• Necesariamente Incómoda

 

Graciela Machuca Martínez/ CAMBIO 22

El 29 de enero de 2024, con motivo del Día del Niño y la Niña, que se conmemora el 30 de abril en México, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, hizo un llamado a la ciudadanía mexicana y a quienes en ese entonces aspiraban a un cargo de elección popular, para que el periodo de Gobierno 2024-2030 “sea un buen sexenio para niñas, niños y adolescentes en México”.

Sin embargo, ese llamado fue letra muerta para quienes hoy gobiernan al país, son integrantes del Congreso de la Unión, de los congresos estatales, encabezan gubernaturas y ayuntamientos, porque el sexenio empieza en una situación de suma gravedad para las infancias en México.

El organismo internacional en esa ocasión reconoció que el gobierno de México “ha realizado grandes esfuerzos para alcanzar mejoras significativas en la reducción de la pobreza infantil y adolescente, que pasó de 52.6% en 2020 a 45.8% en 2022”.

Sin embargo, todavía existen carencias sociales en salud, educación y seguridad social, que deben ser atendidas con alta prioridad. Dentro de los grupos más vulnerables se encuentra el de la primera infancia, identificado con mayor pobreza y carencias, así como el grupo de la niñez y adolescencia indígena, que es desproporcionadamente más pobre que aquellos no indígenas.

“En México hoy día, son las niñas, niños y adolescentes quienes actualmente viven en las mayores condiciones de pobreza y vulnerabilidad. La vía más efectiva y sostenible de reducir la criminalidad, fortalecer la economía y construir un país más verde es invertir en los niños y las niñas como prioridad. Mejorar el bienestar de la niñez no debe ser un lujo accesorio. Es lo justo, también es lo necesario para toda la nación mexicana”, dijo Fernando Carrera, representante de UNICEF en México”.

Por ello, la siguiente administración, en todos los órdenes de Gobierno, requiere dar prioridad a las políticas y programas de bienestar a las niñas, niños y adolescentes para lograr un México mucho más próspero, inclusivo y equitativo, donde ellas y ellos puedan vivir felices, saludables y bien nutridos, educados, libres de violencia y donde puedan desarrollar todo su potencial.

Hasta el momento, quienes ahora cobran como senadores de la república, diputados federales y locales, así como presidentes municipales en Quintana Roo, no han dicho y mucho menos hecho algo sobre la violencia que cobra vidas de niños, niñas y adolescentes en Quintana Roo, a manos de la delincuencia organizada y de la común, además, de las víctimas que deja la violencia institucional.

Niñas, niños y adolescentes han sido asesinados a consecuencia de las acciones de la delincuencia organizada, de robos y asaltos del fuero común, además, de la violencia familiar, lo cual no importa ni a Anahí González o a Eugenio Segura, quienes dijeron que van a defender los intereses de Quintana Roo desde el Senado de la República y por ello se justificó Anahí de falsificar su identidad indígena.

Ya es un escándalo a nivel internacional el asesinato de dos menores de edad en Cancún, mientras la presidenta municipal Ana Patricia Peralta aún actúa como si anduviera en campaña electoral y se olvida de gobernar.
Las víctimas fueron identificadas por la madre de una y hermana de la otra, como H. A. C. de 16 años y F. A. C. de 14 años, respectivamente.

Dijo a la policía que ambos salieron el sábado por la noche a bordo de una motocicleta de su domicilio ubicado en la colonia Valle Verde, a una tienda, pero ya no regresaron. Fueron encontrados el domingo en la colonia Emiliano Zapata con huellas de tortura y el tiro de gracia. Uno era estudiante de educación secundaria y otro de preparatoria.
Las desapariciones de menores de edad en Cancún y otros municipios de la entidad, siguen a la orden del día. Hasta la noche del 14 de octubre, en la página de Alerta Amber de la Fiscalía General del Estado, se encontraban sin localizar Danna Paola Morales de la Cruz de 13 años de edad, desaparecida en Cancún, el día 11 de octubre.
Además, se encuentra el caso de Hania Celeste Díaz Cruz, de 15 años, vista por última vez el pasado viernes 11 de octubre de este año en Cancún.

Otro caso es el de Marco Antonio Mina Reyes de 15 años, visto por última vez en Cancún, el 11 de octubre.
Ante la incapacidad de la Fiscalía General del Estado para realizar de forma eficiente la búsqueda de personas desaparecidas, así como iniciar un dialogo respetuoso e institucional con los familiares de las personas desaparecidas en su calidad de víctimas, las autoridades optaron por la represión en contra de un grupo de mujeres que se manifestaban públicamente el pasado viernes en Chetumal. Ante la falta de herramientas para la conciliación se opta por el uso excesivo de la fuerza pública, por lo que el discurso humanista se cayó de la noche a la mañana y ahora, a las demandas de este grupo de familiares de personas desaparecidas se ha anexado una demanda más, en busca de justicia. Esperemos que esta nueva demanda no quede en la demagogia como la agresión que sufrieron periodistas y activistas en Cancún aquel recordado 9 de noviembre.

Ahora que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, incluyó a Cancún dentro de los diez municipios más peligrosos de México en lo que se aplicará su Estrategia de Seguridad de los Primeros 100 días, esperemos que la presidenta municipal tenga un diagnóstico de la violencia que ocurre en la ciudad que dice gobernar, porque de los contrario, los burócratas y aprendices del gobierno federal se pasarán los 85 día que faltan en levantar el diagnóstico y las buenas intenciones solo quedarán en eso.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx 

GFB/MA

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