Tras su ordenación sacerdotal en 1982, Prevost se unió a la misión agustiniana en Perú en 1985 y fue canciller de la Prelatura Territorial de Chulucanas de 1985 a 1986.
En 1987 fue elegido director de vocaciones y director de las misiones de la provincia agustiniana de ‘Mother of Good Counsel’ de Illinois y en 1988 fue enviado a la misión de Trujillo como director del proyecto de formación conjunta de aspirantes agustinos en los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac. Allí sirvió como prior de la comunidad (1988-1992), director de formación (1988-1998) y maestro de profesos (1992-1998). En la archidiócesis de Trujillo fue vicario judicial (1989-1998), y profesor de derecho canónico en el Seminario Mayor “San Carlos y San Marcelo”.

En octubre de 2013 regresó a su provincia (Chicago) para ejercer de nuevo como maestro de los profesos y vicario provincial, funciones que desarrolló hasta el 3 de noviembre de 2014, cuando el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis peruana de Chiclayo, elevándolo a la dignidad de obispo y asignándole la diócesis titular de Sufar. Fue ordenado obispo el 12 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la catedral de su diócesis. Y, en marzo de 2018 fue nombrado segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
Es miembro de siete dicasterios del Vaticano, así como de la Comisión para el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que ha sido interpretado como un indicio de la confianza del Papa Francisco en el purpurado.

Con Jorge Bergoglio, al que conoció en Buenos Aires, compartía su visión sobre los pobres y los migrantes. Era “un hombre que quería vivir el Evangelio con autenticidad, con coherencia”, ha subrayado el cardenal agustino de Francisco, y entre sus enseñanzas más preciadas ha destacado su deseo de “una Iglesia pobre, que camina con los pobres, que sirve a los pobres”.
En una entrevista a Vatican News, Prevost rememoraba el primer viaje apostólico del Pontífice fallecido, a Lampedusa, por su “cercanía a los migrantes” y la carta escrita a los obispos de Estados Unidos el pasado mes de febrero “sobre la importancia de estar cerca de los que sufren y de tener el corazón de Jesucristo”, cuando se puso en marcha el programa de deportación masiva de inmigrantes ilegales y refugiados.
Prevost también se ha pronunciado sobre la necesidad de actuar urgentemente contra el cambio climático, otra de las preocupaciones de Francisco y es defensor de la iglesia sinodal. Respecto a la posibilidad de ordenar a las mujeres, el purpurado se ha mostrado contrario y en una entrevista ha asegurado que
“clericalizar a las mujeres no necesariamente soluciona un problema, podría generar uno nuevo”.
Fuente: EFE
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