Yolanda Gutiérrez/CAMBIO 22

ISLA MUJERES, Q.ROO, 23 de noviembre-. El robo de trampas langosteras, la captura furtiva de ejemplares de talla menor a la reglamentaria y los irresponsables que no respetan los meses de veda, se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para los pescadores isleños.

Las afectaciones son dobles ya que, además de verse obligados a reponer los equipos perdidos, con el gasto que representa, la inversión en combustible no puede recuperarse con la venta del crustáceo que esperaban encontrar en las trampas.

Hombres de mar dijeron que el problema del robo de equipo, con todo y producto, se presenta de manera constante desde hace más de una década a lo largo de toda la temporada de langosta.

Se convierte en un serio problema, ya que cada año deben invertir en nuevas trampas, lo que implica un importante desembolso que no siempre se puede costear.

Explicaron que marcan los puntos donde tiran las trampas para localizarlas fácilmente a la hora de requisarlas y a los furtivos e incluso, en ocasiones, otros compañeros que llegan después, se les hace fácil detectarlas y llevárselas, con o sin producto.

Aunque reconocieron la labor de vigilancia de la Armada de México enfocada a interceptar a pescadores sin los correspondientes permisos o en posesión de producto en veda, expresaron que su presencia no basta para desanimar a los oportunistas que atentan contra sus equipos de trabajo.

Y señalaron que, al igual que los furtivos, algunos pescadores de cooperativas de la isla capturan crustáceos de talla menor a la reglamentaria para comercializarla y durante los meses de veda se dedican a vender langosta en redes con total impunidad, sin tener en cuenta que están acabando con el recurso y no quedará nada para las futuras generaciones.

 

y.gutierrez@diariocambio22.mx

JFCB

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