Terminó el Romance

Guillermo Huízar/ CAMBIO 22

Una semana más de pasos extraviados, una que se suma a 6 o 7 anteriores.  Pasos inciertos, temerosos, vacilantes, parecidos a los que endereza un enfermo, o una persona embriagada, similar a los primeros esfuerzos que intenta una persona con hernias en las vértebras lumbares y recién ha sido intervenida.  Así camina México.  Lo preocupante es que sus signos vitales parecen agravados en los últimos 7 días.  En este espacio he intentado alejarme del pesimismo desgastante y he echado mano de cualquier indicador que sugiera muestras de recuperación.  Lo cierto es que cada semana me resulta más complicado encontrarlos para mantenerme dentro de la zona positiva, del espacio de esperanza.

Por supuesto no es bueno el escenario que prevalece en nuestro vecino del norte, diariamente se acumulan decisiones que se convierten en escándalos políticos con severas consecuencias económicas, una relación personal ruidosamente rota (Trump-Musk) tumbó el valor de las acciones de TESLA y arrastró al indicador global.  No podía ser de otra manera, el amorío (es figurativo, claro) entre dos hombres, el más rico del mundo con el más poderoso, no tenía forma de terminar bien, tengo la impresión de que ambos desean lo mismo: dinero.

Las consecuencias económicas del romance roto no sólo son bursátiles, el dólar sigue debilitándose, generando una visión miope en el fortalecimiento del peso mexicano.  Los Estados Unidos de Norteamérica, el campeón del déficit fiscal, el país más endeudado del mundo, dueño del mercado más grande de todos, está atorado.  En la construcción o recrudecimiento de esa realidad está atado de manos el Estado Mexicano, sólo queda aguantar las consecuencias y ninguna es buena.

Claro que no, si la Unión Americana sigue en francachela, la resaca la padecerá toda la América del Norte, especialmente México.  Me voy a permitir cambiar la conjugación del verbo “padecer” de futuro a presente.  Es decir, ya la padece.

Antes lo dije, los asideros que sostienen mi moderado optimismo se están derrumbando.  Los coletazos de las malas decisiones propias y ajenas ya se muestran.  El oficialismo pronosticó, en noviembre de 2024, un crecimiento de la economía mexicana para 2025 del 2.3 por ciento; en esas mismas fechas la encuesta del Banco de México la ajustó a 1.22 por ciento, la mitad; y en esta semana acaba de publicar un nuevo pronóstico, bajando la expectativa al 0.1 por ciento, o sea, nada.  Por lo mismo, en abril y mayo de este turbulento año se han perdido 93,066 puestos de trabajo y las exportaciones de México a Estados Unidos en abril fueron 2.7 por ciento menos.  Cuidado.  La resaca comienza a manifestarse.  Los oficialistas podrán argumentar que se trata de consecuencias en terreno propio cuyas causas están en terreno ajeno.  Ese argumento es real pero inocuo.

No todo viene desde afuera, el costo financiero de la deuda pública mexicana rompió todos los récords, y las pérdidas operativas de PEMEX y CFE son cuantiosas, las dos variables son internas.  Al mes de abril, México ha pagado 389,705 millones de pesos de intereses, más que nunca desde que se registra el dato, es producto de un nivel de endeudamiento histórico que pasó de 43.6 por ciento del PIB en 2018, al 51.3 por ciento en 2024. Por su parte, las empresas públicas del Estado Mexicano PEMEX y CFE, en el primer trimestre perdieron 153,700 millones de pesos.  La suma de los intereses pagados por la cuantiosa deuda, más las pérdidas operativas, con corte al primer trimestre, suman 455,400 millones de pesos, que anualizados, alcanzarían la horrorosa cifra de 1.8 billones de pesos, equivalente al total de gasto asignado a todas las dependencias del ejecutivo federal que es de 2.1 billones de pesos, y que incluyen los esfuerzos en educación, salud, seguridad, programas sociales, etcétera.

Concluyo preocupado: es cierto que hay variables que golpean a la economía mexicana que no dependen del oficialismo, pero no menos cierto es que otras son culpa directa de este régimen que sigue acumulando yerros.

Fuente: El Sol de Zacatecas

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