• El rancho “El Brasil” en Suchiapa se consolida como referente nacional en la producción de pitahaya, con 20 variedades y un vivero de 15 mil plantas anuales

 

  • Con apoyo del INIFAP, productoras chiapanecas transforman este fruto en derivados orgánicos y proyectan más de dos toneladas de cosecha entre mayo y octubre

 

 

Redacción/CAMBIO 22

El rancho “El Brasil” es una extensión de tierra importante para la producción de pitahaya en Chiapas. Este predio, ubicado en el municipio Suchiapa, alberga a este fruto originario de América Central, especialmente de México.

La pitahaya, conocida también como “fruta del dragón”, es un tesoro por su apariencia, colores y sabor singular —que hacen disfrutar su alto contenido en boro, potasio, calcio, fibra y colágeno—.

Los tallos tiernos y las flores se consumen como verdura, mientras que los tallos maduros sirven como forraje. Se les atribuyen propiedades medicinales a tallos, flores y frutos; el tamaño grande de sus flores y su fragancia son de importancia ornamental.

Estas características, aunado al esfuerzo de sus productoras y productores, hacen a Chiapas un estado privilegiado y con una producción significativa que le permiten impulsar el crecimiento económico y el bienestar de sus comunidades rurales.

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Las parcelas de “El Brasil” fueron visitadas por el Ing. José Luis Calero Olmedo, jefe del Centro de Apoyo al Desarrollo Rural (Cader) 01 Tuxtla Gutiérrez, quien tuvo la oportunidad de conversar con la Ing. Naima Jazibi Cárcamo Toalá, propietaria del rancho.

Para ella es un sueño admirar la siembra de pitahaya. Cuenta que este proyecto comenzó en 2016, cuando ayudó a su tío a sembrar los primeros esquejes de aquel fruto aún desconocido para ella.

La primera vez que vio florecer esa labranza fue como “contemplar a Dios en todo su esplendor y saber que él estaba ahí”.

En julio de 2017, con un montón de anhelos, ganas y esfuerzo, tomó la decisión de comenzar a hacer lo propio y sembró 1752 plantas, que le han regalado los mejores momentos de su vida después de 8 largos años.

Comparte que el volverse agricultora le ha permitido conocer y acercarse a personas dedicadas al campo en todos los ejes conocidos.

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Hoy ha diversificado su producto agrícola, emprendido nuevas acciones y relacionado con personas del mismo giro, con quienes ha generado alianzas que han propiciado que el conocimiento crezca alrededor de la pitahaya.

Incluso, el rancho “El Brasil” también se ha convertido en una escuela que recibe a estudiantes de todas las carreras relacionadas al sector agrícola, a científicos, tesistas y hasta curiosos.

Desde 2018, el rancho recibe acompañamiento permanente del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), institución que les ha enseñado a elaborar sus propias agrotecnologías para mejorar la calidad del producto y darle un plus a la producción, lo que la vuelve completamente orgánica.

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No todo ha sido fácil. Los últimos tres ciclos han sido críticos, sin embargo, se espera lograr cosechar aproximadamente dos toneladas de este exótico fruto, que recae entre los meses de mayo a octubre donde se realizarán siete cortes en distintos momentos.

Compromiso y paciencia

Producir pitahaya no es un asunto sencillo, es una tarea que exige compromiso y paciencia. Por un lado, los esquejes se sostienen en árboles de “mulato” que no sobrepasan los dos metros de altura —proceso que requiere de un tutor para poder sostenerse y cada determinado tiempo necesita ser podado para poder frenar a los principales depredadores de la fruta, como pájaros, chinches, escarabajos y palomillas—.

Una sola planta puede llegar a producir hasta 40 frutas, que rondan entre los 500 gramos y el kilo —aunque dependerá del tipo de pitahaya y la variedad—. En “el Brasil” podemos encontrar 20 distintos tipos, entre los que destaca la Undatus, Palora, Ocamponis, Amarilla Mexicana. Mientras que su vivero produce 15 mil plantas anuales.

¿Sabías que…? La pitahaya es noctámbula, es decir, sus estomas comienzan a alimentarse cuando no hay sol.

Es también muy importante aprender que no es lo mismo una pitahaya que una pitaya, aunque ambas pertenezcan a la familia de las cactáceas. Su principal diferencia radica en la forma y en el sabor. La pitaya proviene del género Stenocereus y la pitahaya es del Hylocereus.

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Calidad y sabor

Para “El Brasil”, la calidad de las plantas y los frutos es vital y, por tanto, nada sale a la venta sin ser evaluado. También, cada cliente recibe acompañamiento durante un año, lo que garantiza el éxito de la compra.

Los envíos recientes a Sonora, de 6 mil esquejes, y a Oaxaca, de media tonelada de pitahaya, respaldan el trabajo arduo de la productora y su equipo.

En este rancho también se transforma este fruto en yogurt, pay, gelatina, paletas de hielo, aguas, salsas y colorantes naturales, por ejemplo y pueden encontrarse en el tianguis dominical de San José Terán, en Tuxtla Gutiérrez.

La Dirección General del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (DGSIAP) señala que la producción nacional de pitahaya contabilizó 11 mil 829 toneladas, provenientes de dos mil 128 hectáreas, con un valor de producción de 248 millones 390 mil pesos.

 

 

Fuete:  Gobierno de Mexico

redaccion@diariocambio22.mx

AFC/GHC

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