La inversión en la economía mexicana sigue mostrando fortaleza al mantener tasas de crecimiento elevadas, no vistas desde la recuperación posterior a la pandemia más que nada por efectos estadísticos.
De hecho, el repunte de la inversión de 4.4 por ciento a tasa trimestral es cuatro veces mayor que el crecimiento de la actividad económica en el periodo reportado.
El dinamismo de la inversión refleja principalmente la contribución de la construcción no residencial, así como del gasto en maquinaria y equipo, sobre todo de origen importado.
La fortaleza de la inversión en construcción no residencial está asociada no sólo al impulso de los proyectos prioritarios o insignia de esta administración, sino también al proceso de relocalización o nearshoring en México.
La expansión trimestral que registró la inversión total en el periodo julio-septiembre fue producto de un incremento de 5.4 por ciento en la inversión pública y de 4.3 por ciento en la privada.
Entre enero y septiembre, la formación de capital; es decir, la inversión, acumuló un crecimiento sin precedentes de 19.5 por ciento anual, con lo que alcanzó un nuevo máximo histórico.
Por tipo de gasto, se registró un repunte acumulado de 21.3 por ciento en la inversión pública, no visto desde el periodo comparable de 2008, y de 19.2 por ciento en la privada, siendo su mayor expansión anual para un enero-septiembre desde 1996.
Al desempeño positivo de la economía mexicana durante este año ha contribuido el aumento del gasto en construcción, en particular de naves y parques industriales relacionados con el proceso de relocalización de plantas manufactureras y proveedores del mercado estadounidense.
México tiene la oportunidad de aprovechar el nearshoring para atraer mayores flujos de inversión ante su cercanía geográfica con el principal mercado de consumo, que es Estados Unidos.
De acuerdo con la más reciente encuesta que levanta mensualmente el Banco de México entre especialistas del sector privado, el porcentaje de los analistas que consideran que este es un buen momento para realizar inversiones en el país se ubicó en 43 por ciento en este diciembre.
Si bien se replegó desde el 44 por ciento en la encuesta de noviembre, aún está en niveles no vistos desde diciembre de 2015 y es la opinión preponderante.
La coyuntura para realizar inversiones es congruente con la revisión al alza de las expectativas sobre el crecimiento económico ya no en 2023, que permanecen estables en 3.4 por ciento, sino en 2024, año para el que se prevé una expansión de 2.3 por ciento, mayor a la que se esperaba semanas y meses antes.
En lo que hay que seguir poniendo atención es en los factores que, en opinión de los analistas y directivos empresariales consultados en encuestas serias como las de Banxico y el IMEF, podrían obstaculizar el crecimiento del país hacia adelante: el deterioro en el Estado de derecho y en los indicadores de seguridad pública.




















