Por su parte, Aramburu aseguró que los únicos bulos o mentiras que le preocupan son los que hacen daño. “Bulos se han producido toda la vida y yo creo que está en los genes humanos, no sé, como (la creación de) los dioses, pero lo que ocurre hoy es que con las tecnologías y las redes, éstos se amplían mucho y pueden influir en muchedumbres y generar perjuicio. Hay bulos malintencionados que pueden desinformar y llevar a una masa al pánico y contra esto sí que convendría establecer una legislación preventiva”, coincidió.
Sin embargo, sugirió matizar el tema porque, de alguna forma, el novelista también cuenta mentiras. “Inventamos historias que no existen, pero nuestra intención no es hacer daño, sino generar un placer estético y transmitir algo. Hay un pacto de lectura según el cual, quien lee sabe que le van a contar una historia inventada o ficticia”.
Y reconoció que el hecho de que se difundiera la noticia falsa de su fallecimiento, le tomó por sorpresa. “Fue una experiencia inusual la de asistir vivo a la noticia de la propia muerte, pero es algo que siempre me suscitó curiosidad, el cómo se difundiría esta noticia, y cómo reaccionarían los amigos.
“Esta vez han reaccionado muy bien —dijo Aramburu con humor—. Mi lista de amigos ha crecido en los últimos días. Aunque hubo una cuestión que sí me preocupó y que es sintomática de lo que son los bulos dañinos. Mi primera preocupación fue que mi madre (de 99 años) lo leyera”.
Por suerte, dijo Aramburu, la noticia quedó en una anécdota más y se dedicó a saborear la posverdad.
Montero preguntó a Aramburu si la noticia fue difundida mientras él estaba de viaje, porque a ella le ocurrió algo similar.
Y explicó al público: “Esto lo hace un imbécil, un desgraciado italiano que se llama Tommaso Debenedetti, quien el año pasado también me mató y lo hizo mientras iba en un vuelo de México a Madrid, pues así supone que no puedes desmentirlo. Lo malo es que los amigos se llevan un susto de muerte y me recuerda lo que le pasó a Mark Twain, a quien lo mataron también (en la esquela de un periódico), así que él escribió (una carta) con el siguiente mensaje: ‘Es una noticia un poco precipitada’”, expuso entre risas.
Pero más allá del humor con que puede ser tomada la mentira en las redes sociales, Montero rechazó que este tipo de falsedades tengan alguna relación con la literatura. “Pienso que las mentiras de la narrativa son las verdades más grandes a las que podemos llegar. A mí, esas supuestas mentiras me han enseñado cosas… quizá porque intentamos escribir lo más verdadero”.
Y para explicarlo echó mano del consejo que Ernest Hemingway le brindó a los jóvenes escritores.
“Yo detesto a Hemingway, no lo soporto: sus cuentos son buenos, sus novelas horrendas y él era un personaje abyecto, pero aquí me interesa lo que dijo: ‘Escribe la cosa más verdadera que conozcas’, y esa cosa no quiere decir que seas un escritor realista, sino lo que te resuena adentro. Tienes que escribir el libro necesario que hable de esa verdad profunda contra viento y marea. Ésas son verdades verdaderas, pero en el caso de las mentiras todo ha cambiado, porque mentiras siempre ha habido, pero ahora las tecnologías nos están volviendo locos a todos”, concluyó.
Autores lusos llegan al Fondo de Cultura Económica
Manuel Carvalho, embajador de Portugal en México, y Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), presentaron ayer los dos primeros títulos de escritores portugueses traducidos al español, que serán comercializados por debajo de los 100 pesos.
Esto, como parte de un convenio suscrito entre ambas instancias que permitirá la publicación de seis títulos en total en México, por ahora, y que comenzarán a circular antes de mayo en países como Guatemala, Perú, Colombia, Ecuador, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y España.
Ayer llegaron a la 38 FIL de Guadalajara los primeros dos ejemplares. Se trata de El día de los prodigios, de Lídia Jorge, traducido por Mirian Paredes Tavera; y La revolución de los claveles, de Ricardo Viel, traducido por Fernanda Sanabria de Salvidea, y se adelantó que el tercer título será una compilación con lírica de Luís de Camões.
“El libro de Lídia Jorge toca temas clave de la revolución y la posrevolución portuguesa y, además, escribe muy bien, es una escritora con una pluma acerada y, al principio pensé que sería difícil de traducir; y el otro libro (de Ricardo Viel) nos tomó un trabajo tremendo, encontrar a algún historiador que pudiera ser leído desde América Latina”, detalló Taibo II.
Los libros de esta colección tendrán un tiraje de entre 5 mil y 6 mil ejemplares y un precio de entre 65 y 99 pesos, en México.
Finalmente, Taibo aseguró que, históricamente, “el FCE tendía a emplear un exceso de su tiempo en relaciones públicas. Así que andaba de embajada en embajada, en cocteles y en convenios que tenía poca productividad en lo que debería tener una editorial estatal, que es en el impacto sobre los lectores. Sin embargo, nosotros no firmamos convenios a la mayor gloria del gobierno portugués ni a la mayor gloria del gobierno mexicano o del embajador, nosotros firmamos convenios que repercuten rápidamente a la mayor gloria de los lectores”.