• Los científicos siguen observando su trayectoria, mientras la ONU activa protocolos de defensa planetaria ante la amenaza de colisión en 2032

 

Redacción/ CAMBIO 22

El asteroide 2024 YR4, de entre 40 y 90 metros de diámetro, se aleja poco a poco de la Tierra pero su trayectoria ofrece nuevos datos diarios a los científicos para optimizar su previsión de impacto con nuestro planeta en 2032. Este jueves tanto la ESA como la NASA elevaron esa probabilidad al 1,8% y 1,9%, respectivamente, frente al 1,2% de este pasado miércoles.

Los científicos disponen ahora de tres meses, hasta abril, para seguir observándolo a través de sus telescopios y según sus cálculos, volverá a ser visible en diciembre de 2028, cuando se aproxime de nuevo, aunque en este caso de momento sin riesgo de impacto.

Ante estos datos, la ONU ha activado los protocolos de defensa planetaria para precisar mejor la órbita, el tamaño y la amenaza que supone ‘2024 YR4’. Los protocolos se activan precisamente cuando la probabilidad de impacto es superior al 1%. Para ello se activa la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), presidido por la NASA, y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), presidido por la ESA.

En estos momentos, el asteroide 2024 YR4 es básicamente una luz a millones de kilómetros de distancia de la Tierra. Sin embargo, se sabe bastante de su morfología. El Gran Telescopio Canarias (GTC), el más grande del mundo, ha ayudado a conocer su composición, a base de silicatos y algo de metal. “Es una roca muy normalita”, describe René Duffard, experto en asteroides, doctor en Astronomía e investigador también del Instituto Astrofísico andaluz. “Tarda unos 20 minutos en dar un giro y por la forma en que la que rota es patatoide, es alargado y no redondo. Aunque el diámetro todavía es difícil de medir”, apunta.

La Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), de la NASA, ha determinado en su aviso para el año 2032 que, si se produjera una colisión regional del asteroide, el pasillo de riesgo lo constituyen el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el Mar Arábigo y el sur de Asia.

Los científicos del CSIC recuerdan que el último cuerpo celeste en impactar con nuestro planeta fue el bólido de la ciudad rusa de Cheliábinsk, la mañana del 15 de febrero de 2013, y que medía unos diez metros de diámetro. El meteorito impactó a 80 kilómetros de la localidad y liberó una energía treinta veces superior a la bomba nuclear de Hiroshima. La explosión ocurrió aproximadamente a 20.000 metros de altura, pero la onda expansiva provocó 1.500 heridos y daños materiales

 

Fuente: 20 Minutos

redaccionqroo@cambio22.mx

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