• La historiadora explora la figura de Trotski y su influencia en el arte y la política del siglo XX

 

Redacción / CAMBIO 22

Tras más de una década de investigación, la historiadora del arte Silvia Vázquez Solsona presenta Vlady. Tríptico trotskiano: El héroe trágico del siglo XX, un “estudio exhaustivo” de una de las obras más trascendentales —y paradójicamente menos estudiadas— del pintor ruso—mexicano Vladímir Kibálchich Rusakov, Vlady (1920–2005).

Publicado hace unos días por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, este volumen tiene su origen en la tesis de licenciatura de la autora, escrita entre 2013 y 2014, y profundamente revisada entre 2021 y 2022. “El libro comenzó como una tesis, pero no es simplemente una reedición. Quise convertir aquel trabajo académico en algo más accesible para el lector, sin renunciar al rigor ni a la profundidad”, dice.

Así, por primera vez, se presenta un análisis completo de una obra monumental que ha permanecido prácticamente fuera del radar: un tríptico que combina potencia visual, densidad simbólica y una profunda carga política.

La Jornada: “Urge rescatar Tríptico trotskiano, de Vlady: el último suspiro  de la revolución rusa”

Una vez concluida la investigación, la autora buscó el apoyo necesario para materializar el libro que permite abrir nuevas conversaciones sobre el arte de Vlady y el lugar que ocupa en la historia cultural del país.

El objeto de estudio es el Tríptico trotskiano, una obra monumental compuesta por tres paneles (Magiografía bolchevique, Viena 19 y El instante), realizados entre 1967 y 1981, que en conjunto alcanzan casi 13 metros cuadrados.

Para Vázquez, el tríptico no debe entenderse como una representación histórica convencional: “No es una ilustración biográfica de Trotsky. Es una tragedia pictórica, una sinfonía visual que lo convierte en mito. Aquí, Trotsky es el héroe trágico por excelencia, alguien que desafía al destino sabiendo que será derrotado, pero que en su caída se vuelve eterno”.

El libro también se detiene en las condiciones materiales de la obra como su técnica y su conservación. Durante años, los paneles han estado almacenados sin bastidores y, en ocasiones, montados en orden incorrecto.

“En San Ildefonso, en 2022, el tríptico fue montado en un orden que no corresponde a la lectura original. Eso cambió todo: la dimensión estética, la narrativa y la interpretación política”, recuerda.

Actualmente, la obra está en comodato con la FGR, mientras se espera su retorno al Museo de Arte Moderno, el cual, en colaboración con el CENCROPAM y el INBAL, trabaja activamente en la preservación de las obras donadas por Vlady en 2004.  “Deseo que tenga un lugar digno, permanente”, cierra.

 

 

 

Fuente: El Heraldo de México

redaccion@diariocambio22.mx

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