Redacción/CAMBIO 22

La acusación del expresidente Donald Trump por parte de un gran jurado de la ciudad de Nueva York ha dejado a los republicanos oscilando entre manifestar su indignación y predecir con confianza que los cargos sin precedentes contra el exmandatario lo impulsarán de regreso a la Casa Blanca después de las elecciones presidenciales del próximo año.

También ha hecho que las autoridades se apresuren a abordar la posibilidad de que los partidarios descontentos del expresidente dos veces enjuiciado reaccionen con violencia, y los jefes del Departamento de Policía de Nueva York ordenaron a todos los agentes juramentados que se presenten a trabajar con el uniforme completo para hacer frente a posibles disturbios civiles.

Los funcionarios también están en alerta máxima por las amenazas contra el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, el hombre que ahora se convirtió en el primer fiscal en procesar a un expresidente después de una larga investigación sobre un plan de dinero de soborno de 2016 para evitar que la actriz de películas para adultos Stormy Daniels expusiera la relación que tuvieron una década antes de que los votantes acudieran a las urnas ese año.

Un gran jurado de Manhattan votó para imputar a Trump a principios de esta semana, pero debido a que la imputación es confidencial, por el momento no está claro cuáles son los cargos en su contra. Múltiples informes han indicado que Trump enfrenta más de 30 cargos relacionados con fraude comercial.

Informes recientes en The New York Times y otros medios señalaron que el expresidente ha declarado que le encanta la idea de que lo arresten y lo exhiban ante la prensa en un espectáculo tipo “desfile del delincuente” porque cree que impulsará su apoyo en las primarias presidenciales republicanas y solidificará sus posibilidades de regresar a la Casa Blanca después de las elecciones generales del próximo año.

Pero varias personas allegadas a Trump en el pasado y que entienden su forma de pensar dicen que la confianza que proyecta en las entrevistas y en las apariciones públicas desmiente una completa incapacidad para comprender lo que implica para él convertirse en acusado en un caso penal.

Antiguos miembros del “universo Trump” contaron que las décadas que lleva el expresidente evadiendo la responsabilidad por sus acciones y su capacidad pasada para neutralizar los riesgos legales con una combinación de tácticas de fanfarronería y litigios lo han dejado pésimamente preparado para lo que le espera ahora que el gran jurado de Mahattan votó a favor de una acusación.

Una de esas exinformantes es Mary Trump, autora de best sellers y psicóloga clínica capacitada que resulta ser la sobrina de Trump.

La Dra. Trump, quien en su libro revelador de 2020 Too Much and Never Enough dijo que las patologías de su tío “son tan complejas y sus comportamientos tan a menudo inexplicables que pensar en un diagnóstico preciso y completo requeriría una serie completa de pruebas psicológicas y neuropsicológicas para las que nunca se sentará”, dijo  en una entrevista telefónica que la valentía que podría estar presentando ante los periodistas receptivos desaparecerá una vez que sea acusado de un delito. La Dra. Trump habló  antes de los cargos contra el expresidente.

“Creo que gran parte de lo que hace es preamplificar y evadir… su ego es muy, muy frágil, y gran parte de lo que hace es con el fin de protegerlo; uno de los mayores peligros para él es ser humillado”, dijo.

También describió como “absurdos” los informes de que a su tío le encanta la idea de un desfile como delincuente.

“Sin importar quién seas, es un lugar increíblemente vulnerable para estar. Y no es como que te guían a través de él, y luego puedes decidir que no quieres hacerlo. No hay voluntad ahí, será lo más vulnerable e impotente… que probablemente haya estado alguna vez en su vida”, expresó. “Y según lo que sé, que te tomen las huellas dactilares y una foto policial no es un signo de fortaleza”.

Dada la condición de expresidente de Trump y su personal de protección del Servicio Secreto a tiempo completo, la experiencia de ser acusado de un delito no será la misma que la de un acusado penal promedio. Si bien aún le tomarán las huellas dactilares y una fotografía policial, es poco probable que lo esposen, y sus abogados ya indicaron que se presentará voluntariamente ante las autoridades de Nueva York después de la imputación, en lugar de forzar una pelea de extradición en los tribunales de Florida.

Aún así, la Dra. Trump dijo que la disposición psicológica de su tío le impide entender que los cargos en su contra son reales, en lugar de una estrategia política que puede desaparecer con pura fanfarronada.

“Parte del problema para él en este momento es el grado en que todo le resulta incomprensible”, ella dijo.

Señaló que, para muchos de sus enemigos, siempre ha parecido que los “muros lo están acorralando” y la rendición de cuentas está a la vuelta de la esquina, solo para ver que escapa de ser llamado a rendir cuentas por su comportamiento. Agregó que su capacidad para evadir las consecuencias lo ha dejado mal preparado para lo que está por venir.

“Tiene que prepararse para algo que nunca antes había enfrentado. Es ajeno a él, y también encarna lo que más le aterra: ser humillado. Pero por otro lado, posiblemente no pueda procesar que va a suceder porque nunca había sucedido. Entonces, está en una gran desventaja en este momento”, ella dijo.

Es indiscutible que Trump lleva décadas evitando verse envuelto en procesos penales. Esa capacidad de evadir el alcance de la ley fue potenciada durante su presidencia por una longeva política del Departamento de Justicia que prohibía las acusaciones federales de presidentes en ejercicio. Por este motivo, el fiscal especial que investigó los contactos de su campaña con el gobierno ruso, el exdirector del FBI, Robert Mueller, dio vueltas y maromas en su informe escrito y su testimonio ante el Congreso sobre si el entonces presidente obstruyó la justicia al tratar de frustrar la investigación de múltiples maneras.

Pero Trump ya no es presidente y, a pesar de las sugerencias de los republicanos en la Cámara de Representantes de que de alguna manera es inapropiado acusar a un expresidente o candidato presidencial de un delito, el escudo contra la responsabilidad que una vez disfrutó se desvaneció.

Múltiples tribunales federales también han dejado en claro en las últimas semanas que sus intentos de alegar algún tipo de privilegio ejecutivo para evitar que los antiguos ayudantes testifiquen ante un par de grandes jurados federales supervisados por Smith no valen mucho conforme a los precedentes de la Corte Suprema que se remontan a la época de Watergate.

George Conway, el abogado conservador a quien Trump le pidió una vez que dirigiera la división civil del Departamento de Justicia, dijo que el supuesto deseo de Trump de convertirse en mártir al enfrentar acusaciones son “puras tonterías”.

“Puedes detectar el terror en sus publicaciones de Truth Social; está enloqueciendo por esto. Y puede resultar que quiera convertirlo en un espectáculo para reunir a sus tropas para que parezcan duros. Parecerá débil que lo lleven a la corte esposado. Entonces, ya sabes, tiene una propuesta en la que es imposible que gane”, él dijo.

Conway, quien ganó notoriedad significativa como crítico del expresidente mientras su entonces esposa Kellyanne Conway se desempeñaba como asesora principal de Trump, dijo que las tácticas habituales de demora e intimidación que el expresidente ha manejado en los procedimientos civiles no van a funcionar cuando el expresidente esté en el lado equivocado de un caso penal en su contra.

El litigante veterano también señaló que, como acusado penal, Trump tendrá que lidiar con algo más que nunca antes había enfrentado: un juez con el poder de imponer condiciones de libertad previas al juicio que podrían limitar su capacidad de viajar y hablar libremente sobre su caso, o incluso privarlo de su libertad por completo si decide burlar las restricciones que se le impongan.

Si bien tanto Nueva York como el sistema judicial federal por defecto liberan a los acusados antes del juicio, la decisión de un juez de liberar a un acusado casi siempre implica condiciones.

En el sistema federal, significa que es casi seguro que Trump deberá notificar a los tribunales sobre su itinerario de viaje con anticipación y es posible que necesite permiso para viajar.

Una persona que habló sobre la mentalidad del expresidente —un exsocio que disfrutó de una estrecha relación con la familia Trump durante años, pero que pidió no ser identificado por el hábito de Trump de arremeter y enviar a sus seguidores tras sus críticos— dijo que será casi imposible para el expresidente acatar incluso las condiciones más indulgentes porque no entiende la ley como una persona normal.

El exconfidente de la familia Trump dijo que el sentido moral de Trump es tan inexistente que no puede entender cómo y por qué un juez podría decirle qué hacer, qué puede y qué no puede decir, o adónde puede ir.

Encima, si el expresidente siente desprecio por la idea misma de que los fiscales lo hagan rendir cuentas en primer lugar, hay una alta probabilidad de que Trump termine en el lado equivocado de una orden de silencio, o algo peor.

Conway, que pasó la mayor parte de su carrera ejerciendo la abogacía en los tribunales de Nueva York, dijo  que se necesitaría “una cierta cantidad de valor” por parte de cualquier jurista al que se le asigne el caso de Trump para evitar que use sus tácticas habituales de intimidación y fanfarronada para envenenar a cualquier posible grupo de jurados e incitar a sus seguidores contra los fiscales, los jurados o incluso los tribunales.

Pero señaló que hay jueces que son totalmente capaces de lidiar con la conducta del expresidente. Citó el ejemplo del juez federal de Nueva York que recientemente emitió una orden que permite que el jurado asignado a las demandas de la escritora E. Jean Carroll por difamación y violación contra Trump permanezca en el anonimato.

Dicho juez, Lewis Kaplan, “no va a tolerar ninguna mierda” en la demanda de Carroll, dijo, y agregó que el juez Kaplan o alguien como él sería el juez “perfecto” para estar a cargo de cualquier caso contra el expresidente.

“Creo que para mantener a este tipo bajo control, de que fomente violencia, un juez tendrá que mostrar verdaderos cojones”, dijo, sin dejar de equilibrar los derechos de la Primera Enmienda del expresidente con la necesidad de proteger la integridad del sistema judicial.

“Debido a que es un acusado penal, y puede influir en el jurado, un juez puede someterlo a que guarde silencio… pero es una posición muy complicada”.

Cada uno de los exasociados de Trump que hablaron en la entrevista estuvieron de acuerdo en que es muy posible que el camino más rápido hacia el encarcelamiento dependa de que el expresidente infrinja la orden de un juez entre su acusación y el juicio.

Pero un exconfidente, el antiguo abogado y mediador de Trump, Michael Cohen, dijo que su excliente haría más que forzar los límites de lo que se le permite decir y hacer una vez que lo acusen.

Mencionó que Trump es “incapaz de procesar la rendición de cuentas”.

“Convertirse en un acusado penal y tener que ser procesado y fotografiado plantea un conflicto directo con su autoimagen inflada y su ego frágil”, dijo.

Cohen, quien pasó más de un año bajo custodia federal y dos años más bajo arresto domiciliario después de declararse culpable de los cargos derivados del mismo esquema de dinero secreto por el que Bragg acusó al expresidente, dijo que Trump “entiende completamente” que sus métodos habituales de amenazas, demoras y gritos sobre supuestas cacerías de brujas no están funcionando, y sugirió que el conocimiento lo hace más peligroso.

“Es la razón por la que ha intensificado los ataques contra todos los que considera una amenaza”, aseveró.

El exabogado, que puede ser un testigo clave en cualquier caso que Bragg presente contra Trump, también dijo que su exempleador no reaccionará bien si un juez le impone condiciones. Cohen testificó ante el gran jurado de Manhattan en más de una ocasión.

“Donald se hará la víctima y pedirá a sus seguidores que protesten en solidaridad con él. Mentirá a sus seguidores, se burlará de la situación y hará llamados a disturbios civiles”, dijo.

“Donald preferiría ver arder el país antes que aceptar responsabilidades”.

Fuente  The Independent

redaccionqroo@diariocambio22.mx

 

JFCB

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