• La tarde de este sábado se tiñó de dolor en Chetumal.

 

Dra. Candy Raygoza/CAMBIO 22

Una joven mujer decidió quitarse la vida mediante ahorcamiento en un domicilio ubicado sobre la Calzada Veracruz, entre las calles Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. Tras el reporte al 911, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana acordonaron la zona mientras personal médico y del Servicio Médico Forense realizaba las diligencias correspondientes.

Detrás de cada suicidio hay una historia no contada. Una lucha interna muchas veces invisible, que se desarrolla en silencio, entre lágrimas contenidas, insomnio, ansiedad o la sensación de estar sola en un mundo que sigue su curso sin detenerse. Este hecho, lamentablemente, no es aislado. Quintana Roo se encuentra entre los estados con mayor incidencia de suicidios en jóvenes a nivel nacional, un dato que debe alarmarnos y, más aún, movilizarnos.

La salud mental no es un lujo, es una necesidad. Y sin embargo, sigue siendo una de las áreas más desatendidas del sistema de salud pública. La estigmatización, la falta de información y el acceso limitado a atención psicológica o psiquiátrica impiden que muchas personas busquen ayuda a tiempo. La depresión, los trastornos de ansiedad, los duelos no elaborados y las heridas emocionales no tratadas son factores que pueden llevar a una persona a perder la esperanza.

En Quintana Roo, muchas familias enfrentan condiciones de violencia, desintegración, abuso o abandono. A esto se suman las presiones económicas, la falta de redes de apoyo y la exposición constante a entornos sociales adversos. En jóvenes, la situación se agrava por la escasa educación emocional en el hogar y en las escuelas, así como el uso excesivo de redes sociales que distorsionan la percepción de la vida.

Hablar de salud mental es urgente. Necesitamos campañas permanentes de prevención del suicidio, líneas de atención gratuitas, espacios seguros para hablar sin juicio, formación emocional en todos los niveles escolares, y un sistema de salud pública más humano, accesible y cercano a la comunidad. Necesitamos capacitar a los primeros respondientes, sensibilizar a padres y docentes, y fortalecer las redes de atención comunitaria.

A ti que estás leyendo esto: si en algún momento sientes que no puedes más, si te abruma el dolor, si crees que nadie puede ayudarte, por favor no te aísles.

No estás sola(o).

Hablar puede salvarte. Existen personas dispuestas a escucharte, profesionales dispuestos a acompañarte y caminos que aún no has recorrido. Tu vida vale.

La prevención del suicidio no es solo tarea de especialistas.

Es responsabilidad social.

Es aprender a mirar al otro, a preguntar cómo está, a escuchar con atención, a ofrecer presencia sin juicio. Porque un gesto puede hacer la diferencia. Porque detrás de una sonrisa puede haber un grito que pide auxilio.

En memoria de todas las personas que ya no están, y en nombre de quienes aún están a tiempo.

 

 

Fotos: Edi Bonilla

 redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM/RCM

 

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