• El imparable avance del mar: Erosión golpea la costa yucateca

 

  • Fenómenos naturales y actividades humanas aceleran la desaparición de playas en Yucatán

 

  • Pescadores y desarrollos turísticos entre los más afectados por el retroceso costero en Progreso y Dzilam de Bravo

 

Redacción/CAMBIO 22

PROGRESO, Yuc.- El calentamiento global, la actividad humana y los fenómenos hidrometeorológicos son la causa principal de la erosión en la costa yucateca ya que en algunos lugares el mar desapareció unos 100 metros de playa que se esta presentando en una extensión de 378 kilómetros que comprende a los municipios de Dzemul, Dzidzantún, Dzilam de Bravo, Hunucmá, Ixil, Chicxulub, Progreso, Sinanché, Telchac Puerto, Ucú, Yobaín y Tizimín, pero teniendo como impacto mayor la costa de Progreso hasta Dzilam de Bravo.

El mar avanzó con el huracán ‘Milton’ unos 10 metros principalmente en Progreso, Chicxulub y Dzilam, en el Puerto de Progreso el mayor impacto es en la actividad turística y gastronómica, para la zona de Chicxulub es contra las construcciones y casas de veraneo; hacia Dzilan de Bravo las afectaciones son contra los nuevos desarrollos turísticos que con el gobierno de Mauricio Vila crecieron exponencialmente afectando tanto playas como manglares, impactando en el hábitat de especies migratorias y nativas de la zona.

Pescadores de la región aseguran que también se ven afectados por la erosión, también están los pescadores que en esta temporada de pulpo pasan serios apuros para sacar sus lanchas y ponerlas en resguardo cuando hay mal tiempo; en las partes erosionadas han colocado geotubos, bolsas rellenadas con arena y espolones, en un intento de frenar la erosión que también se extiende por la zona del ex club Cocoteros, donde ya no hay playa.

Ante el avance incontenible del mar tierra adentro, desde hace tres años, la Asociación Civil “Telchac de Mangle y Mar” puso en marcha el estudio e instalación de arrecifes artificiales, a unos 100 metros del mar, con el fin frenar la erosión de la playa en esta zona de Yucatán.

“El arrecife, como cualquier estructura que tires al mar, pues va a detener o a quitarle fuerza a la ola, y cuando regrese el agua no lleve tanta arena, entonces es una barrera que retiene la arena, pues eso es lo que se busca, que haya una barrera y que no se lleve toda la arena, que se quede”, señala Carlos Santana Arjona, representante de la asociación en una entrevista periodística.

Con apoyo de instituciones civiles la Asociación colocó más de cien metros lineales de arrecifes artificiales, con la instalación de estructuras de metal con un sistema de electrólisis que ha permitido la recuperación de unos 50 centímetros de playa a lo largo de varios meses: “Aunque no lo parezca, la playa es un ecosistema frágil e “inestable”, pues en ella se conjugan los ciclos de las mareas, de corrientes marinas y de sedimentos, como la arena. Uno de estos ciclos es el de erosión-depositación, que puede ser anual o semianual: normalmente, las playas se desgastan durante los inviernos o en temporadas de tormentas y huracanes, pues los nortes, lluvias y vientos, así como los oleajes fuertes y cortos, se llevan los sedimentos mar adentro.

En el caso de las playas yucatecas, los sedimentos llegan desde el lado este hacia el oeste, de acuerdo con el jefe del Departamento de Recursos del Mar del Cinvestav, Alejandro Souza, además se asegura que en las últimas cuatro décadas, la arena no ha regresado a ciertos puntos de la costa de Yucatán: las playas solo se han desgastado. Y si bien factores naturales como el cambio climático influyen en este hecho, lo cierto es que las acciones humanas son las que están impidiendo que ese proceso natural ocurra, aseguran

Algunos estudios sobre el fenómeno y documentados en medios de la región indican que en promedio, en toda la península de Yucatán se perdieron 19 metros de playa de 1980 a 2019. En 2007 se detectó que en un 27% de toda la franja costera había viviendas separadas por menos de 10 metros del mar. La Tarjeta de Reporte para la Costa Yucateca, elaborada por el Laboratorio Nacional de Resiliencia Costera (Lanresc), en el 2017, precisa que el tramo del municipio Dzilam de Bravo al de Hunucmá se encuentra en malas condiciones en términos de erosión costera, en específico, las playas de Telchac y Progreso.

Sin embrago, especialistas quienes analizaron imágenes satelitales capturadas en distintos años con herramientas como Google Earth, para comparar las extensiones de las playas y medir el avance del mar han documentado que la erosión alcanza ya en unas partes, los 100 metros tierra adentro, Por ejemplo, el profesor del Cinvestav, Jorge Euán, identificó retrocesos de hasta seis metros por año en varios puntos de Telchac. También considera focos rojos a las tres comisarías costeras de Progreso: Chelem, Chuburná y Chicxulub. La primera ha generado preocupación, pues ahí se han implementado diversas medidas para combatir la erosión sin que alguna rinda frutos. Tal es el caso de la calle 12, que estaba plagada de espigones que no fueron efectivos. En el 2005 esa zona ya no tenía nada de sedimento, así que las estructuras fueron retiradas y se realizó un relleno de arena de entre 10 y 12 metros. Pero el remedio solo duró 5 años: desde el 2011 el sitio no ha vuelto a tener playa.

Chicxulub es otro punto crítico para Euán donde se pierde medio metro de playa por año. Chuburná, también es considerada una zona crítica. Estimaciones indican que en la Laguna de la Carbonera el retroceso es de aproximadamente seis metros por año. Si bien, en Yucatán toda la línea costera tiene un perfil similar: los oleajes y las corrientes son constantes en todas las playas, no todas están erosionadas.

Muchos estudiosos del tema señalan la ampliación del Muelle, realizada a finales de 1980, como una de las causas de la erosión en la costa norte de Yucatán, pues la intervención no fue planeada adecuadamente y modificó el oleaje en la zona. Otra son los puertos de abrigo (los lugares donde se resguardan las embarcaciones): los académicos indican que en Yucatán fueron construidos excavando en los humedales de las ciénagas y para conectarlos con el mar se abrieron entradas que, naturalmente, se llenaban de arena.

Para evitar eso, se instalaron escolleras, unos muros de palos y piedras, que detienen el transporte sedimentario. Dado que en la entidad la arena se mueve de este a oeste, las escolleras propiciaron la formación de playones en el lado este de los puertos de abrigo, y, al impedir el flujo del sedimento, erosionaron las playas localizadas en la zona oeste.

Otro factor crucial son los espolones, geotubos y otros “remedios” temporales, que de acuerdo con Appendini, tuvieron su “boom” a finales de los 80, cuando ante los primeros vistazos de erosión en la costa norte, las personas propietarias de viviendas frente al mar entraron en pánico y comenzaron a tomar medidas improvisadas para mitigar la erosión en sus terrenos, sin saber que eso estaba agravando el problema.

Las mencionadas estructuras sirven para retener arena, por lo cual suelen ser efectivas para mantener la playa. Pero eso significa interrumpir el flujo de sedimentos en la costa. Y el remedio se transforma en la enfermedad.

Actualmente, para realizar cualquier tipo de intervención en el mar se requieren permisos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Sin embargo, se ha detectado un número alarmante de ese tipo de obras instaladas sin autorización. Pese a eso, menos de la mitad han sido retiradas.

Por eso se señala que aparte del cambio climático, también la falta de planeación y el boom inmobiliario son consideradas causas primordiales del grave problema de erosión, pues la evidencia indica que justo donde las playas están más desgastadas es donde se erigen todos los condominios y casas veraniegas.

Las regulaciones de construcción en la costa son relativamente nuevas. De hecho, fue en julio del 2007 cuando se promulgó el Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero del Estado de Yucatán (Poetcy), mismo que fue reformado en el 2014. Gracias a ese reglamento, ahora está prohibido realizar construcciones a menos de 20 metros de manglar o a menos de 40 metros de un cuerpo de agua. Tampoco se puede edificar en la primera duna, ni destruir la vegetación rastrera que la caracteriza. Además, se exige realizar una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), previo a cualquier tipo de obra, y dependiendo del tamaño del terreno, de la ubicación y del uso de suelo, se solicita conservar un porcentaje del área sin construir.

A través de denuncias ciudadanas se ha detectado casos de grandes complejos construidos frente al mar, creados a partir de redes de corrupción que permiten la realización de obras que no cuentan con los permisos correspondientes.

El calentamiento global, que no solo incide por el derretimiento de glaciares y el aumento del nivel del mar, sino que también genera tormentas y huracanes más fuertes, propiciando vientos y oleajes más agresivos, los cuales desgastan la playa de manera frecuente, sin darle tiempo de recuperarse.

Hay que mencionar que el Gobierno del estado, a partir del Presupuesto de Egresos 2020 comenzó a señalarse específicamente un componente de “zonas costeras erosionadas recuperadas”, el cual incluye la elaboración del programa de gestión costera para la conservación y mejora de las zonas erosionadas, realizar acciones para la restitución del transporte de arena en la dinámica litoral y la coordinación de limpieza de playas y manglares. Pero eso no necesariamente representa un avance.

De acuerdo con los documentos del Presupuesto basado en resultados, proporcionados por la Secretaría de Administración y Finanzas (SAF) a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), en 2018 y 2019 las acciones relacionadas con la erosión costera se incluyeron, junto con otras, en el Programa de Adaptación a Eventos Meteorológicos Extremos, al cual en total se le asignaron 10 millones 533 mil 428 pesos y 21 millones 227 mil 159 pesos por año, respectivamente.

En el 2020, se agregó específicamente el componente de erosión dentro del Programa de Conservación y Manejo Integrado de la Zona Costera, que recibió 11 millones 177 mil 448 pesos; pero los recursos descendieron 96% en 2021, cuando se le destinaron 397 mil pesos. Y en el 2022, fueron solo 347 mil pesos.

Para el presupuesto 2023, el componente referente a las zonas costeras erosionadas recuperadas se incluyó dentro del Programa de Conservación de Ecosistemas Prioritarios, al cual se le asignaron 674 mil 44 pesos.

Eso no significó que se destinó más dinero a las estrategias para evitar el desgaste de playas o rescatarlas. Por medio de la PNT, la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de la entidad, precisó que en el 2018 no se otorgaron recursos con ese objetivo por el cambio administrativo. En el 2019 se destinaron 35 mil 858 pesos; en el 2020, solo 4 mil pesos, y del 2021 al 2023 fueron 40 mil pesos. Es decir, a las acciones concretas para combatir la erosión les ha tocado menos del 12% de los recursos asignados a los programas de manejo costero.

En el 2014, la administración de Rolando Zapata hizo un relleno de arena de siete kilómetros entre Chicxulub y Yucalpetén, pero solo funcionó durante los meses de julio y agosto, el fracaso de esa medida generó molestia entre residentes que ya tenían el mar a un paso de sus patios. En respuesta, en el 2016 conformaron la agrupación “Unidos por las Playas”, y en octubre de aquel año firmaron un convenio en el que el gobierno de Yucatán se comprometía a realizar estudios sobre la erosión y resolver parcialmente la problemática.

En 2019, el gobierno de Mauricio Vila Dosal, instaló dos bypass, estructuras que extraen arena de zonas de acumulación y la depositan en zonas de erosión. Una de las obras fue erigida en el puerto de abrigo de Chuburná y la otra en el de Telchac, ambas eran operadas junto con la Secretaría de Marina (Semar). Según se anunció, se invirtieron más de 14 millones de pesos.

Aunque los investigadores están de acuerdo en que los bypass son una manera efectiva de solucionar tanto los amontonamientos de arena en la entrada de los puertos de abrigo como la erosión costera, e incluso mencionan que todos los puertos de abrigo deberían tener uno para compensar la afectación al ciclo de transporte de sedimento en la costa, también coinciden en que el bombeo de arena requiere constante mantenimiento y vigilancia, cosa que ha carecido en los dos que se encuentran en la costa yucateca. En el 2020, bajo el argumento de la contingencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, ambas instalaciones dejaron de funcionar.

La Riviera Yucateca cuenta con playas, cenotes, ojos de agua, cavernas submarinas y bosques tropicales, así como una gran riqueza en fauna y flora; en la zona costera de Yucatán hay 4 mil 123 habitaciones de hotel desde 0 a 5 estrellas, todo se ve afectado por la imparable erosión de las playas.

 

Con informaciónd el Sistema de Noticias CAMBIO 22

redaccionqroo@diariocambio22.mx

GCH

WhatsApp Telegram
Telegram