Silencio sin Fronteras: Cuando la Prudencia se Vuelve Omisión
1 Nov. 2025
Redacción / CAMBIO 22
El conflicto limítrofe entre Quintana Roo y Campeche regresó a la conversación pública no por avances, sino por las declaraciones de Layda Sansores, quien, con la espontaneidad que la caracteriza, lanzó una frase que detonó indignación política y social:
“El tema está en stand by. Existe un acuerdo entre los gobernadores para no tocarlo.”
Lo que para Sansores fue una declaración diplomática, para miles de quintanarroenses sonó a rendición anticipada.
La paciencia social tiene un límite. Y las comunidades en disputa —Xpujil, Nicolás Bravo, Dos Aguadas, Los Ángeles, Cerro de las Flores, entre otras— ya lo alcanzaron. Mientras los tres gobiernos juegan al “no tocar el tema”, las familias siguen viviendo sin certeza jurídica, sin inversión y sin atención del estado que les corresponde.

El Consejo que alza la voz
El Consejo Ciudadano de Chetumal no ha guardado silencio. Ha exigido una postura clara y pública de la gobernadora Mara Lezama Espinosa, recordándole que lo que está en juego no es un trámite burocrático, sino la integridad territorial, legal y moral de Quintana Roo.
El Consejo lo resume con precisión: “No se puede acordar lo que no se ha resuelto.”
Y tienen razón. Cualquier pacto para congelar el conflicto no solo traiciona la historia, sino que normaliza la pérdida silenciosa de soberanía que se arrastra desde 1993.
Prudencia o omisión
Mara Lezama ha privilegiado el diálogo y la coordinación regional, fiel a su estilo conciliador. Sin embargo, la prudencia —cuando se prolonga en exceso— se convierte en omisión política.
En este caso, el silencio pesa tanto como una concesión.
Los quintanarroenses no esperan enfrentamientos retóricos con Layda Sansores, sino una defensa firme de lo que pertenece al Estado. Esperan una gobernadora que encabece la causa territorial, no que la evite.
Porque hablar de bienestar, justicia social o transformación carece de sentido si se abandona la defensa del propio suelo.
Un Congreso sin voz
Más preocupante aún es la indolencia del Poder Legislativo. La Comisión de Defensa de los Límites y Asuntos Fronterizos, presidida por el diputado Filiberto Martínez Méndez, es hoy el retrato de una instancia sin voz, sin rumbo y sin resultados.

Hace apenas unas semanas, Martínez presentó su informe anual, que se limita a propuestas vagas, iniciativas genéricas y ni una sola palabra sobre el conflicto limítrofe.
¿Dónde está la rendición de cuentas?
¿Dónde la representación del Congreso ante la Federación o las comunidades fronterizas?
¿Dónde, diputado Filiberto Martínez, el compromiso real con la defensa del territorio?
Su silencio refleja un desinterés que la ciudadanía ya no tolera. Mientras él acumula discursos vacíos, los quintanarroenses exigen resultados, no pretextos.
El pacto del silencio
El llamado “acuerdo estilo 4T” entre Mara Lezama (Quintana Roo), Layda Sansores (Campeche) y Joaquín Díaz Mena (Yucatán), bajo el argumento de la unidad partidista en Morena, parece más un pacto de complicidad que un acto de diplomacia institucional.
Un entendimiento que prioriza la imagen de cohesión política por encima de los derechos históricos de los pueblos peninsulares.
Esto no se trata de pelear entre gobiernos afines, sino de honrar el mandato ciudadano: defender el territorio, la soberanía y la identidad de Quintana Roo.
Pero para algunos resulta más cómodo callar que confrontar a una compañera de proyecto político.
El hartazgo como frontera
Hoy, los límites de Quintana Roo no solo se trazan en los mapas, sino en la voluntad política de quienes lo gobiernan.
Y el pueblo lo sabe. Sabe quién defiende con firmeza y quién se esconde tras discursos institucionales.
GPC























