Redacción/CAMBIO 22

En las ganaderías estabuladas, el estiércol puede convertirse en un problema grave porque cuando la acumulada aumenta se necesita no solo evitar la contaminación ambiental y de aguas, sino que hay que hacer una utilización eficiente.

De acuerdo a un artículo publicado por la FAO, uno de los diversos usos que se le pueden dar al estiércol incluyen utilizarlo como fertilizante, alimento y como sustrato para la producción de energía, producción de proteínas unicelulares, producción de larvas de insectos y multiplicación de lombrices.

La cantidad de estiércol producida por día en estas ganaderías depende de varios factores como el tipo racial, la edad, el peso y la alimentación del animal. Por ejemplo, para un bovino lechero que pesa 500 kg de peso vivo, la producción de estiércol corresponde al 7.69 % de su peso diariamente, explica la nota de la FAO.

Hay que tener claro que la composición del estiércol depende de factores como la clase de animal, condición, edad, fisiología, alimento consumido, manejo del mismo estiércol, etc.

El uso de leguminosas y otros forrajes de alto contenido proteico no solo aumenta el valor nutritivo de la dieta o ración, sino que mejora la fertilidad del suelo y constituye una fuente barata de proteína.

Uno de los puntos que juega en su contra, es que comparado con los fertilizantes comerciales en igualdad de peso, el estiércol es pobre en nutrientes para las plantas, especialmente el fósforo. Esta es la razón por la cual se aplica en cantidades de 50 a 100 veces más que los compuestos químicos.

El estiércol aporta importantes cantidades de calcio, magnesio, azufre y oligoelementos. Las pérdidas de elementos fertilizantes que sufre el estiércol dependen del tratamiento que reciba, por lo que puede estimarse entre el 30 y el 60 %, teniendo claro que ocurre de manera importante por la lixiviación y la volatización.

Restricciones en relación con la aplicación de estiércol

Una de las restricciones de este material es el aspecto sociológico y ambiental relacionado con olores cerca de zonas habitadas. Existen también restricciones físicas y biológicas las cuales tienen que ver con transmisión de patógenos, calidad de las cosechas, calidad del agua de escorrentía y calidad del suelo.

La transmisión de patógenos por estiércol no procesado y aplicados a la superficie el suelo tiene que ver con enfermedades virulentas y cuarentenarias.

El estudio agregó que la ganadería es también una de las principales causas de la degradación del suelo y los recursos hídricos.

“El ganado es uno de los principales responsables de los graves problemas medioambientales de hoy en día. Se requiere una acción urgente para hacer frente a esta situación”, aseguró Henning Steinfeld, jefe de la Subdirección de Información Ganadera de la FAO.

El sector pecuario es el de crecimiento más rápido en el mundo en comparación con otros sectores agrícolas. Es el medio de subsistencia de 1300 millones de personas y supone el 40% de la producción agrícola mundial. Para muchos campesinos pobres en los países en desarrollo, el ganado es también una fuente de energía como fuerza de tiro y una fuente esencial de fertilizante orgánico para las cosechas.

Pero este rápido desarrollo tiene un precio elevado para el medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático: el sector ganadero es responsable del 9% del CO2 procedente de la actividades humanas, pero produce un porcentaje mucho más elevado de los gases de efecto invernadero más perjudiciales.

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El informe de la FAO explica que la ganadería utiliza el 30% de la superficie terrestre del planeta y ocupa un 33% de toda la superficie cultivable, destinada a producir forraje. La tala de bosques para crear pastos es una de las principales causas de la deforestación, en especial en Latinoamérica, donde el 70% de los bosques que han desaparecido en el Amazonas se han dedicado a pastizales.

Para contrarrestar la contaminación provocada por el ganado, la FAO propone, entre otras medidas, controlar los accesos y eliminar los obstáculos a la movilidad en los pastos comunales; incrementar la eficiencia de la producción ganadera y de la agricultura forrajera; y mejorar la eficacia de los sistemas de riego.

 

 

Fuentes: Contextoganadero y FAO

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