Redacción/CAMBIO 22 

Una grave y prolongada sequía derivó en una histórica escasez de agua potable en Montevideo y la zona metropolitana, que el Gobierno de Luis Lacalle Pou enfrenta con restricciones en el consumo que han sorprendido a los ciudadanos y provocado una crisis política.

Un ‘spot’ que el Ministerio del Medio Ambiente comenzó a difundir durante el fin de semana explicó que Uruguay está sufriendo una sequía que afecta las reservas de agua para el consumo de la población, por lo que es necesario cuidar el recurso para que no se agote.

Por eso, solicitó que no se deje correr innecesariamente el agua de la canilla del baño, en el aseo personal o en la limpieza de la cocina y baño, además de reducir el tiempo de la ducha o baño.

También conminó a usar lo menos posible la cisterna y encender el lavarropas y el lavavajillas solo con cargas completas y programas adecuados, así como usar recipientes para lavar frutas y verduras, o baldes en el caso de los vehículos.

No regar jardines, reparar instalaciones defectuosas que generan pérdidas en el hogar y denunciar fugas en las calles; controlar desagües, tanques de agua y fosas sépticas y cerrar llaves de paso si se ausentan durante varios días de sus casas, son otras de las recomendaciones oficiales.

“Los uruguayos ya demostramos que somos capaces de superar emergencias, si reducimos las reservas de agua, podemos sostener las reservas por más tiempo”, señaló la propaganda.

Salinidad

Además de la escasez, la controversia de las últimas semanas se debe a la calidad del líquido, ya que la empresa Obras Sanitarias del Estado aumentó la salinidad en algunos cauces vinculados con el Río de la Plata con el fin de poder usar y distribuir esa agua, pues los embalses que se usan normalmente están agotados por una sequía que ya ha durado tres años y son insuficientes para garantizar el abastecimiento.

El problema es que, de acuerdo con la regulación oficial, los valores máximos permitidos de salinidad son de 200 miligramos por litros, pero ahora es de 400, y los usuarios de inmediato notaron el cambio de sabor.

La desconfianza estalló de inmediato y se reflejó en denuncias por exceso de salinidad y en un inusitado aumento en la compra de agua embotellada.

El ministro de Ambiente, Robert Bouvier, y el presidente de Obras Sanitarias del Estado (OSE), Raúl Montero, agravaron la situación con unas confusas declaraciones sobre la calidad del agua.

“Si vamos a puntos técnicos, el agua no es potable en la definición perfecta de potabilidad, pero si bebible. Lo que nosotros decimos es que el agua es consumible”, dijo Bouvier, lo que generó más confusión entre los usuarios.

“Nosotros no estamos diciendo que es potable porque tiene valores superiores a algunos en algunos parámetros (…) es apta para el consumo humano, que es consumible, en líneas generales se puede cocinar con ella, se puede usar para la higiene”, afirmó Montero.

Dudas

Lo que es un hecho es que el agua que hoy se distribuye tiene altos niveles de salinidad. Tanto, que incluso el Ministerio de Salud Pública tuvo que hacer una serie de recomendaciones para prevenir su uso en pacientes de riesgo.

De esta forma, las personas con hipertensión o que usen diuréticos, embarazadas o con enfermedades renales, insuficiencia cardíaca o cirrosis, no pueden consumir el agua salinizada que está saliendo de las canillas.

Tampoco se debe agregar sal a los alimentos de niños de hasta dos años y lo recomendable es usar agua embotellada en los biberones de los lactantes, así como controlar la presión de los mayores de 60 años.

De hecho, en un reconocimiento de que el agua que se está distribuyendo no es potable para todos, el Gobierno diseñó un programa social para subsidiar la compra de agua embotellada para embarazadas, familias con bebés y pacientes de riesgo.

“¿Qué pasa que el agua está tan salada?”, le preguntó un niño la semana pasada, cuando visitó una escuela primaria.

Sorprendido, el presidente primero desconfió y le preguntó al alumno si alguien le había pedido que hiciera esa planteamiento, lo que el niño negó.

Luego, el mandatario explicó el origen de la crisis y las obras que se están realizando, dijo que había que esperar que lloviera y pidió cuidar su consumo.

Reclamos

Organizaciones sociales convocaron a una manifestación que se realizará este lunes y en la que denunciarán la falta de obras e inversiones del Estado que llevaron a esta situación.

Por otra parte, los ministros de Ambiente y de Salud Pública, junto con los directivos de Obras Sanitarias del Estado (OSE), ya fueron citados por el Parlamento para explicar las medidas que se están tomando en la emergencia y las políticas que se pondrán en marcha para que la escasez no se agrave en el corto plazo.

La intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, consideró insuficientes y confusas las respuestas que ha emitido el Gobierno de Lacalle Pou, del que ella es opositora, ya que milita en el izquierdista Frente Amplio.

“No es por un tema de capricho, es porque hay que ser transparentes. Estamos jugando con la salud de las personas. ¿No será hora de poner restricciones al consumo? ¿De traer agua de otro lugar?”, cuestionó.

También advirtió que el Gobierno nacional debería reconocer la crisis y darle información precisa a la población, en particular para que se sepa, en realidad, cuánta agua queda.

 

 

Fuente RT

redaccionqroo@diariocambio22

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