Mauricio Flores/CAMBIO 22

Conforme al nuevo trazo del Tramo 5 Norte del Tren Maya, la terminal estación de Playa del Carmen quedará más a 6 kilómetros de distancia del centro del popular sitio de playa en la Riviera Maya, una distancia más o menos que existe de manera lineal entre la llamada Parque Los Fundadores -donde está el embarcadero hacia Cozumel- y la zona habitacional Villas del Sol. En otras palabras, el proyecto a cargo de Javier May dejará a los viajeros a una notable distancia del centro de la actividad turística tras afectar seriamente kilómetros de selva y el sistema de aguas subterráneas de la zona.

El más reciente cambio de trazo supone el tren correrá tierra adentro, no bordeando la zona turística, y que dejará tanto a turistas y lugareños en una zona que, para llegar ante el onírico paisaje caribeño, será necesario tomar y pagar otro transporte (taxi, autobús, bicicleta) o caminar por una hora bajo el sol tropical.

Uno de los encantos de los trenes europeos (de los que tomó inspiración el Tren Maya) es que las estaciones quedan cerca de los centros históricos de las ciudades y que es posible acceder casi a pie (o muy fácilmente) a los hospedajes y puntos de interés así como a las áreas de actividad económica mas relevante. Pero como se hizo el trazo por tercera ocasión, no parece será así.

En tanto, son cada vez más las voces de habitantes de la zona, personajes socialmente relevantes y organización independientes que levantan su voz en contra del trazo que va tierra adentro con un efecto directo sobre la capa vegetal, acusando que con decenas de miles de árboles derribados y sin que existan planes claro de remediación ambiental. Y, aún más relevante, manifestando la preocupación de que no existan los estudios de ingeniería previos y menos la ingeniería a detalle que evite la fractura de las cavernas por las que corren los ríos subterráneos en esa parte de la península.

La reciente aparición de socavones en el desmonte efectuado en las cercanías de Tulum (correspondiente al Tramo 5 Sur del Tren Maya) es una muestra de los riesgos geológicos que tiene el tipo de suelo de la región, así como de la complejidad de las redes de ríos subterráneos y cavernas milenarias, pero que dadas las prisas del gobierno federal de culminar una de sus “obras emblemáticas”, se decida obturar con concreto hidráulico esos espacios y/o pilotear sobre aguas subterráneas. Ello ya está sucediendo según revelan las fotografías expuestas la semana pasada en el Periódico el Sol de México que en seguimiento a la denuncia del Colectivo Jóvenes por Solidaridad, muestran estructuras de concreto sobre el sistema de aguas subterraneas Dos Ojos-Sac Actún, uno de los más grandes de mundo en su tipo.

 El Daño Ambiental No es de Ahora

El proyecto original del Tren Maya fue básicamente un proyecto de desarrollo regional para contener un agresivo proceso de desforestación y de urbanización desordenada. A ello se enfocó el equipo del entonces director de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons; sin embargo, fue removido de manera poco amable a principios de este año ante el rezago en los tiempos de ejecución que no fueron satisfactorias para las expectativas de Andrés Manuel López Obrador: una avance inferior del 30% debido a complicaciones en la liberación de derecho de vía, deficiencias de planeación para el retiro de antiguas vías y para el suministro de materiales, falta de ingenierías a detalles y no pocas protestas sociales.

La actuales quejas de activistas y de sociedad civil tienen mucho de emotivo dadas las crudas imágenes de selva derribada y de cavernas afectadas, sin embargo, las afectaciones no son nuevas y, aunque sea chocante, es preciso hacer algunas comparaciones: el trazo es menos amplio que el de una super carretera, y es que el área comprometida entre Cancún a Tulum (100 km) se realiza sobre derechos de vía ya  existentes en un ancho de 40 metros, lo que deriva en que serán desmontadas 400 hectáreas de selva.

¿Es mucho? Anualmente se pierden 50 mil hectáreas en la península de Yucatán ya sea por actividades agrícolas o inmobiliarias. Sólo en las cercanías a la laguna de Bacalar las comunidades menonitas que huyeron de la narco-violencia de Chihuahua han deforestado 5 mil hectáreas y van por una superficie similar en el polígono de Balankin en Campeche.

En el proyecto original, para remediar el efecto de la obra se plantea ampliar en 300 mil hectáreas las zonas naturales protegidas en la península, así como la promoción de actividades agrícolas sustentables para los habitantes limítrofes con la selva. El tren, en sí mismo tendría un efecto ambiental positivo pues sustituirá miles de camiones que hoy circulan por la supercarretera Cancún-Tulum que emiten 50 veces más dióxido de carbono que el tren.

Y lo que Falta

Ciertamente, el problema de ingeniería y de protección de la red de ríos subterráneos es más grande y complejo que el de la reforestación y son una fuente de las crecientes protestas sociales contra la obra.

Pero aún falta que Green Pace -que como vocera tiene a Diana Olguín– los actores y famosos en contra, así como el colectivo #SelvameDelTren se entere de que la vía será confinada con 100 kilómetros de malla de uno y otro lado de las vías; y que aún con la construcción de “pasos de fauna” que vienen considerados en los planes originales, se habrá cortado el flujo natural de especies animales en la zona.

El pleito va a crecer antes de que se logren soluciones ambientales y económicas de largo plazo.

Fuente: El Independiente

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