Pikachurina: La Proteína con Nombre Inspirado en Pokémon
18 May. 2024
Redacción/CAMBIO22
Un equipo de investigadores de la Universidad de Osaka, en Japón, decidió usar el nombre de uno de los protagonistas de Pokémon, Pikachu, para bautizar a una proteína recién descubierta. Así nació la proteína pikachurina.
¿Quién no conoce la famosa franquicia Pokémon? Esta serie de juegos desenvueltos por Game Freak y publicados por Nintendo y The Pokémon Company forman ya parte de la cultura pop y, al igual que muchos de sus protagonistas, están presentes de diversas maneras en la sociedad actual. De hecho, en el 2008, la franquicia superó incluso los límites de la ciencia y se coló también en el mundo de la biología molecular: un equipo de investigadores de la Universidad de Osaka, en Japón, decidió usar el nombre de uno de los protagonistas, Pikachu, para bautizar a una proteína recién descubierta. Así nació la proteína pikachurina.

Se trata de un compuesto que, además de llevar el nombre de uno de los iconos más reconocibles de la ficción, también desempeña un papel crucial en el entramado que permite a nuestros ojos traducir la luz en imágenes comprensibles para el cerebro. Desde entonces, su hallazgo ha abierto las puertas hacia una comprensión mucho más profunda de cómo se forma y se mantiene la estructura retinar sintonizada, así como ha sentado las bases de nuevas vías medicinales que desafíen los trastornos visuales.
LA SINAPSIS DE LAS CÉLULAS
Pero, ¿cuál es exactamente el papel de esta proteína? Pues bien, pikachurina se encuentra exactamente en la hendidura sináptica de las células fotorreceptoras. Para entender esto, debemos tener en cuenta que la sinapsis es el proceso que permite que las neuronas se comuniquen entre ellas y con otras células. Es una acción que tiene lugar a través de impulsos nerviosos que se transmiten a la célula vecina por medio de ciertas sustancias llamadas neurotransmisores.
Así, parece obvio que para que el sistema nervioso central funcione de forma apropiada, esta sinapsis debe ser completamente precisa y no presentar ningún fallo. Gracias a esto podemos mover las articulaciones, desplazarnos, recibir olores, tacto, imágenes… Concretamente, justo en la retina del ojo se encuentran un tipo de células llamadas fotorreceptoras que transmiten la información al resto de células en una sinapsis especializada y llamada sinapsis de cinta. Pues bien: los investigadores identificaron que nuestra proteína retiniana pikachurina actuaba justo en el medio de esa sinapsis tan especial.

De hecho, esos mismos investigadores estudiaron ratones que contaban con mutaciones que anulaban por completo la expresión de esa proteína, lo que provocaba que carecieran de ella. Al observar los resultados se encontraron con que las puntas de las células fotorreceptoras no acababan de encajar con las del resto de las células, provocando una sinapsis irregular y poco precisa y, en consecuencia, alteraciones muy graves en la transmisión de las señales y en la función visual.
fuente: nationalgeograpic
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