• CAFÉ DE ALTURA

 

Javier Chávez Ataxca/CAMBIO 22

En la sala de espera del área de Urgencias del Hospital General de Chetumal dicen “fuchi, guácala”, a los familiares de pacientes que se instalan con sus colchonetas y lo que tienen a la mano para hacer una tensa guardia. La directora Lilian López es de hielo en su decisión de retirar a los invasores que no soporta.

La directora había permanecido oculta manejando el Hospital vecino del Instituto Tecnológico de Chetumal, pero 𝐬𝐚𝐥𝐢ó 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐨𝐫𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐨𝐟𝐢𝐜𝐢𝐧𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐧𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐠𝐫𝐢𝐭𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨, 𝐚𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐨𝐬 𝐡𝐚𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐯𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐝í𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐜𝐨 𝐡𝐢𝐠𝐢é𝐧𝐢𝐜𝐚𝐬.

Según la desconocida dama al mando, sus sábanas y colchones han estado expuestos a aguas negras y son un peligroso foco de infección para pacientes y familias.

La inflexible Lilian López revela que los familiares de guardia han hecho sus necesidades fisiológicas en pasillos externos y hasta han instalado tendederos de ropa en los barandales, detalla la nota completísima de Jimmy Palomo.

𝐌𝐮𝐜𝐡𝐨𝐬 𝐯𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐞𝐧 𝐛𝐥𝐨𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐲 𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐮𝐧 𝐡𝐨𝐭𝐞𝐥 𝐝𝐞 𝐦𝐞𝐝𝐢𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐦á𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐚𝐥 𝐩𝐢𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐚ñó𝐧, implorando la mejoría de sus familiares. Y no hay que olvidar que también comen.

La directora del Hospital General sugirió que busquen apoyo de instituciones como el DIF, pero su solución es la salida fácil porque reclama una decisión integral y solidaria de los tres órdenes de gobierno, más allá del rollo mareador.

Pero 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐚𝐥 𝐞𝐬𝐭𝐢𝐥𝐨 “𝐯á𝐲𝐚𝐧𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐮𝐥𝐠𝐚𝐬 𝐚 𝐨𝐭𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞” 𝐞𝐬 𝐢𝐧𝐡𝐮𝐦𝐚𝐧𝐨, 𝐜𝐨𝐧𝐝𝐮𝐜𝐭𝐚 𝐬𝐨𝐫𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐮𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚 que en la penumbra dirige el Hospital General de nuestra capital, ya controlado por el gobierno federal y no precisamente para bien.

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

HTR/MA

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