Tres Décadas después de la Captura de Pablo Escobar, las Cifras siguen situando a Colombia como el mayor Productor y Exportador de Cocaína en el Mundo
1 Dic. 2023
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Pablo Escobar Gaviria, zar de la cocaína, con su hijo, ahora de 46 años, Sebastián Marroquín, quien se trasladó con su madre a Buenos Aires en 1995.
Redacción/CAMBIO 22
Bogotá. Gracias a una alianza entre mafiosos, la DEA y autoridades colombianas, hace 30 años cayó abatido sobre el tejado de un barrio de clase media en Medellín Pablo Escobar, el capo de capos que asoció para siempre el nombre de Colombia al narcotráfico y que llegó a figurar en la lista de la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo.
Tras su muerte, muchos se aventuraron a pronosticar el comienzo del fin de la “industria” que más daño le ha hecho a este país en toda su historia, pero tres décadas después las cifras de Naciones Unidas siguen situando a Colombia como el mayor productor y exportador de cocaína del mundo.
Nacido en Medellín en un hogar bastante modesto, Escobar se inició temprano en el mundo delincuencial, primero robando carros y participando en pequeñas operaciones de contrabando, actividad que lo acercó al entonces naciente, pero ya próspero negocio del envío de cocaína a Estados Unidos, actividad que acaparó pronto, convirtiéndose en el amo y señor de la exportación del alcaloide.
Situación totalmente distinta a la que, según los organismos de inteligencia locales, caracteriza en la actualidad a esta actividad delincuencial, en manos de pequeños carteles que operan en varias regiones de la muy diversa geografía colombiana, unas propicias para el cultivo, otras para la conversión de la pasta en cocaína y otras perfectas para el envío de la droga al exterior, por vías aéreas, marítimas y terrestres.
Un reciente informe de inteligencia de la policía colombiana agrega, que -tras sucesivas mutaciones internas de los carteles nacionales que llevó a su atomización- desde hace cinco años “son los carteles mexicanos los que dominan el negocio del narcotráfico transfronterizo”, sin duda, el eslabón más productivo del negocio. De acuerdo con el citado informe, los principales son el cartel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación.
En declaraciones a El Confidencial, el especialista Mauricio Rico explicó que “hay un sistema de franquicias y de representación comercial” que incluye el suministro de seguridad personal y logística a los mexicanos por parte de organizaciones delictivas colombianas.
Fuente: La Jornada
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