Redacción / CAMBIO 22

Con juegos de guerra, visitas a unidades del Ejército, maniobras militares y ceremonias de juramento, el régimen de Alexander Lukashenko en Bielorrusia prepara aparentemente a niños en edad escolar para una guerra “caliente” del lado de Rusia, según los autores del estudio Niños sin futuro: la militarización de los niños en Bielorrusia.

En un video en Instagram de la cuenta de la organización “Patriotas de Bielorrusia”, adolescentes de 13 o 14 años en uniforme militar y con armas de fuego disparan, mientras otros se esconden, corren hacia los heridos, también niños, para socorrerlos.

La organización fue creada en 2020, poco después de la represión de las protestas contra los resultados falsificados de las elecciones presidenciales en Bielorrusia. “Promover el respeto y el orgullo por los símbolos estatales de la República de Bielorrusia” y “salvaguardar la soberanía e independencia del Estado”: estos son los objetivos formulados en su sitio web.

La militarización de los niños bielorrusos es “una estrategia de supervivencia del régimen”, según el estudio, realizado por BelPol, una asociación de exfuncionarios de seguridad de ese país, y la Administración Popular Anticrisis (NAU). Ambas organizaciones fueron fundadas por críticos de Lukashenko y operan en el exilio.

El director de NAU, Pavel Latushko, aclara a DW que tras las protestas de 2020 en el país “comenzó un trabajo sistemático para la formación de una nueva generación de ciudadanos leales” al régimen. Otro de los motivos es la escasez de personal en las fuerzas de seguridad de Lukashenko, porque muchos jóvenes ya no están dispuestos a trabajar en los órganos de represión estatales.

Otra de las causas son los preparativos de Bielorrusia para una posible guerra del lado de Rusia. Una parte fundamental de las medidas es la militarización de menores, que está consagrada, entre otras cosas, en un “programa estatal para la educación patriótica de la población para 2022-2025”.

Más de la mitad de todos los eventos escolares están relacionados con la guerra, la muerte y el sacrificio personal. Los niños visitan regularmente las bases militares y los organismos de seguridad, donde se les presentan armas y equipo militar especial.

Miles de escolares participan en juegos de guerra

“Quiero probar a ser soldado”, “Quiero poner a prueba mi resistencia”, “Quiero vivir una experiencia nueva”, dijeron adolescentes en la televisión del Ministerio de Defensa bielorruso al ser preguntados sobre por qué participaban en el torneo “Desafío”.

Más de 35.000 estudiantes participan cada año en estos juegos de guerra. Niños de nueve y diez años asumen diferentes roles bélicos. Los de once a catorce años aprenden a disparar. En la siguiente etapa, en juegos como “Cachorro de Águila”, algunos adolescentes incluso experimentan ejercicios donde un tanque atropella a personas en trincheras. El objetivo es enseñar a los jóvenes a no tener miedo a los disparos, las explosiones ni la sangre, afirma Matvey Kupreychik, de BelPol.

En el informe televisivo los niños se muestran entusiasmados. “Había más adrenalina en el vehículo blindado de transporte de personal; era más rápido. Pero el tanque era mucho más emocionante. ¡Qué blindaje! ¡Qué tanque tan potente! Quiero formarme como conductor de tanques en la academia militar. Es mi mayor sueño”, exclama un chico. “El torneo ‘Desafío’ me ha fortalecido mentalmente. Hay reglas y órdenes que tienes que seguir, quieras o no. Se aprende mucho en el torneo”, dice otra participante.

Resurgimiento de prácticas soviéticas

Los juegos de guerra no son nada nuevo en Bielorrusia; ya estaban muy extendidos durante la época soviética. Otra tradición de ese pasado es el uso de instructores militares que imparten fundamentos del entrenamiento militar en las escuelas. Estos puestos se han reintroducido en todas las instituciones educativas de Bielorrusia.

La militarización se intensifica mediante un adoctrinamiento ideológico intensivo. Los libros de texto se reescriben periódicamente para alinearlos con la agenda política de quienes ostentan el poder. Las autoridades educativas y los directores de escuela están obligados a informar sistemáticamente a la fiscalía, según BelPol y NAU.

Hasta la fecha, se ha introducido instrucción militar-patriótica en 220 escuelas bielorrusas, a las que asisten aproximadamente 4.000 estudiantes. Otros 1.800 jóvenes están matriculados en nueve escuelas de cadetes. Varias instituciones educativas ofrecen cursos de piloto de drones. En ellos, niños y adolescentes de entre 12 y 17 años aprenden a manejar drones FPV, diseñados para destruir equipo y tropas enemigas. Durante las vacaciones escolares, se invita a niños y adolescentes a campamentos militarizados. En el curso 2023/24, participaron más de 57.000 jóvenes.

El Estado logra su objetivo debido a que, al inscribirse en las universidades, se da trato preferencial a graduados de cursos militares-patrióticos, y las familias cuyos hijos tienen buenas notas en el entrenamiento militar reciben incentivos económicos.

“La militarización masiva está socavando el sistema educativo y destruyendo los valores del humanismo y el pensamiento crítico. Los niños crecen con una visión distorsionada del mundo, donde la violencia y la subyugación son la norma y donde se desarrolla y consolida un culto a la personalidad”, afirma Pavel Latushko.

Según los autores del estudio, lo que ocurre hoy en Bielorrusia viola las obligaciones internacionales del país de proteger los derechos de la infancia. Atenta contra la libertad de opinión y de creencias, así como contra la protección de los niños frente a la explotación, la propaganda y la participación en hostilidades.

 

 

 

Fuente: DW

redaccion@diariocambio22.mx

KXL/RCM

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