Esto se volverá hábito. Hoy es la elección judicial. Mañana serán las legislativas. Pasado mañana, la presidencial. Un réferi capturado no suelta el silbato; lo usa para marcar siempre a favor del mismo equipo. Y sin árbitros independientes no hay democracia que sobreviva. Con árbitros cooptados, lo que queda es simulacro.
Al validar esta elección judicial, Soto, Fuentes y De la Mata no defendieron el derecho al sufragio; lo vaciaron de contenido. No fueron árbitros, fueron notarios de la timadura. No garantizaron certeza, la pulverizaron. Juntos, legitimaron la morenización del fraude. Y lo hicieron como ovejas sordas, ciegas y acríticas, encerradas en el corral de oro que el gobierno les construyó.






















