• Necesariamente Incómoda

 

 

Graciela Machuca Martínez/CAMBIO 22

A los largo de los meses y años llevados en la construcción del llamado Tren Maya y el Aeropuerto Internacional de Tulum, así como de las demás obras del proyecto integral en la Península de Yucatán, en este espacio he dejado evidencias de los daños irreversibles que se le han causado a los recursos naturales, los cuales, en todo momento el gobierno federal ha negado, a pesar de las pruebas científicas que se han hecho públicas y que se han adjuntado a los expedientes penales y administrativos promovidos por personas físicas y morales, quienes desde un principio advirtieron que con la intervención a la selva y aguas, sin los estudios previos de impacto ambiental, los efectos negativos en el medio ambiente estaban asegurados.

Al ahora expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador y a todos sus colaboradores y seguidores, no le importó el daño medio ambiental e invirtió presupuestos multimillonarios en la región, baja su norma de que “al diablo con las instituciones”, se olvidó de las normas, creó otras para justificar sus ocurrencias y a pesar de conocer el daño que se le estaba causando al medio ambiente en la región actuó con total impunidad.

El país lo dejó en un caos total, tanto en el aspecto de seguridad pública, de incidencia delictiva, la deuda púbica creció de manera extraordinaria, no se alcanzó el crecimiento económico obtenido por otras administraciones federales y sus acciones han provocado que los recursos naturales, que también son propiedad de la humanidad, se encuentren al borde del colapso.

Por ello, es de suma importancia retomar la decisión de comunidades del pueblo maya que presentaron solicitud de declaratoria de emergencia socioambiental para la península de Yucatán ante la grave situación de afectaciones al territorio, los ecosistemas y la vida del pueblo maya peninsular.

Representantes de pueblos mayas de los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo hicieron del conocimiento del gobierno federal que han declarado la Península de Yucatán como zona de emergencia socioambiental, solicitándole la implementación de diversas medidas para detener el grave deterioro social y ambiental que se ha incrementado en los últimos años y que afecta de manera principal a los pueblos indígenas.

Comunidades, organizaciones y personas físicas inconformes, enviaron un documento a la presidenta de la república, a la Secretaría de Medio Ambiente, Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Comisión Nacional del Agua, Secretaría de Desarrollo Urbano Secretaría de Salud, además, será entregado a las gobernadoras de Campeche y Quintana Roo y al gobernador de Yucatán, por medio del cual, justifican la necesidad de establecer medidas urgentes para detener las graves afectaciones provocadas por un modelo de desarrollo que ha generado pérdidas importantes del territorio y los ecosistemas de la región.

Quienes suscriben el documento, manifiestan que la deforestación, la contaminación del agua, la muerte masiva de abejas y afectación a la apicultura, así como la pérdida de certificación orgánica de la miel por cercanía a granjas porcícolas y avícolas, la pérdida de semillas nativas y del territorio indígena, la ruptura del tejido social y el deterioro de la salud de los pueblos y comunidades, son el resultado de la implementación de diversos megaproyectos que se desarrollan en la península y que, de manera conjunta, están generando una crisis socioambiental sin precedentes, cuyos resultados pueden ser irreversibles.

Explican que la agricultura industrial, incluyendo la siembra ilegal de maíz y soya transgénicas, que ha generado la pérdida de grandes extensiones de selvas y montes y la utilización masiva de agrotóxicos (especialmente por el uso de fipronil, neocotinoides y glifosato) que matan a las abejas, afectando la polinización y destruyendo un medio fundamental de subsistencia del pueblo maya, además, dichos agroquímicos vulneran la capacidad de acceso a certificación orgánica de la miel y por lo tanto también limita el costo de la misma.

“La existencia de más de 800 fábricas de cerdos y aves, muchas de ellas funcionando sin manifestaciones de impacto ambiental, que contaminan el agua, generan pérdida de masa forestal y contaminación de apiarios; el crecimiento sin control de las concesiones para la explotación de minas, así como la expansión inmobiliaria que se apropia de la costa peninsular y reduce nuestras comunidades a colonias de las grandes ciudades y que sólo puede entenderse gracias a la colusión de las instituciones agrarias que permite la venta y despojo de ejidos, la destrucción de los cenotes y deforestación de millones de árboles por el proyecto del Tren Maya y el establecimiento de cerveceras que secan y salinizan nuestro manto freático”, se lee en el documento.

Las condiciones anteriores, “son sólo algunos de los mega proyectos que están destruyendo nuestro entorno natural, despojándonos del territorio y aniquilando nuestra integridad cultural. Muchas de esas actividades y efectos han sido denunciadas por diversas vías ante las instancias administrativas, judiciales y políticas. Sin embargo la administración federal que recién culminó su mandado no garantizó nuestro ejercicio a la libre determinación ni tomó las medidas adecuadas para hacer frente a esta crisis socioambiental, a pesar, de la insistencia que los pueblos mayas le hicimos por diversas vías y en diversas ocasiones”.

Por todo lo anterior, “…vemos con preocupación que la actual Secretaria del Medio Ambiente, Alicia Bárcenas, pareciera no tener como una de sus prioridades la península de Yucatán a pesar, de ser la región más deforestada del país y una de las más afectadas por los diversos megaproyectos que se han establecido en los últimos años”.

La exigencia de una declaratoria de emergencia socioambiental, “parte del análisis conjunto de las consecuencias que las actividades antrópicas arriba señaladas causan en nuestro territorio, es decir se basa en la acumulación de los impactos causados a nuestro territorio y ecosistemas. En ese sentido, conviene recordar que el gobierno federal ya ha establecido Regiones de Emergencia Sanitaria y Ambiental que se han ido conceptualizando a través del Programa Nacional Estratégico (PRONACES) de Agentes Tóxicos y Procesos Contaminantes del Conahcyt y que han sido definidas como “Regiones geográficamente delimitadas que, por razones demográficas, económicas o políticas (industriales, agroindustriales, extractivas y de crecimiento urbano), se encuentran en una situación de estrés sanitario y ambiental extremo y creciente”, que se caracterizan porque en ellas convergen:

1. Un daño excepcional a la salud humana, expresado en altas tasas de graves enfermedades de todo tipo y

2. Un daño excepcional al medioambiente natural y todos sus componentes: aire, agua, suelos, acuíferos, biodiversidad, entre otros.

Por su parte, la Ley General de Protección Civil también establece la facultad de los órganos que la componen, el Sistema de Protección Civil, de declarar estados o zonas de emergencia por daños socioambientales derivados de las actividades antrópicas. En consecuencia existen fundamentos legales para que el gobierno federal y los gobiernos de las entidades federativas, establezcan medidas que detengan los graves impactos siocioambientales causados por los megaproyectos en la península de Yucatán, se sumen a la declaratoria de emergencia socioambiental “que el día de hoy realizamos los pueblos y establezca todas medidas de investigación, sanción y reparación del daño necesarias para revertir la grave crisis que afecta a la Península de Yucatán, y especialmente al pueblo maya”.

En esta carpeta se pueden consultar más información sobre la justificación de esta declaratoria de emergencia Declaratoria de zona de emergencia socioambiental de la Península de Yucatán – Google Drive

 

 

redaccionqroo@cambio22.mx

LRE/MA

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