• El Telescopio Cosmológico de Atacama revela imágenes inéditas del resplandor del Big Bang, mostrando el cosmos cuando solo tenía 380.000 años de edad

 

Redacción / CAMBIO 22

Es difícil imaginar la infancia del universo. Hoy, este cosmos de mediana edad se extiende por 93 mil millones de años luz, y contiene hasta dos billones de galaxias y más de 200 mil millones de billones de estrellas. Pero al inicio las cosas eran simples. El universo bebé era esencialmente una sopa caliente y densa de partículas que ha estado expandiéndose y enfriándose a lo largo de miles de millones de años. Un telescopio ubicado en el norte de Chile logró espiar la infancia del universo al captar el resplandor que dejó el Big Bang y que se irradió por todo el cosmos.

El Telescopio Cosmológico de Atacama (ACT, en inglés) publicó las imágenes más nítidas hasta hoy de la primera luz del universo, al captar el material que luego formaría las primeras galaxias y estrellas durante la infancia cósmica. Las nuevas imágenes, que se presentarán en la muy próxima reunión de la Sociedad Estadounidense de Física, son de cuando el universo tenía tan solo 380.000 años de edad. El cosmos ahora en su madurez tiene 13,8 mil millones de años, lo que significa que la luz tuvo que viajar más de 13 mil millones de años para llegar al telescopio.

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“Al mirar a ese pasado en que las cosas eran mucho más simples, podemos armar el rompecabezas de la historia de cómo evolucionó el universo hasta ser el lugar rico y complejo en que nos hallamos hoy”, dijo en declaraciones Jo Dunkley, profesora de física y ciencias astrofísicas de la Universidad Princeton, y líder del análisis del ACT.

La primera luz visible

Se trata del tiempo cósmico más antiguo al que hayamos podido acceder con la vista. Y eso es porque la luz con frecuencia dispersa los electrones libres, opacando el universo. No fue sino hasta 380.000 años después del Big Bang, cuando las partículas empezaron a combinarse, que la luz pudo viajar libremente y acabar con las eras cósmicas oscuras.

El remanente enfriado de la primera luz que llenó al universo se conoce como trasfondo cósmico de microondas – radiación que quedó del Big Bang que todavía se puede detectar en el universo distante. Esta antigua luz lleva consigo las claves al pasado del universo, y también a su futuro, lo que permite que los astrónomos se aproximen todo lo posible al Big Bang para poder entender el nacimiento y evolución del cosmos.

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Después de haber pasado 15 años observando los cielos cósmicos de la cima de una montaña de Chile, el ACT pudo medir la intensidad y polarización de la primera luz del universo con extrema sensibilidad. Eso permitió que los científicos calcularan la temperatura, densidad y velocidad del material en movimiento que ocupaba el universo bebé, calibrando qué tanto de todo eso estaba allí antes de empezar a formar galaxias y estrellas.

La polarización del material revela el movimiento detallado del hidrógeno y el helio en la infancia del cosmos. “Estamos viendo los primeros pasos que llevaron a la formación de las primeras estrellas y galaxias”, declaró Suzanne Staggs, directora del ACT y profesora de física en la Universidad Princeton. “Y no solo vemos luz y oscuridad, sino la polarización de la luz en alta resolución… Como sucede al usar las mareas para inferir la presencia de la luna, la polarización de la luz en el seguimiento del movimiento nos dice qué tan potente era la atracción de la gravedad en diferentes partes del espacio”.

Las imágenes están ayudando a los científicos a reunir pistas sobre la historia del origen del universo. Al revisar las mediciones del ACT el equipo de investigadores pudo confirmar que la edad del universo es de 13,8 mil millones de años, con un margen de incertidumbre de sólo el 0,1%. “Si el universo fuera más joven, tendría que haberse expandido más rápido para alcanzar su tamaño actual y las imágenes que medimos parecerían estar llegando a nosotros desde más cerca”, dijo Mark Devlin, profesor de astronomía en la Universidad de Pensilvania y director adjunto del ACT.

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El equipo también pudo medir con mayor precisión que el universo se extiende hasta unos 50 mil millones de años luz en todas las direcciones desde nuestro punto de observación, y que contiene una masa de 1.900 zetta-soles, o lo que equivale a casi dos mil millones de billones de soles.

En lugar de presentar nuevas teorías, las mediciones confirman que para el cosmos que nos rodea, esto es algo habitual. “Nuestro modelo estándar de cosmología acaba de pasar por el conjunto de pruebas más exigentes. Tenemos ahora los resultados, y todo se ve sólido”, afirmó David Spergel, profesor de astronomía en la Universidad Princeton. “Lo hemos probado en nueva física en muchas formas diferentes y no hallamos evidencia de que hubiera novedades”.

 

 

 

Fuente: Gizmodo

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