Y luego de haber dirigido Los Juegos del Hambre, el director Francis Lawrence, vuelve al ruedo de las distopías para encargarse de La Larga Marcha o conocida por nosotros como Camina o Muere. Trabajo que cuenta con las actuaciones de Cooper Hoffman, David Jonsson, Judy Greer y Mark Hamill.
Aunque cabe destacar que por poco no tenemos al mismo Francis Lawrence en este proyecto. Ya que antes de él, estaba el mismo Frank Darabont (La Niebla), quien mencionaba que llegaría a esta historia con bajo presupuesto y un toque de extrañeza, existencialismo y algo muy autocontenido. Pero los caminos y tiempos cambiaron, y para ello, Lawrence tomaría las riendas de este proyecto, anotándose un punto más en cuanto a las adaptaciones. Un terreno bastante peligroso, interesante y a veces, sorprendente. Más cuando se trata de uno de los maestros del terror: Stephen King.

Y vaya que uno siempre está a la expectativa con alguna obra de King (aunque deberíamos decir, Richard Bachman en este caso) a la gran pantalla. Si es buena, regular o mala, de si entendieron su visión o cambiaron todo totalmente en favor de ese toque hollywoodense que hay en ciertas producciones.
En este caso: Camina o Muere es una sorpresa en el género del terror y horror que toma al espectador casual y al fan from hell de aquel libro e historia en un road trip con mucha testosterona, hermandad y violencia como ciertas referencias a otras obras literarias, siendo una adaptación que cumple el llevarnos a la meta del entretenimiento, pero hacernos preguntar luego del viaje: ¿A qué costo llegamos al final?

De qué va Camina o Muere
Adaptación de la novela distópica: La Larga Marcha (The Long Walk) escrita por Stephen King y publicada bajo el seudónimo de Richard Bachman en 1979.
La trama gira en torno a cincuenta participantes dentro de un concurso y caminata nacional conocida como: La Larga Marcha, un evento en que varios participantes se juegan la vida para intentar ser el número uno e intentar ganar un gran premio, fama y fortuna, así como un deseo que puede cambiar todo.
Como espectadores y desde nuestro asiento, acompañaremos al protagonista Ray Garraty (Cooper Hoffman), escogido al azar entre millones de personas para que podamos seguir sus pasos en este camino infernal con un solo objetivo. Dentro de este pesado viaje, Ray hará amigos y enemigos, conociendo a Pete McVries (David Jonsson), Gary Barkovitch (Charlie Plummer), Stebbins (Garret Wareing) y Hank Olson (Ben Wong).
A lo largo de la marcha sucederán ciertas cosas que harán de esta travesía algo pesado. Desde el clima azotando los cuerpos y el pavimento, los malestares del mismo cuerpo humano sin descanso, algunos comentarios de otros participantes para atacar mentalmente al otro, así como el sadismo y frialdad de “El Comandante” (Mark Hamill) y las reglas que este impone: si se detienen o reducen la velocidad de la marcha, mueren y donde solamente uno sobrevivirá.
Ray Garraty se dará cuenta que para ganar esto, tendrá que olvidarse de la amistad y tomar ventaja de ciertas situaciones, así como avanzar sin descanso, aunque tenga que pasar por encima de varios cuerpos, la regla principal es: Camina o Muere.
“La única garantía que tienes como ser humano… es que vas a morir. Y, si tienes suerte puedes escoger cómo pasar tus últimos momentos.”
El guión e historia de J.T. Mollner con Camina o Muere nos adentra a una versión despótica y totalitaria de Estados Unidos, donde con un grupo de jóvenes y ciertas acciones como el mensaje que ostenta en su interior, se atreve a destruir el sueño americano de una vida mejor.
Así como traer ese cliché de ricos contra pobres, dándole un vistazo casi nulo al primero pero desgarrador al segundo, siendo este el motor de nuestra trama entre diálogos y momentos que nos traen reminiscencias a obras como Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, 1984 de George Orwell y un poco de los mejores momentos más viscerales del mismo Stephen King, añadiendo el valor del viaje y momento entre la tormenta al estilo de Shawshank Redemption: Sueños de Fuga (Dir. Frank Darabont, 1994) y Cuenta Conmigo (Dir. Rob Reiner, 1986), lo cual cobra mucho sentido con la manada de lobos que se forma en el viaje y la interacción que hay entre la carga de testosterona y vidas que se mezclan.
Camina o Muere oscila entre ser algo complejo y difícil de mantener por su escenario, donde su historia va de menos a más al ser un road trip visceral que se va construyendo por medio de las actuaciones y diálogos, donde sin querer, el guión nos adentra a varios temas como políticos, sociales, culturales y hasta reflexivos, donde uno tiene más peso que el otro.
Camina al cines por una de las experiencias más inquietantes del año 🚶♂️🚶♂️🚶♂️#CaminaOMuere cuenta un concurso distópico en el que 50 jóvenes deben caminar sin parar hasta que solo quede un sobreviviente 💀
CAMINA O MUERE ¡solo en cines! 🍿#SíHayCine #StephenKing #TheLongWalk pic.twitter.com/bq2AXLW1Eu
— SíHayCine (@SihayCine) September 22, 2025
Dando como ejemplo y sin querer, en un solo diálogo (parafraseado) por parte del personaje de Garrety: “Nosotros somos voluntarios en esto, pero realmente, ¿quién lo hace de verdad?” Siendo ese momento en que Mollner nos entrega esa ideología de reclutamiento en el ejército, la cual da una promesa de una vida mejor, pero donde lo más seguro es la muerte y que te honren con un par de estrellas, balas y una sola bandera. Aunque acá es más ser parte de un “pan y circo” y espectáculo bien financiado como colocado para el morbo del espectador, con lo cual no se juega de manera macabra ni interesante y se deja en el aire.
Pero la historia de Camina o Muere por momentos nos llega a dar reflexión por la vida, por aquellos con los que compartimos, por esas tormentas que recorremos, así como alzar la voz por todo aquello que peleamos o creemos.
Y es que lo que vemos acá de inicio a fin, es un espejo desgarrador de todo aquello que estamos dispuestos a realizar por obtener una vida mejor de una manera cruda, donde no hay demasiadas opciones y donde la escritura eleva o se mantiene a la altura de la obra original para destrozarnos lentamente sin mayor despliegue de sangre.
Es aquí, donde para entender toda la espina dorsal de este podrido esqueleto que es Camina o Muere, entra Francis Lawrence al juego.
El director de este maquiavélico trabajo realiza una eficaz e interesante adaptación de lo escrito por Stephen King, cambiando una que otra idea para lograr algo mejor, hasta el combinar y coquetear, y plantar otras que al final, no resultan ser desarrolladas de la mejor forma o se sienten perdidas y desaprovechadas. Y ante ello, Lawrence nos demuestra una vez más, que entiende la distopía como nadie, aunque esta no sea perfecta o cruelmente punzante como podríamos esperar.
Debemos decirte que, aunque todo se lea como miel sobre hojuelas en Camina o Muere, las intenciones y lenguaje visual de este trabajo no son de lo mejor, así como ciertas decisiones que pudieron haber sido más de vena dramática y sofocarnos más en pro de que la película fuera más allá de lo esperado y hasta arrancarnos el pellejo.
Aunque el mismo Lawrence utiliza ciertas herramientas a su favor, el recurso de los flashbacks (pocos) que utiliza para contarnos esa motivación de nuestro principal, se queda en el camino y arrastrándose sin servir de mucho para la experiencia. Así como el giro de tuerca y analogía que hay con cierto personaje en el mayor punto del último acto, que suena como algo castigador, pero se acalambra mientras se desarrolla y da paso al cierre.
Quizás, uno de los mayores problemas de Camina o Muere, es que no empatizamos con ningún personaje, aunque les hacemos compañía silenciosa durante todo el trayecto. Pero esto posiblemente es un plan con maña del mismo Lawrence con Mollner para que la película funcione mejor y ostente un temple de acero y una frialdad indirecta para sumergirnos más en este mundo y su despliegue de historia.
Camina o Muere ante el ojo de Francis Lawrence es (en el mejor y buen sentido de la palabra) demoledora, cansada, asfixiante, gamberra, desoladora y contundente en sus momentos más aterradores. Pero se encarga de tener emoción y corazón para que sigamos avanzando con el buen reparto y actuaciones que esta larga marcha requiere sobre la reflexión de los límites de la resistencia física y emocionales, y el compañerismo en situaciones extremas.
Vaya que está película no sería nada sin las actuaciones, que van desde lo más cómico sin tantos arrebatos hasta lo más visceral.
Cooper Hoffman se luce como un tranquilo y templado Garraty, que sin el apoyo mutuo de David Jonsson como Pete McVries, ambos hubieran palidecido al inicio del camino. Y es que, aunque sus personajes empiezan con un momento territorial, el desarrollo que ambos tienen luego de esto es de lo mejor, algo que nunca querrás que acabe.
Debemos sumar a la ecuación a Mark Hamill como “El Comandante”, personaje que podría haber sido más repugnante y más sádico, pero termina quedando como una simple caricatura a secas de aquello malvado que podría haber sido sin demeritar la buena actuación que nos brinda el actor a cargo. Eso sí, Hamill disfruta de su personificación y da lo mejor de si, aunque el guión juegue en su contra con su presencia.
Camina o Muere es un filme entretenido y que sale avante al ser una interesante adaptación de lo escrito por Stephen King, donde el guión logra hacer un gran movimiento de ejecutar lo que requiere y hacer unos leves cambios a ciertos personajes y momentos con tal de que esto se sienta como un respiro o algo pulido, y casi diferente para estos años.

Francis Lawrence conoce el terreno de juego con su dirección, sabe cómo moverse entre esta distopía y nos muestra todo aquello que quiere y con lo que desea jugar, aunque esto se quede en una simple idea o raspada de cara y rodilla en medio del camino. Y lo que pudo haber sido; también no nos hace empatizar con los protagonistas de esta historia, pero si importarnos por ellos y en como caerán como fichas de dominó en este sádico y maquiavélico juego del cual somos parte de manera silenciosa para calmar nuestro voraz entretenimiento.
Un trabajo que desde su nacimiento es una crítica al autoritarismo, el espectáculo mediático del sufrimiento, y la deshumanización que surge en busca de un premio y del cual, somos parte con esta cinta.
En una época donde las películas temen jalar del gatillo en ciertos temas, es gratificante ver como Camina o Muere te pide ir a la intimidad de una sala grande de cine para ver esta odisea y adaptación que logra llevarnos la meta y el preguntarnos: ¿Pero a qué costo finalizamos esto?




















