Candy Raygoza/CAMBIO 22

La zona sur de Quintana Roo está viviendo una tragedia. Decenas de comunidades rurales se encuentran bajo el agua, y Chetumal, la capital del estado, sufre anegamientos severos que han paralizado avenidas principales, inundado hogares y obligado a cientos de personas a dejarlo todo atrás. Lo que comenzó como una onda tropical terminó exponiendo las grietas de una estructura institucional debilitada y una decisión federal que, hoy más que nunca, muestra su costo humano: la desaparición del FONDEN.

En los últimos tres días, se han registrado acumulados históricos de lluvia en comunidades como Pucté (428.6 mm), Juan Sarabia (286.5 mm) y Sergio Butrón C (207 mm). Otras comunidades como Cacao, Sabidos, Javier Rojo Gómez, Cocoyol, Nachi Cocom, González Ortega, Álvaro Obregón Viejo y Nuevo, y Pedro Joaquín Coldwell han sido severamente afectadas. En Bacalar, zonas como Huatusco, Miguel Hidalgo, Blanca Flor y San Román han tenido que ser evacuadas. Escuelas y albergues improvisados se han convertido en refugios para mujeres, niñas, niños y adultos mayores.

¿Dónde está el gobierno federal en este momento? ¿Dónde están los recursos inmediatos para ayudar a quienes lo han perdido todo? Hace apenas unos años, el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) permitía que se activaran apoyos inmediatos para reconstrucción de viviendas, entrega de alimentos, atención médica, y reactivación de servicios básicos. Era perfectible, sí, pero existía. Hoy no hay nada que lo sustituya. Solo promesas tardías, burocracia, y familias mojadas, con hambre, miedo y angustia.

La eliminación del FONDEN fue una decisión tomada desde la comodidad del poder, sin considerar las consecuencias reales sobre los más vulnerables. Y ese error lo están pagando hoy los pueblos del sur de Quintana Roo, donde muchas personas viven de la tierra, de sus animales, de un comercio local que desaparece en cuanto llega el agua.

La crisis climática no perdona. La negligencia institucional tampoco. No podemos seguir enfrentando cada temporal con colectas ciudadanas y buenas intenciones.

El Estado debe proteger, prevenir, responder. No podemos seguir improvisando mientras la gente pierde sus hogares.

Este artículo no es solo una denuncia, es también un llamado.

A las autoridades locales, para que actúen con rapidez y sin esperar permiso.

A la ciudadanía, para que nos organicemos con fuerza y dignidad. Y al gobierno federal, para que tenga la valentía de reconocer que eliminar el FONDEN sin crear un nuevo mecanismo de atención inmediata fue un acto de irresponsabilidad profunda.

Hoy Quintana Roo no necesita discursos. Necesita acciones. Necesita que los ojos del país se vuelquen al sur. Necesita ayuda real, recursos inmediatos y presencia institucional. Porque no es solo agua la que inunda nuestras calles, es también la ausencia de un Estado que debió estar ahí.

 

 

Candy Raygoza es Abogada, Doctora en Derecho, Maestra en Psicoterapia Humanista, Maestrante en Derechos Humanos, Tanatóloga, Terapeuta, Promotora de cultura de paz y Colaboradora de CAMBIO 22.

Fuente; Sistema de Noticias CAMBIO 22

redaccionqroo@cambio22.mx

RHM

 

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