SEDENA Blinda el Acceso a Vigía Chico Mientras Avanza la Polémica Obra “Puerta al Mar” en el Corazón de la Reserva de Sian Ka’an
17 Nov. 2025
Redacción / CAMBIO 22
Felipe Carrillo Puerto, 17 de noviembre. – La obra carretero‐turística “Puerta al Mar”, impulsada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y respaldada por el Gobierno de Quintana Roo, continúa avanzando dentro del Área Natural Protegida de Sian Ka’an, aun cuando el acceso a Vigía Chico permanece cerrado por elementos de la Guardia Nacional. La restricción, argumentada como medida de seguridad, ha sido interpretada por organizaciones y comunidades como un intento de ocultar los impactos ambientales de un proyecto que inició sin autorización ambiental y que acumula denuncias por daños a ecosistemas protegidos.

La gobernadora Mara Lezama Espinoza, en su momento presentó la obra como una respuesta a una “deuda histórica” con Felipe Carrillo Puerto. En su visita del 18 de octubre, acompañada por mandos de la Sedena, aseguró que el acceso al mar “es justicia social”. Sin embargo, detrás del discurso oficial se acumulan contradicciones: el proyecto comenzó en 2023 sin contar con la autorización en materia de impacto ambiental de la Semarnat, pese a ubicarse en una de las reservas biológicas más sensibles del país.

En la Reunión Pública de Información convocada por Semarnat el 15 de octubre, comunidades mayas, pesqueras y urbanas expresaron un rechazo contundente. Las intervenciones documentaron tala de manglar, remoción de vegetación costera, afectación a hábitats de especies protegidas —como jaguar, tapir, manatí y tortugas marinas— y la ausencia total de consulta previa a las comunidades. Además, se denunció que el proyecto viola el Plan de Manejo de la Reserva al contemplar infraestructura turística prohibida en la zona núcleo, incluyendo estacionamientos, locales comerciales, un muelle y una playa artificial.


El argumento oficial de que la obra generará desarrollo y “prosperidad compartida” contrasta con los señalamientos de ilegalidad. El expediente técnico revela que Sedena ingresó la Manifestación de Impacto Ambiental hasta diciembre de 2024, un año y cuatro meses después del banderazo oficial. Para entonces, ya se habían abierto caminos, desmontado vegetación y colocado infraestructura básica, acciones que, según especialistas, constituyen violaciones directas a la legislación ambiental mexicana.


El proyecto abarca más de 54 kilómetros de carretera entre Felipe Carrillo Puerto y la costa de Vigía Chico, divididos en un tramo asfaltado de 22 kilómetros y un camino artesanal de concreto hidráulico de más de 32 kilómetros. La ruta atraviesa selva mediana, un ecosistema con alta biodiversidad y sensibilidad ecológica. Aunque las autoridades aseguran que dentro de Sian Ka’an no habrá daños, los testimonios de habitantes y organizaciones contradicen esa versión. De hecho, los propios documentos oficiales reconocen el cambio de uso de suelo en más de 1,500 hectáreas.

La Unesco también ha manifestado preocupación. En mayo de 2024, advirtió que cualquier obra turística o de infraestructura en un sitio Patrimonio Mundial debe garantizar la protección de su Valor Universal Excepcional. La organización lamentó no haber recibido información completa sobre las Evaluaciones de Impacto Ambiental de proyectos asociados al Tren Maya ni del propio “Puerta al Mar”. En su informe de 2025 reiteró que México ha incumplido con la entrega de estudios ambientales estratégicos para evaluar los impactos acumulativos en la región.

A pesar de estos cuestionamientos, el gobierno estatal insiste en que la obra no se detendrá. Las promesas oficiales incluyen una zona de servicios, planta de tratamiento, pasos naturales de agua y supuestas labores de restauración ambiental. En un recorrido reciente, se observaron trabajos de señalización y reforestación, pero también acumulación de basura, consumo de alcohol a la orilla del camino y ausencia de vigilancia preventiva, elementos que contradicen la narrativa de sustentabilidad que promueve la administración estatal.


Organizaciones y comunidades han solicitado formalmente que la Semarnat niegue la autorización ambiental, argumentando que la dependencia tiene la obligación legal de proteger un área natural protegida de relevancia internacional. Además, recordaron que la propia Semarnat ya ha negado otros proyectos de Sedena en Quintana Roo por incumplir la legislación.

Mientras las obras siguen a ritmo acelerado, el acceso al mar continúa cerrado “hasta nuevo aviso”. La Guardia Nacional mantiene bloqueado el paso hacia la zona del faro y el litoral, una restricción que afecta a pescadores, visitantes y residentes. Para los opositores, esta medida es un síntoma inequívoco de que la intervención militar —más que garantizar seguridad— busca impedir que se documenten los impactos ambientales que ya se están generando.

El futuro de “Puerta al Mar” dependerá de la resolución de Semarnat, pero la obra no se ha detenido un solo día. Entre la urgencia del avance físico y las exigencias de un proceso legal incompleto se mantiene una tensión creciente: por un lado, un proyecto presentado como símbolo de justicia social; por el otro, una reserva natural que enfrenta presiones inéditas en nombre del desarrollo. La discusión no es menor: en Sian Ka’an, cada tramo abierto y cada árbol retirado ponen a prueba la integridad de uno de los ecosistemas más valiosos del país.
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