• Tulum se convirtió en víctima de su propio mito. El paraíso bohemio se transformó en un negocio feroz y el gobierno municipal, en vez de ordenar, se convirtió en cómplice pasivo del deterioro. La política, en su mejor versión, es la capacidad de equilibrar intereses; en su peor, es el arte de esconderse detrás de la agenda y  hoy, lamentablemente, Tulum tiene un alcalde que eligió lo segundo

 

 

Juan José Sánchez/CAMBIO 22

Tulum vive una crisis que ni su postal más hermosa puede disimular. Lo que alguna vez fue símbolo de libertad, de naturaleza viva y espiritualidad caribeña, hoy se marchita entre la codicia, la improvisación y el discurso hueco de una autoridad municipal que confunde gobernar con aparentar.

Y como ya sabes que #MiPechoNoEsBodega y en estas líneas #TeLoCuento.

El más reciente tropiezo —porque ya es costumbre— vino con el programa “Playas Libres”, presentado por el presidente municipal Diego Castañón Trejo como un gesto de justicia social.

En realidad, fue una joya del absurdo político.

El alcalde anunció que los ciudadanos podrían acceder nuevamente a las playas concesionadas, pero con una lista de prohibiciones que parece escrita por un burócrata con insolación: nada de bebidas, nada de comida, nada de sombrillas.

Alcalde de Tulum presume acceso libre a playas, pero sin alimentos ni sombrillas

En otras palabras, libertad condicionada.

La respuesta del alcalde a la indignación fue, como era de esperarse, esconderse.

Canceló sin aviso su tradicional “semanera” —su pequeño espacio de rendición de cuentas—, alegando cuestiones de “agenda”. Agenda vacía, rostro ausente, responsabilidad nula.

La ironía es dolorosa.

El municipio que presume su conexión espiritual con la tierra y el mar acaba de institucionalizar el acceso al paraíso…

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Mientras tanto, desde los niveles estatal y federal se habló de desarrollo, conectividad y justicia social.

La secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, y la gobernadora Mara Lezama encabezaron una mesa de trabajo seria, responsable y necesaria.

Se discutió lo urgente: el impacto del nuevo aeropuerto, la movilidad interna, el ordenamiento territorial y la obligación de que el turismo deje beneficios tangibles a las comunidades locales.

Abren playas de Tulum sin cobro... pero con restricciones - NTR Zacatecas

Lo que ocurre en Tulum no es un caso aislado ni un accidente político.

Es la consecuencia de un modelo de desarrollo que se desbordó y de una autoridad local que no supo —o no quiso— poner límites.

Las quejas se acumulan: extorsiones policiacas, tarifas de taxi imposibles, saturación, basura y un ambiente general de abuso disfrazado de turismo premium.

Tulum se convirtió en víctima de su propio mito.

El paraíso bohemio se transformó en un negocio feroz. Y el gobierno municipal, en vez de ordenar, se convirtió en cómplice pasivo del deterioro.

El declive de Tulum no se explica por el destino, sino por la falta de dirección.

Durante años, se le vendió al mundo como “paraíso ecológico”, mientras debajo del eslogan crecía la anarquía: construcciones irregulares, invasión de manglares, desarrollo inmobiliario sin control y una policía más conocida por sus cobros que por su servicio.

El resultado es el actual: un municipio que se mira al espejo y no se reconoce.

La marca turística creció tanto que devoró al pueblo que le dio origen. Y ahora, entre la selva que se urbaniza y el mar que se privatiza, Tulum corre el riesgo de convertirse en un escenario vacío, un decorado de lo que alguna vez fue.

En contraste, Estefanía Mercado, presidenta municipal de Playa del Carmen, lanzó un mensaje que sonó como bofetada con guante blanco: “Todos los quintanarroenses debemos abrazar al pueblo de Tulum.

No fue un gesto protocolario. Fue un recordatorio de lo esencial: lo que afecta a Tulum hiere a todo Quintana Roo.

Mercado habló de unidad y de empatía, pero su frase tiene fondo político: el desastre de un municipio contamina la imagen de toda la Riviera Maya.

La diferencia entre ambos alcaldes es abismal.

Mientras ella asume los retos y busca cooperación, él cancela conferencias y evita la prensa.

Mientras Playa del Carmen avanza con convenios de sustentabilidad, Tulum retrocede con restricciones ridículas.

Entra en Funciones el "Programa de Acceso Libre con Restricciones" a Playas  de Tulum - Diario Cambio 22 - Península Libre

A veces, las comparaciones son innecesarias: la realidad se encarga de exponerlas sola.

Por eso, el trabajo de coordinación entre el Gobierno de México y el del Estado no puede quedarse solo en buenas intenciones.

Las palabras “ordenamiento”, “movilidad”, “sustentabilidad” y “prosperidad compartida” deben traducirse en políticas que toquen el suelo, que restituya el sentido de comunidad y que devuelvan al ciudadano su derecho a existir dentro del paraíso que habita.

La presencia de Mara Lezama en las mesas de trabajo no es casualidad: Tulum se volvió prioridad porque su crisis ya trasciende fronteras.

No sólo turísticas, también sociales.

El reto es enorme: reconstruir un modelo turístico sin alma, donde la belleza natural no basta para esconder la desigualdad.

El Estado puede poner las reglas; la Federación, el apoyo.

Pero si la autoridad municipal sigue ausente, todo se quedará en buenas intenciones y comunicados decorativos.

Tulum necesita volver a ser de la gente que lo camina, no de los que lo venden.

El mar no puede seguir siendo un privilegio, ni la sombra un lujo.

No hay desarrollo sostenible cuando la dignidad está restringida.

La política, en su mejor versión, es la capacidad de equilibrar intereses; en su peor, es el arte de esconderse detrás de la agenda.

Y hoy, lamentablemente, Tulum tiene un alcalde que eligió lo segundo.

Aun así, queda esperanza.

Porque mientras la autoridad local se hunde en su propio silencio, la ciudadanía comienza a hablar, y la Federación —con la gobernadora al frente— parece dispuesta a escuchar.

El día que el mar vuelva a ser de todos, ese día Tulum habrá renacido.

Por ahora, sigue siendo el paraíso con candado, custodiado por un discurso hueco y una burocracia que no soporta el sol.

 

 

 

Fuente: Sensación Noticias

redaccionqroo@diariocambio22.mx

AFC/ RCM

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