Playa del Carmen, Una Administración Pública o Negocio Familiar de la Alcaldesa
9 Abr. 2025
Redacción / CAMBIO 22
En Playa del Carmen, la política ha sido reducida a un negocio familiar donde la administración pública es apenas una extensión de intereses privados. Estefanía Mercado no gobierna: administra una corporación donde la lealtad se premia con sueldos dorados y las arcas municipales se reparten como botín. Y como mi pecho no es bodega en estas líneas te lo cuento.
Bajo las “Muy hábil” administración de Estefanía Mercado, la estructura del Ayuntamiento no responde a criterios de eficiencia ni capacidad, sino a la sangre. Georgina y Elizabeth Santin Asencio, primas de la alcaldesa, fueron insertadas en el Instituto de la Juventud con sueldos generosos y responsabilidades inexistentes. La única juventud que representan es la del clientelismo rampante.
Rolando Gómez Asencio, tío de la edil, fue estratégicamente ubicado en la Tesorería, posición clave para mover los recursos municipales con total discrecionalidad. Y en la cúspide de esta pirámide, Fabiola del Carmen Morales Martínez, quien dejó la Auditoría Superior del Estado para ocupar la Dirección de Egresos con un sueldo superior a los 50 mil pesos. Su función: asegurar que el dinero fluya a los bolsillos correctos.
Javier Hendricks, el tesorero, no se quedó atrás. Su hermano, Allan René Regalado Hendricks, también encontró un espacio en la nómina municipal con un salario de 20 mil pesos. Playa del Carmen dejó de ser un municipio: es una nómina familiar.
Del municipio a la gubernatura: un trampolín financiado por el pueblo
Este no es solo un escándalo local, es el ensayo de un esquema más ambicioso. Cada familiar colocado en un puesto clave es un eslabón en la cadena de poder que Mercado Asencio y su padrino político, Jorge Emilio González Martínez, “El Niño Verde”, han comenzado a tejer. ¿Su objetivo? La gubernatura en 2027.
El regidor Saúl Barbosa sigue la misma receta: su hija Carmen Camila Barbosa Esquivel y su yerno Jeremy Amir Gutiérrez Hoil cobran sueldos de 30 y 40 mil pesos respectivamente. La corrupción, institucionalizada y normalizada.
Mientras Claudia Sheinbaum Pardo proclama la erradicación del nepotismo, en Playa del Carmen este se perfecciona con descaro. La alcaldesa ha transitado del PAN a Morena sin el menor pudor, porque la ideología es irrelevante cuando el único interés es el poder.
La inseguridad se dispara, los servicios públicos colapsan y la infraestructura se desmorona, pero el verdadero proyecto de Estefanía Mercado sigue intacto: su maquinaria electoral, financiada con dinero público, avanza sin obstáculos. Mientras los ciudadanos pagan impuestos, la alcaldesa invierte en su futuro político.
Playa del Carmen ya no es un municipio, es un coto privado de poder. La pregunta no es si se roban el dinero público, sino cuánto tiempo más se les permitirá seguir haciéndolo. ¿Seguirán los ciudadanos financiando su propio saqueo o exigirán cuentas antes de que la dinastía Mercado trascienda del municipio al estado?
GPC/RCM