Redacción / CAMBIO 22

JMM, 30 de septiembre. – Un hallazgo que comenzó como un proyecto de investigación en la península de Yucatán hace más de una década hoy revela un riesgo silencioso que podría trascender fronteras. La Dra. Vianey Janice Cupiche Herrera, académica de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo (UIMQROO), y quien fue reconocida con el Nivel I del Sistema Estatal de Investigadores, compartió la importancia de un estudio sobre un parásito que ataca a las aves, incluidas las migratorias.

La especialista explicó que durante años se han realizado capturas temporales de aves con redes de niebla, con fines científicos, para medirlas y después liberarlas. En este proceso se detectó la presencia del gusano barrenador que se aloja principalmente en las alas y músculos de las aves. Este hallazgo no se limita a especies locales: también se observó en ejemplares migratorios que recorren largas distancias desde Norteamérica hasta Sudamérica.

Cupiche Herrera advirtió que la presencia de este parásito en aves migratorias implica un riesgo de propagación internacional. Aunque en regiones frías, como Norteamérica, las bajas temperaturas limitan su reproducción, en climas cálidos como los de Sudamérica existe un alto potencial de transmisión. Con el cambio climático, incluso países como Estados Unidos y Canadá podrían volverse vulnerables a la adaptación de este organismo.

El daño no siempre es inmediato, pero sí progresivo. Las aves afectadas ven comprometida su masa muscular y corporal, lo que limita su capacidad de vuelo y resistencia. “No mueren directamente por el gusano, pero el parásito consume parte de los nutrientes que deberían fortalecer al ave, y eso termina debilitándola hasta ocasionar la muerte en muchos casos”, detalló la investigadora.

La preocupación aumenta en esta temporada, cuando inicia la llegada de aves migratorias. Tras viajes largos y desgastantes, las especies arriban en condiciones frágiles, lo que las hace más vulnerables al ataque del parásito. De acuerdo con la académica, esto podría representar un golpe a la biodiversidad y al equilibrio ecológico en distintas regiones.

Finalmente, Cupiche Herrera destacó que este tipo de estudios no solo contribuyen al conocimiento científico, sino que son esenciales para generar conciencia sobre los riesgos que enfrentan las especies y la necesidad de políticas de conservación. “Estamos hablando de un fenómeno que no conoce fronteras y que podría intensificarse en el contexto del calentamiento global”, puntualizó.

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

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