Productor de Dziuché Rescata Invernaderos Abandonados y Demuestra que el Campo Morelense Aún Puede Florecer
9 Oct. 2025
Redacción / CAMBIO 22
JOSÉ MARÍA MORELOS, 8 de octubre. – Con sacrificio y sin ningún apoyo gubernamental, el productor Andrés Báez, de la comunidad de Dziuché, ha logrado revivir parte de la infraestructura agrícola que durante años permaneció en el abandono. En compañía de un ingeniero con el que decidió asociarse, rehabilitó dos invernaderos que estaban en ruinas, y hoy comienzan nuevamente a producir chile habanero, chile xcatik y tomate, demostrando que el campo morelense aún tiene mucho por ofrecer.
“Lo que hemos pasado ha sido difícil, pero con amor a la producción y mucho trabajo logramos levantar dos naves”, contó Báez. En una de ellas ya se cosecha chile habanero, mientras que la segunda alberga plantas de tomate que estarán listas para producir en diciembre. Cada jornada implica inversión de tiempo, esfuerzo y recursos propios, pero el resultado —dice el productor— vale la pena: “Hay que apostar al campo, porque cuando se trabaja, el campo responde”.

En el municipio de José María Morelos existen decenas de invernaderos que alguna vez fueron símbolo del potencial agrícola local. Sin embargo, según Andrés Báez, apenas unas pocas estructuras continúan operando. “Muchos ya vendieron su infraestructura. Es una lástima, porque aquí el campo deja, pero hay que invertirle trabajo”, lamentó. Señaló que los invernaderos de comunidades como Tabasquito, La Presumida y Sabán fueron abandonados o vendidos como chatarra.
Actualmente, el chile habanero se comercializa a unos 50 pesos el kilo, mientras que el chile xcatik puede alcanzar hasta 80 pesos en manos de intermediarios. En su caso, Báez calcula que podrá producir hasta 400 kilos semanales durante la temporada alta, con una duración productiva de seis a siete meses. “El cultivo reditúa, pero requiere fertilizantes, mantenimiento y constancia. No se puede abandonar ni un solo día”, enfatizó.
El productor recordó que José María Morelos fue conocido como “el granero del estado”, cuando el cultivo de maíz y otros productos agrícolas estaban en su apogeo. Hoy, el panorama ha cambiado: “Ya no se ve tanto maíz, ahora hay limones, papaya, y otras siembras, pero el campo sigue dando lo que le pongas”, aseguró.

Báez insistió en que el principal obstáculo para los agricultores locales es la falta de apoyo institucional. “El campesino no tiene para comprar las plántulas ni los fertilizantes, que son caros. Si los gobiernos voltearan a vernos, sería fantástico, pero no lo hacen. Aun así, seguimos de pie, sin bajar la guardia”, expresó con firmeza.
Frente a la falta de respaldo oficial, el productor de Dziuché apuesta por las alianzas entre campesinos y empresarios como una salida viable para rescatar los invernaderos. “Si no se puede solo, hay que asociarse, buscar mecanismos no gubernamentales. Lo importante es no abandonar lo que se tiene”, concluyó.
El esfuerzo de Andrés Báez se levanta como símbolo de resistencia del campo quintanarroense: un recordatorio de que, incluso sin apoyos, la tierra recompensa a quien no se rinde
KXL




















