• Desde Tabasco hasta Quintana Roo, los barones de la droga, controlan esta actividad delictiva.

    Venezolanas narran su calvario al caer en estas redes criminales.

  • Cooptan a las migrantes que ven más vulnerables y les ofrecen trabajos sin saber que las pondrán a trabajar en las redes de prostitución.

    Bares de Villa Hermosa, Tabasco y Ciudad del Carmen, Campeche los preferidos para ponerles a trabajar.

 

Alfredo Gris/CAMBIO 22

Muchas familias venezolanas viven en la zozobra tras la escalada de violencia que hay desde Tapachula hasta la frontera norte, el cruzar por México para llegar a la unión americana o bien quedarse aquí, ha significado un verdadero calvario, para hombres y mujeres procedentes de Venezuela.

Es indefinido el número de personas de nacionalidad Venezolana que están en calidad de desaparecidas en la república mexicana, literal son humanos que viven en las sombras, de forma ilegal la gran mayoría y sin derechos de ningún tipo, lo que los pone en la mira de bandas de la delincuencia organizada en México.

Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo son un paraíso para las bandas dedicadas al tráfico de personas y a la trata de personas, siendo este último delito el más socorrido y el que tiene lleno de venezolanas (entre otras nacionalidades) los bares, cantinas, table dance y casas de masajes en estos tres estados.

Al ser migrantes entre las sombras, con pocas posibilidades de un empleo bien remunerado y con derechos mínimos, es muy fácil para el crimen organizado cooptarlos y explotarlos.

Este es el caso por ejemplo de IVONNE ILARAZA ORTIZ y MAIRELIS SANTOS SOLANO, quienes cuentan a este reportero, y quienes de forma descarnada, las dos narran el calvario y martirio que ha sido su permanencia desde que llegaron a México.

Ambas venezolanas de apenas 26 y 27 años, procedentes de los departamentos de Valencia y de Barquisimeto, después de cruzar el tapón del Darién, y una travesía de más de dos meses arribaron finalmente a inicios del 2023, en el mes de enero específicamente, a Tapachula, México. Mencionan a este rotativo que llegar de Chiapas a Tabasco les costó 2 mil dólares a cada una, que fue un coyote quien las engancho en la fronteriza ciudad y el que les dijo que por esa cantidad podrían llegar hasta la capital de Tabasco.

Las dos señalan que con mucho trabajo lograron juntar el dinero para poder llegar hasta el lugar indicado y así poder buscar una cita de CBP ONE y poder llegar a Estados Unidos. Mencionan que la peor experiencia de sus vidas ha sido tratar de cruzar México, que si lo hacen es por desesperación ya que en su país de origen las cosas están muy mal y el régimen dictatorial que gobierna los está matando de hambre.

Después de salir de Tapachula llegaron a Arriaga, ahí las escondieron junto a otros migrantes de nacionalidad Cubana y Colombiana en una pequeña casa, donde pasaron la noche y salieron en punto de las 4 de la mañana del 23 de enero, rumbo a tabasco, que es donde llegaron ellas y los demás seguirán su marcha hacia la CDMX, mencionan que la travesía fue sin contratiempos, las alcabalas como dicen ellas que son en realidad los retenes de migración y del ejército mexicano, no los detenían, pues a decir de su enganchador, todo estaba arreglado.

Arribaron a Villahermosa ese mismo 23 de enero, las dejaron en el estacionamiento de la tienda Sams Club, sobre el periférico Carlos Pellicer, con el poco dinero que les quedó, decidieron buscar en las plataformas de redes sociales un lugar para pernoctar y de ahí decidir qué harían posteriormente.

Las migrantes, narran que esa noche durmieron en un pequeño hotel, cerca de donde las habían dejado los traficantes de personas, a la mañana siguiente desayunaron en un local de comida que estaba cerca y ahí un masculino al escuchar su acento extranjero las abordó y les pregunto que si requerían alguna ayuda, ambas mencionan en que no sabían de lo peligroso que es México y decidieron contarle la historia al sujeto que se identificó como Roberto pero le decían “el Beto” este sujeto les comento que podían darles trabajo como meseras en un restaurante bar que era propiedad de un amigo y que podrían quedarse a juntar dinero para seguir con su viaje hacia el norte del país y luego Estados Unidos.

Sin meditarlo mucho ambas aceptaron y el sujeto en cuestión las traslado a un lugar que después y ahora ellas identifican como Calle 7 de la Colonia Gil y Sáenz en la capital tabasqueña, ahí señalan que llegando las recibió un sujeto que solo conocieron como Norberto, a quien todos le decían “Nor o el Peje” quien de inmediato les dijo que le entregaran sus pertenencias identificaciones y teléfonos celulares, que a partir de ese momento eran sus trabajadoras y darían servicios en varios table dance que él manejaba.

Ante el terror y la zozobra, no tuvieron más elección que obedecer las órdenes del sujeto que las tenía bajo su poder. Comenzaron a trabajar como prostitutas en un lugar llamado Silvers Mens Club, el cual estaba a solo unas cuadras del sitio donde las tenían recluidas.

En el mes de abril las mandaron a Ciudad del Carmen, a trabajar también a un sitio llamado “Mi ranchito Bar” ubicado sobre la calle 47 de la colonia Primero de Mayo, de Ciudad del Carmen.

Ahí estuvieron alrededor de 3 meses, en el mes de Julio del 2024 y volvieron a regresar a tabasco ahora a Nacajuca, señalan que les pagaban muy poco y que las obligaban a trabajar en condiciones deplorables y en contra de su voluntad, por lo que comenzaron a pensar en escapar o suicidarse, porque a decir de las venezolanas esto no era vida, no tenían dinero, mínimo contacto con su familia y las obligaban a prostituirse dando a veces hasta diez o doce servicios al día. Finalmente en octubre pasado, para ser precisos, el día miércoles 16, tras un descuido de sus cuidadores, lograron escapar de sus captores, para poner a resguardo de una iglesia en el municipio de Ciudad del Carmen, donde contaron su historia y les ayudaron a ocultarse mientras resolvían qué hacer si regresar a Venezuela o continuar al norte en busca del sueño americano.

Las migrantes relataron que durante los meses que estuvieron en manos del crimen organizado pudieron conocer a por lo menos 30 mujeres más de distintas nacionalidades que estaban en iguales condiciones y obligadas a prostituirse en diversos antros que los delincuentes operaban.

Este queridos lectores es uno de los muchos casos que se suscitan en las sombras del sureste mexicano particularmente desde Tabasco hasta Quintana Roo, las entrevistadas señalaron que pudieron saber que estas personas que las retenían y las obligaban eran narcotraficantes, no recuperaron sus documentos personales ni sus teléfonos celulares, pero dieron aviso a sus familias de que no caigan en extorsiones o algún treta de los delincuentes, finalmente a través de la Comar pudieron este pasado sábado nueve de noviembre al norte de México, donde las albergarán en un refugio y esperan su cita migratoria para llegar a los Estados Unidos.

Al igual que ellas, en los últimos años, cientos de mujeres venezolanas han sido víctimas de redes de trata de personas que, mediante engaños, las llevan a otros países de la región para explotarlas o en su defecto son cooptadas en su tránsito por México. Sin embargo de alguna forma, esta historia ejemplifica unas nuevas tendencias, incluido el aumento del reclutamiento directo por parte de los narcotraficantes, en estados como Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

Caer en la explotación sexual

Ivonne y Mairelis forman parte de los ocho millones de venezolanos, que han salido de su país para poder ayudar a sus seres queridos, de esos ocho millones de compatriotas Comar, UNESCO y el Registro Nacional de Población en México (RENAPO) estiman que hay por lo menos novecientos mil que están en territorio mexicano, la mayoría concentrados en Tapachula en un 25% que son los que están varados pero de forma diaria arriban más, un 30 por ciento en Ciudad Juárez, Chihuahua, un 15 % en Tijuana, Baja California, 10 por ciento entre la península de Yucatán, y el resto en CDMX y estados aledaños.

Esto no deja a un lado el hecho de que ambas mujeres se unieron a la cifra de mujeres venezolanas que fueron víctimas de trata de personas en los últimos años en México.

Según las cifras de Mulier Venezuela, una organización no gubernamental que estudia la trata de mujeres venezolanas en la región, en 2021, 415 venezolanas, una cifra muy pequeña en comparación al número de las que siguen en manos de los criminales, pero bueno esas 415 fueron rescatadas de redes de trata. Y el número solo ha aumentado. Para 2022, el año de las estadísticas más recientes, 1.390 venezolanas fueron rescatadas de redes de trata en toda América Latina. De esa cifra, 294 eran niñas y adolescentes.

En México no se ha desmantelado ni una sola banda dedicada a la trata de personas, al parecer con el exceso del flujo migratorio, han aumentado las bandas de tratantes, en las que no se descarta como está claro, a los carteles de la droga.

“El Estado Mexicano, no presenta datos en muchas de las situaciones de violencia contra la mujer. Esto es parte de una política de opacidad del gobierno federal, donde no se cumple con las obligaciones que tienen”, pero para las extranjeras es aún peor, porque son menos visibles y si bien ha habido casos como los últimos feminicidios contra venezolanas, como los de las jóvenes procedentes del Departamento de Maracay, Stephanie y Susej, quienes en Julio pasado fueron brutalmente asesinadas en un paraje de la alcaldía de Tlalpan en el sur de la CDMX, asesinatos que dejaron al descubierto la opacidad con la que se conducen las autoridades en este tipo de delitos, que por un par de meses le dieron visibilidad al tema, pero debido al gran repunte de la violencia y la inestabilidad del país, la sociedad ya dejo en el cajón del olvido y obvio la autoridad también, pues son cifras que no les ayudan y que no pueden maquillar.

Además, el origen de las víctimas de trata, que antes se concentraba en la frontera, está cada vez más disperso, teniendo más presencia en la península de Yucatán, y cada vez se registran más casos de mujeres como el de Ivonne, Mairelis, Stephanie y Susej, que no las llevan al centro del país, si no que estas redes las dispersan en el sureste mexicano. Esto se debe al agravamiento de la crisis económica y de la crisis humanitaria compleja, que aumenta la vulnerabilidad de las mujeres, explican funcionarios de la COMAR y de la ONG Mulier Venezuela.

“Ese contexto es uno de los factores predominantes que hacen que cada vez más la explotación de las personas se vuelva una alternativa de algún ingreso económico para que los delincuentes incurran en este delito”, es sencillo, no todas se atreven a escapar, a denunciar y las ganancias para los criminales son millonarias.

Esto fue lo que le sucedió a estas jóvenes mujeres, cuando llegaron a México, esta fue la forma en la que las dos primeras conocieron Tabasco, Campeche y Yucatán, siendo explotadas sexualmente durante meses, y para las últimas dos, el resultado fue fatídico al resultar asesinadas en la CDMX.

 

 

 

Fuente: Sistema de Noticias CAMBIO 22

redaccion@diariocambio22.mx

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