.
“Damos vueltas todos los días, albañiles, herreros, carpinteros… no hay trabajo. Mucha gente está regresando a sus pueblos porque aquí solo se gasta”, expresaron.
Con deudas acumuladas y sin dinero para enviar a sus familias, reconocen que la crisis ha provocado incluso un aumento de pequeños delitos, impulsados por la desesperación de quienes se quedaron sin ingresos.
Causas de la caída
La crisis tiene varios detonantes, uno de los principales fue el incremento en el precio de acceso a la zona arqueológica y al Parque Nacional del Jaguar, que desde enero duplicó su tarifa para turistas extranjeros.
También el recalo masivo de sargazo ha impactado negativamente la experiencia del visitante, cubriendo las playas y afectando la actividad náutica, suspendida en días recientes por mal clima y cierre de puerto.
A esto se suma el freno del desarrollo inmobiliario, con proyectos paralizados y una fuerte contracción del sector de la construcción, empresarios locales reconocen que el destino enfrenta un modelo turístico “agotado”, basado en precios elevados, saturación y servicios deficientes.
Tras meses de reclamos, el Ayuntamiento y el Gobierno del Estado habilitaron accesos peatonales públicos y gratuitos a las playas del Parque Nacional del Jaguar.
Los residentes de Tulum pueden ingresar sin costo mostrando su INE, mientras que los turistas no residentes aún pagan la entrada al parque, aunque ya existen rutas alternas sin cobro directo para llegar al mar.
Esta medida, junto con la reforma aprobada a nivel federal para garantizar el acceso libre y permanente a todas las playas del país, busca devolver al destino su equilibrio entre desarrollo turístico y derechos ciudadanos.
Los costos de moverse y consumir en Tulum son exorbitantes, un traslado privado desde el aeropuerto hasta la zona hotelera puede costar 99 USD por vehículo, lo que equivale a más de 1,600 pesos mexicanos, mientras que los taxis oficiales publicados llegan a cobrar entre 600 y 1,716 pesos según destino (centro, zona hotelera, Bocapaila) desde la terminal aérea.
En el transporte interurbano, los colectivos que conectan Tulum con pueblos vecinos cobran entre 30 y 120 pesos por trayecto, y un taxi del centro a la zona hotelera ronda los 500 pesos.
Estos altos costos impactan directamente a quienes viven del turismo y subrayan que la crisis no sólo es por falta de visitantes, sino también por precios que dejan fuera del circuito a muchos consumidores locales y visitantes con presupuesto limitado.
Un modelo turístico al límite
El Aeropuerto Internacional de Tulum y el tramo del Tren Maya inaugurado este año no han generado el repunte esperado, los vuelos operan por debajo de lo proyectado y los negocios siguen a la baja.
De acuerdo con cifras oficiales del Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares “Olmeca-Maya-Mexica”, el Aeropuerto Internacional de Tulum “Felipe Carrillo Puerto” ha registrado más de 450 000 pasajeros transportados y alrededor de 4 300 operaciones aéreas desde su inauguración en diciembre de 2023.
En promedio, la terminal moviliza unas 21 operaciones diarias entre vuelos nacionales e internacionales.
Aunque el gobierno federal destacó el reconocimiento internacional “Top 25 Airports 2025”, los propios informes señalan que el flujo de pasajeros aún se encuentra muy por debajo de las proyecciones originales, que estimaban más de cinco millones de usuarios anuales.
Esto confirma que, pese a su reciente premio, el aeropuerto aún opera a baja capacidad y su impacto económico en Tulum sigue siendo limitado.
A esto se suma la falta de infraestructura hospitalaria, el alto costo de vida y la inseguridad, factores que ahuyentan tanto a turistas como a inversionistas.
La crisis de Tulum deja ver la fragilidad de su modelo económico, con hoteles cerrados, construcción paralizada y trabajadores en éxodo, el noveno municipio de Quintana Roo enfrenta una prueba decisiva, el reto ahora no es atraer más turistas, sino rescatar lo que queda del equilibrio entre su comunidad, su entorno natural y la promesa de un desarrollo sustentable que, por ahora, parece haberse desvanecido entre el sargazo y el silencio de sus playas.
Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22
GCH

































