► Los pobladores no saben si al regresar sus hogares seguirán ahí

 

Por Ricardo Jesús Rivas/ CAMBIO 22

CHETUMAL, 2 de julio. – “Ya nos vamos, esperamos regresar y encontrar nuestra casita”, fueron las palabras llenas de esperanza y tristeza de los pocos habitantes de Punta Herrero, un pequeño y aislado asentamiento en el municipio de Felipe Carrillo Puerto en la costa de Quintana Roo, mientras se preparaban para abandonar su amado pueblo ante la inminente llegada del huracán Beryl.

Este poderoso ciclón amenaza con azotar las costas del centro y sur de Quintana Roo, llevando consigo la incertidumbre y el temor de perderlo todo.

Punta Herrero es hogar de pescadores que han encontrado en sus tranquilas playas su sustento y su modo de vida.

Estos hombres y mujeres, dedicados a la pesca, han construido su comunidad con esfuerzo y dedicación, enfrentando siempre los desafíos que la naturaleza les impone.

Ahora, con lágrimas en los ojos, deben dejar atrás lo que con tanto trabajo han levantado, sin saber qué encontrarán a su regreso.

Sus palabras, pronunciadas, capturan el sentir de una comunidad que enfrentará la furia de la naturaleza.

Los pescadores y sus familias, con sus pocas pertenencias a cuestas, miran una última vez sus hogares antes de partir, llevando consigo la esperanza de que todo estará en pie cuando regresen.

Esta mezcla de esperanza y preocupación se convierte en un símbolo del espíritu resiliente de Punta Herrero.

La partida de los habitantes de Punta Herrero marca un desplazamiento físico y un profundo desarraigo emocional.

Este pequeño pueblo, que ha sido testigo de innumerables historias de lucha y supervivencia, ahora se enfrenta a la adversidad del huracán Beryl.

Mientras se alejan, el mensaje de estos valientes pescadores resuena con fuerza, recordándonos la fragilidad y la fortaleza de quienes viven a merced de la naturaleza.

 

redaccion.cambio22@gmail.com

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